sábado, 26 de noviembre de 2022

Juan José Rodinás (Ecuador, 1979)

 

26 de septiembre de 2022

 
(¿Quién habla cuando habla la muerte?)
(¿Quién habla como habla la muerte?)
 
Enciendo la televisión: hay miles y miles de noticias del mundo:
1) una calabaza que habla es la serie de moda,
2) se declara al delfín del Yangtsé oficialmente extinto,
3) las tropas rusas abandonan Donetsk,
4) una liebre hace comedia en un circo medieval,
5) etcétera,
6) etcétera.
 
Una lista de cosas muy interesantes, pero poco tienen que ver con mi vida.
¿Qué habla, en realidad, sobre mi vida?
 
Mi habitación es una caja de paredes blancas de 3 metros de profundidad
x 3 metros de ancho x 2.5 de altura. Es mi nave hacia ninguna parte.
Mi habitación es donde apago la televisión,
enciendo mi teléfono y me coloco audífonos. Es mi nave hacia todas las partes.
 
Escucho una canción de Woody Guthrie que dice:
“Vagué y divagué y he seguido mis pasos/
A las brillantes arenas de sus desiertos de diamantes/
A mi alrededor sonaba una voz/
Esta tierra fue hecha para ti y para mí”.
 
Pero la entiendo como:
“tienes los años suficientes para que te crezcan/
árboles y medusas de hueso/
desde el núcleo de tus órganos y pensamientos/
y estás solo en el camino”.
 
Todo lo entendí mal y eso me salva.
Todo lo entendí al revés y por eso voy por el camino correcto.
 
Todo lo que sucede no es un sueño— dijo Quasimodo,
el ruiseñor que hablaba en italiano color ocre.
 
43 años y un álbum incompleto del mundial de Qatar.
43 años y una bandera negra Malatesta.
43 años y una tortuga en el hipódromo del corazón.
43 años y la vida es siempre un error de cálculo. 
 
Algo falla: como una galleta con chispas de chocolate
entre las manos de una niña que llora su rostro sobre un accidente
donde se quedó sorda. A veces, baila
mientras suenan canciones de Erasure —ella no las escucha—
y las nubes se mueven.

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario