jueves, 30 de octubre de 2025

Miguel Gaya (Buenos Aires, 1953)

 

 

La mujer que siente pena ha recostado su cabeza
contra el vidrio de la ventana
y allí ha quedado.
 
No se ha muerto.
 
Ha visto algo que ayer no estaba
en el diminuto reino de su jardín.
 
Y se ha dicho
ha escuchado a su mente diciéndose
que si cerrase los ojos un instante
eso que observa
no estará más.
 
Porque antes no estaba.
 
No estaba antes de que se desatara su pena y,
también sabe, no estaba cuando ella
apoyó la frente en el frío de la ventana
dispuesta a dejarse trabajar por la pena
hasta desesperar y morir.
 
Eso quería,
lo sabe bien.
 
Tanto como sabe de la existencia de lo que mira
ahora.
 
Y ahora sabe que si cierra sus ojos,
si deja que la pena avance o apenas
se negara a abrir los ojos
por un instante
eso que está ante sus ojos no estará más.
Dejará de estar
para siempre.
 
Son muy simples las cosas
se dice con una calma sorprendente.
 
Nada está hecho para durar.
 
Esa es la pena. 
 
 
 - Inédito.

 

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