TAMBIÉN LA FALTA
TAMBIÉN LA FALTA
Callar el borde dentado, el mecanismo
roto, el juego, en todas partes, de la vida.
No tengo otro idioma que aquel
el fuego de la pregunta, que arde
en esta casa de la lengua, lengua magna,
dolorosa; una mujer sustrae sus gestos,
rehace la costura como si eso
fuese a hacer poesía, cortar el mundo
por la luz; abrir los objetos; obligar
a mirarlos; incierto es, como si hablasen
o como dormir con ellos, poblar de pájaros adentro,
algún lugar, silencioso como un paraje,
ligar la vida a todo lo que vive: lenta
conmoción en esta hora, vertical,
suicida.
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