viernes, 31 de octubre de 2025

Gilbert Lely (Paris, Francia, 1904 - 1985)

 

 

La bruja joven

 

Tu amor me espanta como la edad media.
Llamas a puertas horrorosamente bellas.
Ya se impacientan los inquisidores, los verdugos
Disfrazados de obreros o estudiantes extranjeros
Que te roen, te hurgan, descuartizan.
                                                          Tú te abres.
Mañana harás que se levanten patíbulos. 
 
 
 
(Traducción de Aldo Pellegrini en “Antología de la poesía surrealista”).
 

(Fuente: Juan Manuel Roca) 

Daniel Freidemberg (Resistencia, Chaco, 1945 / Reside en Buenos Aires)

 

 

OCTUBRE



Lluvia lenta y charcosa, hoy.
Dos autos rojos sobre el gris
y, por supuesto, taxis.
Hace un año, mi padre, su
gran cuerpo inocente en una clínica de extramuros,
me daba algo a saber. Soy
ese que pasa ante vidrio iluminado, ante
plástico blando, hierro pintado y mármol
como quien siente algo que llueve atrás: palabras
(“Oro”, una palabra: tres letras en papel fluorescente).
Ahora, arribado al fin a esta planicie del cosmos, puedo ver
algunas cosas: charcos,
hojas de paraíso en la luneta de un dodge,
dos “o” y una “r” fluorescentes, mármol, plástico y
cielo entre el agua, etcétera,
como quien dice “esto era todo”.
¿Esto era todo? Uno: ni azar ni error,
ni el cumplimiento del mandado de nadie. Dos:
saliva agolpada en la boca, tensión muscular.
Tres: manchas, rostros (¿igual que pétalos
en una rama húmeda?). Cuatro: esta ciudad
vulgar en la que vivo
es la misma en que amé y no creí ser amado. Cinco:
de la violenta madrugada, estas paredes
tienen fosforescencias como de mar, una
palabra me inquietaba, o dos. Seis:
lo que llamaba “el corazón”. Siete: la carne,
eso que está, no el alma, eso que al final
se retira y se aplana, terreno de nadie.

 

(Fuente: DALEPOESÍA) 

constantino mpolás andreadis (Buenos Aires)

 

 

 

 

 

 

20 POEMAS PARA ESCRIBIRLOS ENCIMA - 18 

 

no como el que se rompe una pierna
ni como el que estalla en un abrazo
sino como el que se toma su vasito
          de vino
en un bar
en un barcito
y escribe sus versitos
con el humo
de su cigarro
(con la literatura no se puede
aquí tenía que haber escrito cigarrillo)
pero bueno
cuántas veces
tantas veces que ni siquiera ahora
           son ninguna
uno va
uno viene
y escribe
(como si se pintara las uñas)
estos versos
estos versitos
que si no dicen nada como dicen
también hay que decirlo
no por eso
o tal vez por eso
es que la poesía continúa
más allá de los versos y las calles
más allá de "la piedra" y el camino
como esa tan alicia que es aldonza
como aquel imposible
yelmo de mambrino
y ahora qué
ya sé
no me lo digan
déjenme solo
con mis versitos
yo no soy quién
para deber mis culpas
nada de deudas
no otra deuda
que seguir o seguirme
y como si tal cosa
y como si tal verso o tal versito
sentado en esta silla
en la que estoy sentado
como quisiera estar y como sigo
 
 

(Fuente: LITERATURACONSTANTINO.BLOGSPOT.COM)
 

Héctor Giuliano (Piamonte, Italia, 1947)

 

 

¿Regresó
el hermano?
 
¿Empuñó
el cuchillo,
la ofensa
y vanagloria?
 
¿Holló el testimonio:
lo digno y tolerable,
lo blanco en el rojo
estrellado?
 
¿Fue plumón
o pulmón
del mismo
escarnecido útero?
 
¿Pájaro de muerte
o muerte
que abandona
a los que mueren?
 
¿Hubo avispa
o perro,
un fumadero de opio,
donaire o socaire,
polvo de rodillas,
el día estaba allí? 
 
¿Mudó el alba
sus escamas
sobre los jarillales
y los riachos resecos
que muerden los médanos
y el fulgor del uranio
se apropió de la montaña
y sus letras amarillas?
 
