lunes, 30 de junio de 2025

Efraín Barquero (Teno, Curicó, Chile, 3 de mayo de 1931 - Santiago, 29 de junio de 2020)

 

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PRIMERO QUE LA LUZ

.
Primero que la luz del nuevo día,
viene a mi corazón tu mano ciega.
Antes que el agua, el fuego, el pensamiento, 
tú me despiertas en la tierra dormida.
 
Yo siento, que si no fuera por ti,
y por mis compañeros que me esperan,
me quedaría dormido para siempre.
 
Pero te oigo entre sueños como todas las aves del mundo;
siento temblar la tierra bajo la mano del hombre,
siento caer al río, vencido bajo un puente;
te escucho a ti llamarme con mil voces,
¡con mil voces muertas, que podrían nacer!
 
.
De: «𝘓𝘢 𝘤𝘰𝘮𝘱𝘢ñ𝘦𝘳𝘢» (1956)
Sergio Efraín Barahona Jofré, conocido por el seudónimo de Efraín Barquero, fue un poeta chileno 🇨🇱


(Fuente: Grover González Gallardo Poesía)

 

Carlos Núñez (Buenos Aires, 1955)

 

El Tiempo 

 

No puedo pensarte más que
Como realmente eres/ un asesino
De mi huerto
Frank O’Hara
No puedo pensar en vos
no debo
es peligroso asomarse a tu sombra
a tu sonrisa, al aroma de tu nunca.
Tengo agua hasta los tobillos
estoy sentado en el patio
en el que bebíamos vino mientras
tus ojos se volvían radiantes y lejanos
como hilos de acero.
Me tambaleo en los bordes de la autopista,
hasta podría crear pequeños charcos de sangre,
cerezas muy rojas enfriándose en el hielo,
pero no sé, tus besos
siguen brutalmente las curvas y
creo que es tarde, creo que realmente
no te importaría / Sólo aprendimos a florecer salvajes
a golpearnos contra nuestros ímpetus sombríos.
No puedo pensar en vos, no,
todo el desierto es este patio,
todos los mares respiran
con tu pulso
nada más debería encender un fuego
que se pierda en la noche
que cierre mis manos y tus ojos
en el simple y plácido calor
sin esperar otra cosa
sin tiempo
sin pensar
después de todo siempre fuiste
fuego sagrado al que se lanzaron los puros y los idiotas
palabras sinuosas que embrutecieron mi dolor
nalgas exhaustas a las que besé en lo oscuro.

 

Roque Dalton (San Salvador, 14 de mayo de 1935 - Quezaltepeque, 10 de mayo de 1975)

 

 

 

Estudio con algo de tedio 

 

Tengo quince años y lloro por las noches.
Yo sé que ello no es en manera alguna, peculiar,
y que antes bien hay otras cosas en el mundo
más apropiadas para decíroslas cantando.
Sin embargo hoy he bebido vino por primera vez
y me he quedado desnudo en mis habitaciones para salvar la tarde
hecha minúsculos pedazos
por el reloj.
Pensar a solas duele. No hay nadie a quien golpear. No hay nadie
a quien dejar piadosamente perdonado.
Está uno y su cara.
Uno y su cara de santón farsante.
Surge la cicatriz que nadie ha visto nunca,
el gesto que escondemos todo el día,
el perfil insepulto que nos hará llorar y hundirnos
el día en que lo sepan todo las buenas gentes
y nos retiren el amor y el saludo hasta los pájaros.
Tengo quince años de cansarme
y lloro por las noches para fingir que vivo.
En ocasiones, cansado de las lágrimas,
hasta sueño que vivo.
Puede ser que vosotros no entendáis lo que son estas cosas.
Os habla, más que yo, mi primer vino
mientras la piel que sufro bebe sombra.
 
 
 
(Fuente: Sociedad Poética) 

 

Santos Domínguez Ramos (Cáceres, España, 1955)

 

Puede ser una imagen de texto que dice "PE I José Lezama ina Ima Paradiso" 

 

EN LA CASA LUCÍFUGA 

 

                                                     Con Lezama Lima
 
 
“Volvía a oír de nuevo: ritmo hesicástico, podemos empezar.”
(Paradiso, XIV)
 
Con aquel sueño lúcido,
aquella noche ardiente de la revelación
entré en la duermevela azul de las visiones.
 
