Paspié
Orza el timonel (la casa será el mundo)
con la calma de la pausa el mar recorre la proa, deletrea la quilla,
silencio a derredor, un golpe apenas se aparea:
goteo de alcohol sobre la borda.
Anda curtido de sal, de rastros minúsculos de cielo
(irrumpen olas a destajo)
crujidos, madera engarzada de tempestad y rabia,
irrumpe un paso más:
la caída de un cuerpo en las amarras.
Sin paz, sin voz, mecido al viento y a la suerte,
atrapado por el olor a yodo (el laurel no habita en su cabeza)
sujeto por la sal que trae consigo la desventura,
huele su líquida fortuna.
En la almadraba los atunes (prisa y bravía, sopor),
ante el calor la ocultación de la fiebre, el pasmo;
embrutece el ruido al oído, rastros, olores:
en el ámbito de su piel (paisaje) se solazan los insectos.
con la calma de la pausa el mar recorre la proa, deletrea la quilla,
silencio a derredor, un golpe apenas se aparea:
goteo de alcohol sobre la borda.
Anda curtido de sal, de rastros minúsculos de cielo
(irrumpen olas a destajo)
crujidos, madera engarzada de tempestad y rabia,
irrumpe un paso más:
la caída de un cuerpo en las amarras.
Sin paz, sin voz, mecido al viento y a la suerte,
atrapado por el olor a yodo (el laurel no habita en su cabeza)
sujeto por la sal que trae consigo la desventura,
huele su líquida fortuna.
En la almadraba los atunes (prisa y bravía, sopor),
ante el calor la ocultación de la fiebre, el pasmo;
embrutece el ruido al oído, rastros, olores:
en el ámbito de su piel (paisaje) se solazan los insectos.
incluido en La luz que va dando nombre. Veinte años de la poesía última en México (1965-1985) (Secretaría de Cultura del Gobierno del Estado de Puebla, 2007, selec. de Alí Calderón, José Antonio Escobar, Jorge Mendoza y Álvaro Solis).
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