ESTIRPE
que llevan
entre los dedos la fragilidad,
como gemas del aire.
Aves raras,
de delicada belleza,
cuando sonríen,
la risa las penetra
como si le bastara ir hacia adentro
para comprender la felicidad.
Se mueven
en este territorio blanco
entre la madurez y la ingenuidad,
porque nacieron viejas
y van, como en sueños,
hacia la inocencia.
Son de la estirpe que no baja los ojos:
las que heredarán la tierra.
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