VENADO TUERTO libro 2021 elec.Ω
Después de los 40
leemos con piedras en la boca.
Piedras que nuestro cincel destruyó
buscando la obra perfecta,
urbi et orbi.
Pedazos, fragmentos, atisbos
donde tallamos
nuestro volumen y espacio
más allá de la sangre y el aliento
echándose como un par de dados
a rodar torpe
sobre la intemperie
a la caza de la fortuna y el amor,
un sentido a todo esto
antes que oscurezca o aclare
sobre la piel de la roca,
el material dado.
Hoy todo parece un sueño
menos estas piedras en la lengua
con que leemos
hasta ceder al corte de su filo,
el castigo de su veta.
•
Puedo callarme, no decir nada
esta mañana
porque estuve años de rodillas baldeando el piso.
Afilando mi cabeza en la lengua
de los esbirros y yanaconas
que brotan debajo de cada piedra en este país
como una enfermedad terminal.
No lejos del susurro de mujeres y hombres
que buscan el cuerpo del que amaron,
no pudieron enterrar.
Trabajando el desamparo y la impotencia,
al ras de la perdición.
Puedo cerrar la boca porque he sido amado
sobre todas las cosas.
Y la poesía es una madre que nos habla
como a un niño pequeño
en un idioma que aún no es el nuestro
hasta el último poema.
•
La poesía chilena
es una plancha caliente
con la que avanzo por la camisa
de la literatura
que no termino de alisar
y ya quemé en descuido
insolente o torpe
con el noticiario de fondo.
Una de esas camisas
recién estiradas
que ojalá tú o yo
pudiéramos producir
sacándolas con la mano
de este cielo blanco
para los niños pobres
como decía en "Otoño"
el poeta antofagastino
Andrés Sabella.
•
No busco un padre en la poesía
sino un hermano o hermana
con el equilibro del ruiseñor
y el cuervo al batir las alas,
que no me empuje de la rama
de la que unos progenitores
me lanzaron temprano,
con amor y furia,
bastardo del sueño de la tierra prometida.
Un compañero o compañera
que aún en condiciones terribles de vuelo
no suelte la presa
sobre los campos feraces de la guerra y el amor.
Sí, no busco un padre en la poesía
sino una rara avis
en la página más frágil de la literatura
atenta a la música de las cosas atoradas
en la punta de la lengua,
al desmadre del corazón.
Sí, un pobre pájaro o pájara
dentro o fuera de su jaula
soñándose mi camarada
durante el fragor de la recolección
o la quietud de la caza.
•
Escribir es un salto ornamental
con las manos maniatadas por el amor
a una piscina olímpica cubierta de hojas en otoño.
Un viejo puente colgante sobre un rápido
donde nuestro pasado y futuro, desde los extremos nos balancea y desequilibra
esperando caigamos a la corriente.
Un policía que se cansó de la traición
de los suyos, los nuestros
y abandona la represión con el corazón a mil
hacia un pabellón
de la universidad desconocida.
•
Toma esta piedra
y corona un montículo de tierra
barrido por el viento.
Donde la encuentres
es la tumba del poeta que obedecí
siguiendo una corazonada
y dejé continuar hacia el abismo
sobre el cadalso del amor.
•
Nuestros poemas
son como esas tortugas pequeñitas
volviendo al mar
en una playa atestada de turistas
en medio de los flashes.
Un improvisado ruedo en el que se agolpa
lo que quise decir y lo que no dije.
No tengo mucho más que agregar
sobre estas criaturas prehistóricas o del amor,
sin avergonzarme,
volarme la tapa de los sesos.
Sí, espero no sea mucha la chatarra,
el plástico,
que tragan esos testudines
de cabeza a su destino,
en la estacada de la noche
bajo la luna en cuarto menguante
mientras ustedes pisan
la escena del crimen
sin vergüenza o pudor.
•
No sé por qué vuelvo
a estas lecturas de poesía
donde agarramos el micrófono
con mano temblorosa
y expresión estúpida
frente al escaso público
coronado de butacas vacías.
Cada uno con su propia versión
decepcionante en la cabeza
como si fuera el personaje central
de ese cuento
contado por un idiota,
lleno de ruido y furia,
que no significa nada.
Todo ese ruido
que siempre acaba de golpe
en este país
ante el silencio cómplice
de los indiferentes y cobardes.
Todos esos que soñamos
un error en la nómina
del pago de Chile.
•
Que nuestros poemas
se vuelvan pequeñas toscas.
Una piedra junto a otra.
Minúsculos bolones que deja la faena
sobre el desierto
a merced de lluvias repentinas y devastadoras
sobre tanta tierra robada al pueblo.
Así unidos canten oscuro
un aluvión de material suelto.
Sean un río de ripio
arrastrando lo que pillan a su paso
hasta que cubran de amor
lo que aquí clamó por ayuda,
soñó una vida mejor, un país para todos
y no fue escuchado.
•
Qué sería de cada uno de ustedes sin la sospecha
ese bastión de los desesperados
mientras el pelícano de sus corazones pasea por la rambla
harto de sobrevivir en su piedra golpeada por la mierda.
No les fue dada la caridad ni la ternura.
Las manecillas del tiempo no les permitieron leer la eternidad ni compartir el duro pan del arte.
Toda crítica fue un puñal en sus manos
que clavaron por la espalda sin otro deseo que causar dolo, mezquinar gloria a cualquiera que lo intenta
en las sombras de las sombras del litoral de los poetas,
en sueño y obra, con malas artes, en picada.
•
La poesía es un poco de tierra en el ataúd.
Una mujer hermosa que nos vio pasar detrás del visillo.
Una risa incontrolable en el lugar equivocado.
Alguien que en mitad de una canción o película
parte un chocolate, nos lleva un trozo a la boca
y después pone otro en la suya, delicadamente.
Una araña de patas largas en la pared
que aprendimos a reconocer, no matar.
Unos mocosos decididos y fuertes que gritan al unísono
iRemen! ¡Remen! ¡Remen! Contra la corriente.
Obra:Higiene 2007/ Coto de Caza 2013/ Cut de Sac 2016/ Playlist 2015/Trabajos de luz sobre el agua 2015/ Venado Tuerto 2021•r.2024
reg.X Feria del libro Curuzu Cuatía 2022
Ωre RÍOS√2025
(Fuente: Marcelo Sepúlveda Ríos)
No hay comentarios:
Publicar un comentario