Me visitó el maestro Licario, el oficiante
de los ritos herméticos y las epifanías,
del sereno reposo y las respiraciones
pausadas y sutiles de un tiempo dilatado:
Súmula nunca infusa de excepciones morfológicas.
 
Supe su muerte y luego,
como un segundo Orfeo,
como Odiseo en el Hades,
como Dante en sus círculos,
bajé las escaleras lluviosas del infierno,
descendí hasta el submundo helado de los muertos.
 
Allí, desde la quieta razón del hesicasmo,
se levantó la lenta claridad del misterio,
y, alta y respiratoria, clara y en equilibrio,
una luz ritual subió desde la escala,
desde Oppiano y las sombras -¡oh, noche subterránea!-
por las ondas sonoras del día invertebrado.
 
Y desde allí, mi ascenso con él al Paradiso:
 
-Ritmo hesicástico, podemos empezar.

 

Joaquín Valenzuela Bellocq (Dolores, Pcia. de Buenos Aires, 1971)

 

CUENTO EN TRES INVIERNOS

 
I
era un silencio de campo segado
por el filo del chajá y los sirirís
pasan ya noche
polar sin blanco de osa
 
un justo caballo bajo
la línea de Anilam, infancia
sin ropa, el niño
del frío en la pileta:
cambiaron
el agua ayer, se supone
sería una primavera
 
y humo por la trompa del caballo
(elefante-ensueño convocaba
su selva) infancia
recortada de monos, las lianas
de enredadera (verja
de donde cuelgan los planetas
al borde
de tu taza) café que con la
leche enloza: frente a tu nariz
es otro el borde que amanece
------
 
II
lo más tren que se pueda, sentarse
frente a una ventana antes que el sol
esperarlo clarear dorado
el tren
a cientos de kilómetros por hora
 
lo que sonaba
era una pala, tractor, mecánica
fue un tiempo
de hacer plaza cada esquina (la porción
de la manzana, la mordida ¿cómo
le decían en tu barrio?:
el campito)
 
y un monte Everest de otro y otro circo
la Muralla de la inundación (represa
¿qué decir
cuando todo era mirar los pececitos
subían
en sirenas de albañal, las pestañas
enredándose en los remos, ah…
la balsa de las hormigas)
------
 
III
ahora
es una selva caída en las arenas
sobre palabras
de raíz, de luz cometa que abrió
su boca de bahía
ahora 
 
hay un caldo lavado, apenas
salobre, el barro de la persistencia
 
selva clavada entre las grietas
puñalitos de hielo bajo lupa
bajo luna
bajo las llaves del filo del canto
--------
junio ´25
 

Jonio González (Buenos Aires, 1954)

 

 

SUSTITUIBLE

 

alguien camina por un verso
y por otro
guarda palabras
explica lo que ha dejado escrito
la razón por la que sonríe
la razón por la que no sonríe
salta a otro verso
convencido de que cuanto ve
es apropiado para afianzar el camino
es decir el verso por el que ahora anda
entre adjetivos
los aplausos de los amigos
que quizá un verso más allá
sean rivales
las diatribas de los rivales
que tras una señal
—propia o ajena—
dejen tal vez de serlo
ningún verso en cualquier caso confirma
para sorpresa del caminante
las instrucciones impartidas como convenientes:
el elogio idéntico a sí mismo
las cambiantes formas de la evidencia
el refugio
en el tributo
_____________________
J. G., inédito.

 

Orhan Veli (Beykoz, Turquía, 1914-Estambul, Turquía, 1950)

 

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HASTA LA MAÑANA

 

Peores que amantes, estos poetas;
cuánto sufrimiento causan;
¿te imaginas, toda una noche encerrado
en la rima interior de un poema?
 
Entonces escucha, ¿puedes oír
el canto de tejados y chimeneas
o de hormigas que llevan su carga de grano
a sus nidos?
 
¿Y si no esperase yo la puesta de sol
para enviar esas rimas de segunda mano
a la costa
con los basureros que llaman a mi puerta? 
 
