viernes, 22 de noviembre de 2024

Shuntaro Tanikawa (Japón, 1931 - 2024)

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UN CHAGALL Y UNA HOJA DE ROBLE

 

He gastado todos mis ahorros en una litografía de Chagall
y la he puesto junto a una hoja de roble que encontré en el camino.
Algo a lo que podemos ponerle precio
junto a algo a lo que no podemos ponérselo.
Algo que es producto de una mano y un corazón humanos
y algo que es obra de la naturaleza.
El Chagall es hermoso.
La hoja de roble es hermosa.
Me levanto y preparo té
mientras una suave luz vespertina ilumina la mesa.
Mirando el Chagall
pienso en los días pasados cuando ella regresó junto a mí.
Mirando la hoja de roble
pienso en la delicadeza de lo creado.
Una hoja de roble y un Chagall,
ambos preciosos, irreemplazables.
El sonido de Ravel en el piano crece.
El hoy se transforma en uno con la eternidad
Igual que cuerpo y alma se deshacen en uno
en el cielo azul tras la ventana.
Y estas lágrimas, ¿por quién serán?
__________
 
 

Secreto

 

Alguien oculta algo.
No sé quién,
no sé qué.
Si lo supiera lo sabría todo.
Aguanto la respiración y escucho
el rumor de la lluvia por el suelo.
Algo estará ocultando.
Cae para que sepamos su secreto
pero no puedo descifrar su código.
Me escurro en la cocina,
husmeo,
veo la espalda de mi madre.
También oculta algo.
Piensa en sus cosas mientras ralla un rábano.
Me intrigan los secretos
pero nadie me cuenta nada.
Me asomo al agujero de mi pecho:
sólo veo, nublado, el cielo negro.
 
 
“Mi deseo es agradar al lector, pero no tengo la intención de ser complaciente. A través de mis escritos deseo transmitirle mis ideas, pero no pretendo educarlo. La escritura es para mí el único medio de relacionarme con mis contemporáneos, sin embargo, no quiero unir a esto el hecho de tener que escribir algo que no deseo escribir. Escribir para el lector -exterior- y escribir para ese otro yo que hay en mí son dos actos inseparables. Pienso que esa es la función de la escritura.
Si viviese de mis rentas y no tuviese ninguna obligación, ¿dejaría de escribir? Teniendo la experiencia de cuarenta años de escritura, inseparable de mi vida actual, dudo que pudiese prescindir de escribir. La pregunta «¿Por qué escribe usted?» adoptaría para mí un sentido nuevo, pero presiento que bastaría esta respuesta: porque deseo jugar con el mundo, es decir, con el lenguaje.
El hombre se diferenció del animal cuando poseyó el lenguaje. El lenguaje permite el conocimiento del mundo exterior como realidad organizada y al mismo tiempo da cuenta del caos interior del hombre. Flotamos en el cosmos, en un vaivén laborioso entre el orden y el caos -y de nuevo es el poder del verbo el que suscita esta imagen-.”


(Fuente: Lab De Poesía)

 

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