Modesto polvo,
injuria del fuego
y la ceniza
y el extremo cerciórese
hoy.
 
Decrece la uña,
asciende la sombra.

- Inédito -

 

E. E. Cummings (EEUU, 1894 - 1962)

 

 

NIEBLA 

 

La tierra se ha vuelto lecho de un nuevo mar;
Sobre nuestras cabezas espléndidos oleajes,
Solo cada montaña, como alma firme,
Entre las ondas asfixiantes se encumbra libre.
Huyen grandes formas fosforescentes –
Extrañas sombras – en lo profundo, o caracolean
Con los hipocampos en algún bajío sin salida,
Apurando el follaje de un árbol yacido entre olas.
Como un avaro, mórbido de ganancias,
Azuzado por malsanas culpas, ahoga la angustia
Engullendo sus despojos, uno a uno, –
Súbito – desde la bóveda Celeste, el Sol
Descerraja la gloria del arco iris y del día.
El aire está enrarecido de pájaros tras la lluvia.
.
The Harvard Monthly, febrero de 1913
 
trad. Jan de Jager
 

María del Mar Estrella

 

 

Poemas














 

 
 
 
 
 
 
 
*

los herederos de la historia
saben
que antes del fin se cumplirán los signos
cuando fugacidad y permanencia
acoplen sus antiguas discrepancias en un
mutuo respeto
y de la entraña de la vida brote
la gracia perdurable
porque nadie será cordero o lobo
mientras gire la noche clandestina
y haya un ala de fe que se remonte contra  el cielo vacío

*

vuelve la noche impar sobre nosotros
pastores sin rebaño
en una exaltación de paradoja
que fuerza desencuentros

palpitaciones de luz aún no nacida

vuelve  la noche –impar- hacia nosotros
alquimistas de ultrajes que rastrean
la fábula perdida del heroísmo

una reliquia de osadía
cierta lluvia de maná compasivo
que confirme

que en cada voz clama un desierto

*

porque de las entrañas de la sombra
nacerá la mañana

el débil fósforo
que alumbrará el aliento del pasado

y otra vez brotarán las simientes
en tímido aleteo bajo un sol sin edad y nuevamente

regresarán los pájaros del sueño a la eterna montaña
y el alma brotará de la penumbra
junto al sonoro cascabel de la vida

porque de nuevo manará la sangre
su lenguaje primero
el mantra victorioso del origen
 


María del Mar Estrella Poeta, dirige talleres literarios. Entre otros libros de poesía ha dado a conocer: Al filo de los párpados (2016); Camelot (2017)  y Ese grito callado del silencio (2018). Ha sido distinguida con el Gran Premio de Honor de las Fundación Argentina para la Poesía (2013).

 

(Fuente: Alpialdelapalabra) 

María del Mar Estrella

 

 

PADRE

 

1

No por darme la vida te agradezco
aun con ser la existencia luz tan alta,
ni sólo es tu cariño el que me exalta
a esta pasión de ser con que amanezco.
 
Por la palabra, sí, te pertenezco.
Por este fuego que en mi sangre salta,
porque sombra sería si me falta
la poesía… mar donde amanezco.
 
De tu alma a mi alma hay una recta
de belleza común, de sed perfecta.
Nos unen ya las magias y los cantos.
 
Quien pregunte por mí dará en tu fuente.
Tus orillas encauzan mi presente
y piedra soy del agua de tus llantos.
 
 

2

 

Cuánta dedicación gestó camino
de generosidad bajo tu paso
y cuánta honestidad –callada acaso–
definió tu prestigio de argentino.
 
Lejos siempre del fausto y la arrogancia,
jamás tentado por la humana gloria
en este Buenos Aires sin memoria
trocaste ingratitud en tolerancia.
 
Cuántas generaciones se sostienen
gracias a tu enseñanza de firmeza
y cuántos escritores aún te deben
 
su iniciación en arte y en nobleza.
Pero pocos lo dicen. Pocos tienen
memoria para el hombre y su grandeza.
 
 
 

3. Sonetos a dúo

 

Juntos los diseñamos, trazo a trazo
los dibujamos en la piel del aire
para que allí quedaran, suspendidos
en una comunión inalterada.
 
Payadores absortos que, del brazo
y por la calle, sin hacer desaire
enhebraron sonetos compartidos.
¡A dónde irán en luz decapitada!
 