Satán implora: "Abre tu ventana;
y grita, grita, grita hasta la mañana".
 
 
 
___________________________
de "Garip" (1941) en "Complete Poems", edición y traducción del turco de George Messo, Shearsman Books, Bristol, 2003. Versión del inglés al castellano, Jonio González. En la imagen, Orhan Veli (Beykoz, Turquía, 1914-Estambul, Turquía, 1950 / Turkish Historical Society).
 
 
 

UNTIL MORNING

 

Worse than lovers, these poets;
What suffering these men inflict;
Imagine, a whole night locked
In the inner rhyme of a poem?
 
Listen then, can you hear
The song of roofs and chimneys
Or ants carrying their grain loads
To their nests?
 
What if I didn't wait for sunset
To send those second-hand rhymes
To the coast
With dustmen who come to my door? 
 
Satan implores: "Open your window;
And scream, scream, scream until morning
 
 
(Fuente: Jonio González) 
 

Philippe Jaccottet (Moudon, Suiza, 30 junio 1925–Grignan, Francia, 24 febrero 2021)

 

 



LA VOZ

 

¿Quién canta allí cuando todos callan? ¿Quién canta
con pura y apagada voz ese canto tan hermoso?
¿Será en las afueras de la ciudad, en Robinson,
en un jardín cubierto de nieve? ¿O aquí cerca
alguien que no esperaba que pudiéramos escucharlo?
No nos impacientemos
ya que el día no viene precedido, ni mucho menos,
por el pájaro invisible. Pero permanezcamos
en silencio. Una voz sube, y como el viento de marzo
le otorga fuerza a la envejecida madera, nos llega
sin lágrimas, más bien sonriendo ante la muerte.
¿Quién cantaba allí cuando se apagó nuestra lámpara?
Nadie lo sabe. Sólo al corazón que no busca
ni la posesión ni la victoria le será dado oírlo.
 
 
 

EL IGNORANTE

 

A medida que envejezco, crezco en ignorancia;
a medida que más vivo, menos poseo y menos reino.
Un espacio a veces de nieve o a veces brillante,
mas nunca habitado, es todo lo que tengo.
¿Dónde se halla el que lo legó, el guía, el guardián?
Permanezco en mi habitación y al principio callo
(silencio doméstico, instalador de un poco de orden)
escuchando las mentiras que se alejan una a una:
¿qué queda de todo eso? ¿qué le impide al moribundo
dejarse llevar por la buena muerte? ¿Qué fuerza
le hace hablar aún entre sus cuatro paredes?
Yo el ignorante, el inquieto, ¿llegaré a saberlo?
Pero ya sé realmente quién es el que habla,
y su palabra penetra con el día, aunque algo vaga:
 
“Como el fuego, el amor sólo establece su claridad
sobre el error y la belleza de los leños en ceniza…”
 
 
 

CAMINATA AL FINAL DEL VERANO

 

 
Avanzamos sobre peñascos cubiertos de conchas,
placas hechas de libélulas y arena,
caminantes enamorados, sorprendidos de su propio viaje,
cuerpos provisorios, reencuentros sin fortuna.
 
Una hora de descanso en las terrazas bajas del litoral.
Palabras sin demasiado eco. Destellos de hiedra.
Caminamos rodeados por los últimos pájaros del otoño
y bordonea la flama invisible de los años en el madero
de nuestros cuerpos. Agradecimientos sin embargo
al viento que entre las encinas no sabe callar.
 
Abajo se amontona la bastedad de los muertos antiguos,
la precipitación del polvo que antaño fuera claro,
la petrificación de las mariposas y los enjambres,
y en la parte baja del cementerio semilla y piedra,
las bases de nuestro amor, de nuestras miradas y quejas,
lecho profundo del que se aleja de noche cualquier temor.
 
Arriba tiembla lo que aún se resiste a la derrota,
arriba brillan las hojas y los ecos de alguna fiesta;
antes de hundirse a su vez en los cimientos
los vencejos fulguran encima de nuestras casas.
 
