.
Todas las moscas del Círculo Polar vienen de mis
noches de insomnio. Así es como viajan: el viento las
lleva de carnicero en carnicero; luego los rabos de las
vacas se afanan cuando toca ordeñarlas.
De noche, en los bosques dél norte, escuchan al
alce y al somorgujo… Allí el verano es tan corto que
apenas tienen tiempo de contarse las patas.
«Tan valientes como un sello cruzando el
océano», zumban y suspiran, y enseguida es hora
de hacer bolas de nieve, de las grises y pequeñas con
piedras dentro.
El poema seleccionado pertenece a “El mundo no se acaba”
Premio Pulitzer de Poesia 1990
Edición bilingüe Jordi Doce
(Editorial Vaso Roto).
(Fuente: Aire Nuestro)
No hay comentarios:
Publicar un comentario