Esto es piedra
y tentación
de hacerla polvo
como injuria flagelada.
Brilla
enquistada
en sus reglas y banquetes
contra la promiscuidad material,
el día que crece y muere
y el nulo espacio de sus traslaciones
divinas
entre los códices
creados en Roma y Harvard
que supieron enturbiar
la naturaleza y la paz de la tierra
con sus pretensiones
de eternidad y átomos tahúres.
Hay
un regodeo
de perlas y vómitos
cruzando la mañana
en chatura y mescolanza,
inminente el canto del gallo,
casi de la misma alcurnia.
Un pichón de águila
hace lo que puede
en el lugar que ocupa
-inexorablemente-
y que Newton desatendió.
Inédito
enturbiar
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