Los oscuros señores ayer me visitaron
con sus trajes de gala para entierros de ricos.
Los oscuros señores que deparan el sueño
por pura cortesía estuvieron conmigo.
Aves de catedrales elegantes y finos
con el pelo lustroso de cuervos, elocuentes
como legisladores del bien y del mal, fueron
hasta mi lecho ardido y besaron mi frente.
Yo les temí al principio. A veces las tres parcas
absorben otras formas para apresar la vida
devanarla y cortarla cual girón de lino.
Yo les temí, pero ellos de allá, me sonreían
de Racconto, Buenos Aires, Corregidor, 2004
por Maria Paula Salerno
TROVA FINAL
No por este de mí
que es sol y libertad, te pido;
no por este de alcurnia real
que al primer llanto
con un retozo de ala
responderá al minuto.
Sino por este otro
que hiciste a la medida
del cántaro para llevarle;
sino por este otro
que hiciste a la medida
de lo común, bastardo,
sin asidero, solo,
comida de la sombra,
goce de larvas y lemures.
Este de mí, malsano,
herido y maculado
que en la oquedad de un pozo
desecharán los hombres.
de La trova, Buenos Aires: Colombo, 1962. Impreso
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