domingo, 19 de abril de 2020

Dalmacia Ruiz-Rosas Samohod ( Lima, Perú, 1957 )



Señor
Soy tan pobre
Que la única
Ofrenda
Que pude traer
Soy yo



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Yo era por entonces
un animal jadeante tembloroso
algo de yegua acomplejaba mi caminar
cuando los 17 coloreaban mis mejillas
abrimos nuestros brazos Nuestras alas
nos lanzamos en manga por sobre los sembríos
Nadie imagina
qué animales tan horribles como las langostas
chocan en el aire gimen agitan las patas
por unos segundos libres en medio de la especie
sediento volador te ofrezco mis joyas líquidas
Nuestros mejores momentos se asemejan a esa tarde
cuando la felicidad comenzó desde tus rodillas
en medio del verde esponjado de los parques
todos estos años aparecen como un rapto de genialidad
la única desesperación es la esperanza
a setenta kilómetros por hora a veinte
para la una de la mañana
todos duermen El chofer fuma
estoy en el último asiento con las piernas entumecidas
Durante toda la noche
la pista de baile de la carretera
zarandeando un corazón que viaja sin sentido
que huye
y es aplastado por camiones
tres horas de mar
inmóvil
continuando la superficie lisa del concreto
inmóvil
como mi corazón en estos días
Hay una calle que se llama cinco esquinas
Hay una mujer con siete cuchillos en el corazón
Su corazón
Ennegrecido como la foto de los desaparecidos
mostradas por sus mujeres en alguna plaza de Suramérica
Él era mayor que ella
Ella era menor que él


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