Una leve ola describe el verso
en el texto de Inger.
La mañana con su andar
me volvió al libro de Inger
y no puedo más que leer, leerla,
leer,
incondicionalmente leer,
escribir.
Y si acaso me levantara yo
para encontrarlos
me perdería lo que leo,
lo que escribo en ondas,
en palabra
de borde indefinido
por ese favor que la poesía trae consigo,
ese dudar de forma y fondo.
Ondular de ciega con que ampara
el único mundo que tenemos.
El preciado mundo cayendo, diluido.
Al fin hallo el cristal,
hallo lo que no buscaba.
Como nada se busca en el poema.
Sólo cristal, pantalla,
el verso liberado.
Los ojos ciegos.
.
.
.
Imagen: macro fotografía de Vicky.
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