Fotografía de Taylor Marie McCormick |
VIOLACIÓN
I
Aullaban los perros el mal presagio,
vino el monstruo a buscarme.
Traía consigo una promesa de destrucción.
No tenía ojos, pero supo esconder su rostro.
Por eso no sospeché, hasta que fue tarde.
Esa noche conocí a qué huele el horror.
No podía mover mi cuerpo, temblaba espanto.
Metió sus dedos-garras en mi vagina.
Yo gritaba, pero no paró.No entendía de piedad.
II
Mil veces me pregunté por qué
¿De qué cosa sagrada me quería despojar?
¿Del útero de mi creación?
¿Qué intentaba llevarse de mí?
¿Qué fue lo que sus garfios pretendieron arrancar?
¿Habría podido devorarme?
¿Creyó que podía sustraer la luz que me sostiene?
¿Creyó helar el calor de mis entrañas?
¿Apropiarse de un pedazo de mí, para sí?
¿Fue ese zarpazo un intento de llevarme a pedazos?
O, por el contrario,
el hedor que le carcome es tanto, que le desborda.
Quería dejar algo de ello en mi cuerpo;
hacerme compartirlo, también llevarlo.
Insecto que deposita su larva siniestra en ser viviente,
para que le coma por dentro.
Dentellada envenenada de muerto en vida,
que pretendía expandir su maleficio.
¿Qué fue, por qué la pesadilla?
III
Después,todo era silencio.
Grité con la boca abierta,
pero todo fue silencio.
Cielo gris.
El cuerpo aterido de frío.
IV
Sin embargo,
nada fue transformado.
El monstruo sigue siendo monstruo.
Finge de día ser pobre diablo.
La carne que arrancó de mi cuerpo
es ahora polvo que ya no le nutre.
Esa es su tragedia,
su peste sigue contaminando todo.
Monstruo sigue siendo monstruo.
Haga lo que haga.
Se disfrace como se disfrace.
V
Yo fui remolino de dolor,
pero como estoy hecha de viento,
torné ráfaga.
Como soy agua,
evaporé hacia el ocaso azul violeta.
Como soy fuego, me guardé,
ceniza silenciosa-espera.
Como soy tierra,
recorrí caminos nunca antes transitados
–a pesar de quien quisiera pisarme–.
Como soy éter,
disolví el tiempo hasta otro tiempo.
VI
Así, ahora lluevo,
soy agua risueña con tintes de atardecer.
Tierra roja siempre renovada y fértil,
abierta a nueva semilla.
Éter transmisor de energía inasible.
Carbón ardiente que resiste cualquier tormenta.
Sobre todas las cosas,
me descubro viento.
Soy mujer viento,
estoy hecha de viento
que embravece al mar,
que aviva el fuego,
que transforma la tierra,
que danza en abrazo esencial con el universo.
¿Qué pueden las garras malignas contra el viento?
No pueden atraparme,
no pueden tocarme.
Me elevo,
me limpio.
VII
Soy mujer viento.
Voy girando.
Un día seré huracán.
Tuxtla Gutiérrez, Chiapas: UNICACH, 2018 Editora María Teresa Garzon Martínez |
(México DF, México, 1974)
(Fuente: Emma Gunst)
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