Luego llega por fin lo que podría vencer nuestro infortunio,
el aire más ligero que el aire y en las cimas la luz,
tal vez las palabras de un hombre evocando su juventud,
oídos cuando la noche se acerca y que un vano ruido de guerra
por décima vez viene a molestar la exhalación de los campos.
 
(Traducción: Jorge Nájar, peruano)
L’ignorant / El ignorante (1957)
En: Jorge Nájar
Poesía contemporánea de expresión francesa (2002)
Lima: Pontificia Universidad Católica del Perú, 2003, pp. 57, 57-58 y 58-59
 

(Fuente: Óscar Limache) 

Andrea Cohen (Atlanta, Georgia, EE.UU., 1961)

 

Ghosting

 

Qué displicentes
las personas con

la lengua
y el silencio.

Cualquier fantasma te
podría decir:

lo último
que queremos

es
dejarte.
 
Traducción de Ezequiel Zaidenwerg Dib 

 

Han Kang (한 강, Gwangju, Corea del Sur, 1970)

 

FRAGMENTO INICIAL DE LA VEGETARIANA 

 






Antes de que mi mujer se hiciera vegetariana, nunca pensé que fuera una persona especial. Para ser franco, ni siquiera me atrajo cuando la vi por primera vez. No era ni muy alta ni muy baja, llevaba una melena ni larga ni corta, tenía la piel seca y amarillenta, sus ojos eran pequeños, los pómulos algo prominentes, y vestía ropas sin color como si tuviera miedo de verse demasiado personal. Calzada con una zapatos negros muy sencillos, se acercó a la mesa en la que yo estaba sentado con pasos que no eran ni rápidos ni lentos, ni enérgicos ni débiles.

Si me casé con ella fue porque, así como no parecía tener ningún atractivo especial, tampoco parecía tener ningún defecto en particular. Su manera de ser, sobria y sin ninguna traza de frescura, ingenio o elegancia, me hacía sentir a mis anchas. No hacía falta que me mostrara culto para atraer su atención ni tenía que darme prisa para llegar a tiempo a nuestras citas. Tampoco había razón para que me sintiera menos cuando a solas me comparaba con los modelos que aparecían en los catálogos de moda masculina. Ni mi barriga, que había comenzado a abultar a partir de los veintitantos, ni mis delgados brazos o piernas, que no ganaban músculo a pesar de los esfuerzos que hacía ni siquiera mi pequeño pene, que era la causa de un secreto complejo de inferioridad, me preocupaban lo más mínimo cuando estaba con ella.




Han Kang

La vegetariana


Traducción de Sunme Yoon


Random House

 

(Fuente: Papeles de Pablo Müller) 

 

Begoña Abad. (Burgos, España, 1952)

 

El don de la insignificancia 

 


 

 
 
El don de la insignificancia

de la que quise salir llenándome de adornos

de cosas que me señalaran, me titularan, me validaran

como merecedora de ser tenida en cuenta

por los tasadores de mercancía a la venta

en los atrios y en las plazas de poder,

hasta que comprendí que ya llevaba conmigo el aval

y me puse en la fila de los humanos

que intentan ser merecedores de ese nombre.





Begoña Abad. Los dones. Ed. Pregunta 2025
 
 
(Fuente: Cultura y anarquismo) 

 

Diana Bellessi (Argentina, 1946)

 

"He construido un jardín como quien hace..."

 


 
 
 
 
He construido un jardín como quien hace
los gestos correctos en el lugar errado.
Errado, no de error, sino de lugar otro,
como hablar en el reflejo del espejo
y no con quien se mira en él.
He construido un jardín para dialogar
allí, codo a codo en la belleza, con la siempre
muda pero activa muerte trabajando el corazón.
Deja el equipaje repetía, ahora que tu cuerpo
atisba las dos orillas, no hay nada, más
que los gestos precisos -dejarse ir- para cuidarlo
y ser, el jardín.
Atesora lo que pierdes, decía, esta muerte
hablando en perfecto y distanciado castellano.
Lo que pierdes, mientras tienes, es la sola compañía
que te allega, a la orilla lejana de la muerte.
Ahora la lengua puede desatarse para hablar.
Ella que nunca pudo el escalpelo del horror
provista de herramientas para hacer, maravilloso
de ominoso. Sólo digerible al ojo el terror
si la belleza lo sostiene. Mira el agujero
ciego: los gestos precisos y amorosos sin reflejo
en el espejo frente al cual, la operatoria carece
de sentido.

