Tao Te Ching LII
Si todo lo que existe tiene inicio, se podría decir que tiene madre. Los hijos se conocen por la madre: reconocernos hijos es volver a la madre y, cuidándola, cuidarnos de todos los peligros, hasta el fin. Cerrá bien tus ventanas y tus puertas: vivirás sin problemas hasta el fin. Abrite al mundo y entregate a él: vivirás hasta el fin sin salvación. Quien ve mejor ve todo más chiquito, y es más fuerte quien cede a la ternura. Luz es lo que hace ver, no lo que ves. Usarla te protege de la pérdida y eso entraña una práctica constante.
Traducción de Ezequiel Zaidenwerg Dib
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