Mire
el cielo
y no vi
el cinturón cósmico
del sol.
Vi
costurones en la piel,
cráteres,
aves tolondras,
bayonetas serradas,
valores que cuesquean,
gente mirando
el dinero volar.
Y como todos
los dias,
trajino la banquina
de la carretera,
como quien va
para Mendoza.
Cada tanto
recojo
tornillos,
arandelas,
pedazos de piola,
clavos,
un Spider Man
de madera
pintarrajeado
que da asco,
alguna moneda,
tarugos de plástico,
tapitas de Coca
para la colecta del hospital
y mil huevaditas
que no procrean
consecuencias alli.
Mis amigos se burlan
de este pelaje
sin pelos
ni alambres
que laureo
entre carcajadas
y tijeras
que no cortan el aire.
Todo lo que brilla
no es oro,
acicatean;
pero no saben
que en Paris lo es.
Y de este
merjurje
y de esta campana
que no suena,
sale el poema,
no la editorial.
Inedito
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