Tener un jardín, es dejarse tener por él y su
eterno movimiento de partida. Flores, semillas y
plantas mueren para siempre o se renuevan. Hay
poda y hay momentos, en el ocaso dulce de una
tarde de verano, para verlo excediéndose de sí,
mientras la sombra de su caída anuncia
en el macizo fulgor de marzo, o en el dormir
sin sueño del sujeto cuando muere, mientras
la especie que lo contiene no cesa de forjarse.
El jardín exige, a su jardinera verlo morir.
Demanda su mano que recorte y modifique
la tierra desnuda, dada vuelta en los canteros
bajo la noche helada. El jardín mata
y pide ser muerto para ser jardín. Pero hacer
gestos correctos en el lugar errado,
disuelve la ecuación, descubre páramo.
Amor reclamado en diferencia como
cielo azul oscuro contra la pena. Gota
regia de la tormenta en cuyo abrazo llegas
a la orilla más lejana. I wish you
were here amor, pero sos, jardinera y no
jardín. Desenterraste mi corazón de tu cantero.
 
 

Diana Bellessi en El jardín (1992), incluido en Poetas argentinas (1940-1960) (Ediciones del Dock, Buenos Aires, 2006, ed. de Irene Gruss).
 
(Fuente: Asamblea de palabras) 

 

Miroslav Holub (Plzeň, 1923-Praga, 1998)

 

napoleón













 
 
Niños, cuándo
nació Napoleón Bonaparte,
pregunta el maestro.

Hace mil años, dicen los niños.
Hace cien años, dicen los niños.
El año pasado, dicen los niños.
Nadie lo sabe.

Niños, qué hizo
Napoleón Bonaparte,
pregunta el maestro.

Ganó una guerra, dicen los niños.
Perdió una guerra, dicen los niños.
Nadie lo sabe.

Nuestro carnicero tenía un perro
que se llamaba Napoleón,
dice Frantisek.
El carnicero le pegaba y el perro murió
de hambre
el año pasado.

Y todos los niños tienen pena ahora
por Napoleón.

***

Versiones de Carlos Cid Abasolo y Šárka Grauová
Fotografía de Květoslav Pribyl
Otra Iglesia Es Imposible
 
(Fuente: La comparecencia infinita) 

 

domingo, 29 de junio de 2025

Abell González Fagundo (Matanzas, Cuba, 1973)

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La isla de Virgilio

 

Como a Virgilio
me prometieron una isla
un pedazo de arrecife liviano
golpeado por las aguas
una franja de tierra
con espacio para la silla y el jardín.
Pero soy esto, la mala roca que busca
erupcionar en las entrañas del poema
parir su libertad, sin nombres
como un islote escondido entre las olas. 
 
Desde el farallón del árbol viejo
siento el verano quemándome las fibras.
El sudor me atraviesa
fluye hacia los baches del pavimento
como pequeños riachuelos
que contaminan la ciudad con mis quejas.
Mantengo un ritmo errático
sin rumba, ni son, ni espinela dolorosa…
Mi verdad es un anacronismo
en medio de la fiesta.
 
Estuve en la comparsa torrencial
en el entusiasmo de la multitud.
He comido las frutas legendarias
el sabor recio y vanidoso de la carne
la corrupción de sus delicias.
 
Aún así, persisto en la fresa utópica
del que ha nacido entre los sinsontes
rara avis que puede imitar al tocororo o al gorrión
y sin embargo oculta, como yo, su canto propio.
de quien ha nacido
rodeado por los bailes sensuales
de esta gente desinhibida y tierna
lejos del té, de la puntualidad o el tarro de malta
entre los cocodrilos y el canto impávido del tomeguín.
Como a Virgilio
me negarán la isla.
 
 
©️Abel G.Fagundo
Del libro "En el Bosque Francés de la Calle Medio" Ediciones Matanzas. 2012.
 