Hoy me buscan, tal vez desorientados
como tanteando en la oquedad ceniza.
He perdido sus voces… (¡ay, cómo eran!).
 
Debajo de mis párpados sellados
crisálidas de lágrimas nodrizas
dialogando nostalgias, perseveran.
 
Tu hija María del Mar
 

(Fuente: Pablo Anadón) 

Carloa Piera Gil (Madrid, 1942)

 

 

EMOTIONAL RESCUE: CARLOS PIERA GIL: LA ESPERANZA ES INTERMITENTE, FUNCIONA COMO LOS TELEVISORES Y LA VIDA, MAL.



foto de Christopher Anderson



La poesía de Carlos Piera Gil, nació en Madrid, España, en 1942, no se conoce de acuerdo a su intensidad y altura. A veces tengo la impresión que a Carlos se le sitúa (felizmente) «lejos» de lo que, para algunos, en España representa la poesía. Y pese a ello, «por aclamación», su escritura tanto como su maestranza son dos fuerzas siempre vivas, y Carlos, mientras contempla el vuelo de los vencejos en el cielo madrileño, prefiere ignorar que es una referencia ineludible si uno se interna en el oscuro bosque de la poesía española. Si leyera esto, estoy más que seguro, que ruborizaría, y seguramente, del modo más gentil y fraterno, me diría algo así como «bah, ¿pero qué cosas dices?»

Piera Gil, Miembro del Círculo Lingüístico de Madrid, junto con Rafael Sánchez Ferlosio, Víctor Sánchez de Zavala, Agustín García Calvo e Isabel Llácer, se doctoró en la UCLA con una tesis inédita sobre métrica. Fue profesor Cornell University (Ithaca, EEUU) y miembro del consejo de redacción de la revista de ensayo La balsa de la medusa. Es autor de cuatro libros de poesía: Versos (1972), Antología para un papagayo (1984), De lo que viene como si se fuera (1991) y Religio y otros poemas (2005),  los mismos que lo constituyen en un «clásico» quien, ruborizado, no acepta dicha condición. Tal vez allí reside parte de su grandeza.

Por estas razones estoy convencido que debiera difundírsele, pienso al encontrar su obra “Apartamentos de alquiler” en mi mesa de noche, y por eso, también, comparto sus poemas para darle algo de luz a tanta oscuridad.

MM







NABÍ

 

 

                                                                           O el intelectual: Fecit sibimet umbraculum ibi, et

                                                                           sedebat subter illud in umbra, donec videret quid

                                                                           acciderit civitati (Jonás 4, 5)

 

 

Mira sucediéndose el mar y las olas más cerca,

mira (y desconfía de la erosión) sus límites. Mira las ciudades costeras,

la contraposición más simple, el elemento, la anulación de antónimos, el orden.

De noche es cuando el cielo se mueve y hay leyes humanas en astros. Sujeto

a las cuerdas del sol, a los azules de aparente violencia, nombraste

cuál había de ser tu tierra, tu cuidado

donde vivir y en qué corrales ácidos tomar el pan y el agua con la calma del

                                                                      [mediodía. Elegiste.

Ardía el día agosto por causas remotísimas.

Dejaste las leyes de noche, jamás vigilaste

veinticuatro horas. Luego, corrompiéndose en verdes y grises el pan y las aguas,

entre dos implacables planos paralelos alzaste

un sombrajo, Jonás, y esperabas.

Cómo pediste ayuda, sentado allí, sentado, y todo para

que ardiera una maldita ciudad como tu piel quemada, donde tanta

mutación en un solo oscurecimiento

confluía.

 

[De “Versos”]

 

                                                                                            Ya florecen los árboles, Juan,

                                                                                            mala seré de guardar  

 

 

La nostalgia del bien. Del mal,

que seguía guardado dentro.

Del bien, pues, que las cosas pasan. Del mal que seguimos,

un adiós que dura una vida,

contenido como un ratón.

Es poeta quien no perdona. Tener esperanzas

es un tenaz recuerdo como todos los mayos,

verde y gris, donde esperan

(según, previsto azar, quebrando

vacío y solo las cortezas,

mayo mismo es su propia

desmemoriada conmemoración)

otras tristezas y otra vez canciones,

por solidaridad, por poco tiempo,

nuestra contribución.