(Fuente: Alicia Elena Maffei) 

Ángel Ferrero Machado (Paraná)

 

 
 
Como azogues enfrentados
o futuristas clones todo se repite.
Como es arriba es abajo
y cada adentro repite el afuera.
 
No importa que rebatan
con razones planas como planos,
no importa que refrieguen
en la cara poseídos
las frases de enviados celestiales
(reformadas al antojo).
 
Todo se repite y lo reitero y lo reitero.
Nos mintieron descarados
y no pudimos escapar de esa mentira.
Pregoneros del abismo poderoso,
inocentes fuimos,
voceros de la culpa concebida
y el eufemismo vano.
 
Sólo algunos para quizá salpimentar el juego,
algunos de dolores llanos
y un corazón jugoso de sentires,
podrán (pueden)
descifrar la enmarañada trama .
 
Arriba está el dibujo genial,
las pautas claras.
Arriba está el respiro de la risa
y el alma del mundo.
Arriba de la mesa la cena servida
y el pan hecho carne.
Dentro de la carne está la caja
y dentro de la caja el arriba
hecho energía vital del universo.
 
Como capas de hojaldre todo se repite,
los portales abren puertas impensadas ,
galerías donde volar es un acto diminuto
y ya no tememos a la muerte.
 
Cuando culmine este ciclo
de apedreadas palomas,
de experimento insano
y necesario de ranas y serpientes
llegará (ya viene)
la depurada especie a cuidar la casa,
los caseros confiables y amorosos ,
los felices sirvientes de la vida.
 
Yo los veo nacer en hospitales cada hora,
los veo trepados en ordenadores
duchos o recorriendo templos
en busca de respuestas
y al poco tiempo huir despavoridos
pero sumando saberes;
los veo en barricadas verdes,
en gloriosas gestas colectivas,
en poemas que explotan de sus dedos.
 
Los palpo en acelerados pasos
a destiempo nuestro
o en miradas tiernas ,
frescas y profundas.
 
Ya vienen y están entre nosotros los que vienen.
No se ensañarán con nuestras naturalezas primitivas,
no habrá siquiera cordeles para colgar cuerpos.
 
Hay mucho por hacer , démosles paso.
Son los esperados ...
todo se repite,
como es arriba es abajo.
 
 
 
Puede ser una imagen de texto 
 
 
ANGEL FERRERO MACHADO

 

Mónica Córdoba (Necochea, 1962)

 

(SALIR DE LA DICOTOMÍA,

PENSAR LA COMPLEJIDAD)

 
 
Ganamos en el juego,
la carrera ,
los premios,
el tiempo y el espacio.
 
Ganamos la confianza de alguien,
un sueldo,
un juicio,
prestigio,
las elecciones,
ganamos amigos.
 
Hay que ganarse la vida,
el pan,
la lotería,
la licitación,
¿la guerra?
 
Ganar o perder,
cara o ceca
norte o sur
blanco o negro
hombre o mujer
reir o llorar,
el bien y el mal.
 
Inocentes o culpables,
ay! palabras
que viven
en la boca,
en los libros,
en los diarios,
ay! palabras ...
y pensar y decir y escribir
con ustedes.
 
 
 
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Vasko Popa (Grebenac, Voivodina, 29 junio 1922–Belgrado, 5 enero 1991)

 

 


 

EN LA ALDEA DE MIS ANTEPASADOS 

 

 
Alguien me abraza
Otro me mira con ojos lobunos
Un tercero se quita el sombrero
Para que pueda verlo mejor 
 
Todos me preguntan
Sabes acaso quién soy yo 
 
Viejecitas y viejecitos desconocidos
Se apropian de tantos nombres
De muchachos y muchachas de mi recuerdo 
 
Pregunto también yo a uno de ellos
Vive aún el rico
Georgie Kuria 
 
Soy yo responde él
Con voz de otro mundo 
 
Le acaricio una mejilla
Y le ruego que me diga
Si yo estoy vivo aún 
 
 
(Traducción: Dubravka Sužnjević, serbia)
Živo meso / Carne viva (1975)
En: El cansancio ajeno. Poesía completa (2012)
Traducción de Dubravka Sužnjević.
Madrid; México: Vaso Roto Ediciones, 2012, p. 355
 
(Fuente: Óscar Limache) 

 

Mosab Abu Toha (Palestina, 1992)

 

 

 

UNA ROSA SE ALZA

 

No tienes que sorprenderte
cuando veas una rosa alzarse
entre las ruinas de la casa:
así es cómo sobrevivimos.
.....

por Adam Gai

 

(Fuente: Daniel Freidemberg) 

Carlos Piccioni (Tostado, Santa Fe, 1945)

 

Puede ser una imagen de 1 persona y texto que dice "Carlos CarlosPiccioni Piccioni Piccioni Pepoia -Poesía Poesía Reunida- Reunida" 

 

 

VERSIÓN DE FUTURO

                  . 
               in memoriam E. L. Masters
 
 
Uno
tiene la sospecha
de la felicidad,
la presunción del honor;
uno posee cierta clase
de bienestar,
cierta locura
y cierta
fantasía;
uno tiene la sospecha
de la dignidad,
aunque pasemos los días
en un cuarto oscuro
al amparo de las palabras
y de algún amor,
y vivamos con el riesgo
de ser en el futuro
puro alimento del recuerdo,
siempre cercanos
–eso sí–
al
.  fondo
.          de
.             la
.                tierra.
*
 
 

LA HOJA DE PAPEL

 

Qué habremos
encontrado
en la hoja de papel,
acaso en su latido
de fibras
yace una señal,
en su enigma de papiro
o arroz
una sustancia
indestructible,
la otra cara de la fragilidad
humana,
una materia
que en su delgada lámina
nos permitiera
gozar la eternidad,
o acaso
el sueño de confundir
el latido arterial
con todos los latidos,
como si nuestras vidas
se decidieran
en un pequeño inmenso corazón?
 
 
(Fuente: César Cantoni) 
 

John Haines (Norfolk, Virginia, EEUU, 29 junio de 1924–Fairbanks, Alaska 2 marzo 2011)

 

 



LA VISIÓN DE DURERO

 

El país aún no tiene nombre
pero se parece a casa.
 
Un pastizal hendido,
densas columnas de lluvia,
de humo, quizá…
 
Un hongo invertido, oscuro,
crece del cielo,
entra en la tierra.
 
 
(Traducción: Luis Cortés Bargalló, mexicano)
En: Traslaciones. Poetas traductores 1939-1959 (2011)
Compilación y prólogo de Tedi López Mills
México: Fondo de Cultura Económica, 2011, p. 450
 
(Fuente: Óscar Limache) 

 

Yahya Jaber (Tiro, Líbano, 11 octubre 1961)

 


 

 

CRECE LENTAMENTE COMO UNA MONTAÑA

 

1
Los cuerpos bajo el agua
son corno antorchas
que no se apagan:
sonrisas flotando sobre las olas,
un ojo que guía águilas
que perdieron su camino,
y los años sangrientos
como la última nube en el cielo. 
 
2
Tememos para nuestros dientes el crujir de los cascos
Tememos despertarnos a la voz de un cirujano
y ver nuestras manos en la basura
Tememos para nuestro pulgar
una huella de sangre sobre la pared,
y corno sombras perdidas buscando sus cuerpos
nos vacilamos corno gotas
sobre un vidrio transparente como el cielo.
 
(Traducción: Joumana Haddad, libanesa)
 
En: Allí donde el río se incendia. Poesía libanesa moderna (2006)
Prólogo, selección y traducción del árabe de Joumana Haddad
Caracas: Ministerio de la Cultura / Fundación Editorial el perro y la rana, 2006, p. 88
 
(Fuente: Óscar Limache) 
 

Martín Adán (Lima, Perú, 1908 - 1985)

 

Puede ser una imagen de 1 persona y hospital 

 
 
 
No soy ninguno que sabe.
Soy uno que ya no cree
Ni en el hombre
Ni en la mujer
Ni en la casa de un solo piso,
Ni en el panqueque con miel.
No soy más que una palabra
Volada de la sien,
Y que procura compadecerse
Y anidar en algún alto tal vez
De la primavera lóbrega
Del ser.
No me preguntes más,
Que ya no sé.


(Fuente: Lab De Poesía)