 

 

 

A UN AMIGO CUYA LABOR QUEDÓ EN NADA

 

a harder thing

than Triumph

W.B. Yeats

 

La habitación que alumbra

la lámpara a tu lado

brevemente vacía

mientras tiran tu casa

mostrará tus recuerdos.

Ni esa mirada dejan

que llegue a tus acciones.

Material de derribo,

tu dignidad no es tu silencio ahora

sino el silencio de antes que trajo este silencio.

 

 

PASTOR LLEGA, DESCUBRE EL MAR

 

Puedes volver atrás, dejando aquí una huella de cenizas.

Puedes pero –¿cómo decirlo sin rubor?– nada será lo mismo.

Esto es como una muerte: desde ahora,

vivir en una orilla, en una patria, en una

rebanada de tierra.

Puedes echarte a andar, de lado a donde seas extranjero,

mentir allí, decir que has naufragado,

hecha tu casa inalcanzable y cálida

por una tempestad que a pesar tuyo

nunca existió.

Puedes quedarte aquí, pasar a ser un loco.

Pedir que no le pase a nadie más, que aprendan

que aquí hay un mar, viéndote tiritando.

Puedes quedarte aquí, boquiabierto en la lluvia.

Boquiabierto en la lluvia, puedes quedarte aquí.

 

 

NINFA

 

De lo que no tenéis.

Hecha de lo que no tenéis, decretada imposible.

De que el árbol retoña y vosotros y yo no sabemos.

De lo que no será y lo que se teme.

Hecha de lo que debo huir. Sola. Invisible,

no ya de la ciudad, de cada uno,

no me ayudará el monte, no me devolverá la muerte, y sigo.

Si un momento olvidada en la retama

me hacen querer ser árbol, Dafne, o algo,

Casandra, hermana mía, como la destrucción,

sé que debo seguir. Que este dolor que tengo es mi venganza

inevitablemente, dada como las flores

por lo que no tenemos: lo poco que ellos lloran

por mis mares de llanto.

Mi llanto por lo que no puede dejar de ser.

 

 

RAMBLA

 

Lo que hay abajo es poco

más que lo que hay arriba. En esa dirección

dejamos sin embargo de aspirar a la huida.

Y no es el sol:

es el lugar del sol.

Y no es el mar, es la humedad del mar.

Y no es el cielo, es un estanque de aves.

Y no, para el viajero verdadero

una luz amarilla resume una ciudad.

Y eso es saber amar: no el mar, sino eso

que no es el mar al eje de un viaje de regreso.

 

 

[De “De lo que viene como si se fuera”]

 

 

UPSTATE

 

Voy a aprender, ya viejo,

desastre de los iroqueses,

el después de la indignidad:

un habla postalcohólica

para mención de muertes, no derrotas,

no batallas, no pérdidas,

propia de fuente efímera

que en lugar desecado

nombra constelaciones

de un cielo frío, duro y anterior a la escuela

y sostenido por los iroqueses.

 

 

RETRATO

 

(Con J.V.F. y R.S.F.)

 

Solo y sin sol, sin sexo y sin sintaxis,

rebatido por vientos hoy anécdotas,

naturaleza es hoy que le tiemble la mano,

hoja que cae con árbol y no sirve de hoja.

Le queda querer ver. Le haría falta

un autofoco, aparte de otras prótesis.

Imágenes de lo que debe ser y, por afuera,

cuando lo arreglen y lo dejen fijo

podrán jugar con él los niños, algo

mejor que ser voluta, casi tanto

(los juguetes se van perdiendo en las mudanzas)

como el vilano que un viento insensible

lanza hasta que se pierde en línea recta.

 

 

ERIZO

 

Por unos ojillos vivos

pago dieciséis mil púas.

No puedo esconderme, sino

fingir que no tengo ojos.

Muero si no engaño; a cambio

no sirvo para pelota.

 

[De “Antología para un papagayo”]

 

 

 

PRIMER MISTERIO

 

Lu, sílaba simiente, motivo de la lengua,

hacia ti no se va: se vibra. Surges

y no hay aquí ni allí.

 

 

                       *

 

El aire te es lo que la arena al oro:

tu lugar natural.

 

 

                       *

 

Lu, mi panal, el punto del que parte

la rosa de los vientos,

te necesita el aire.

Eres el resultado de las flores,

no hay más volver que a ti.   

 

 

                       *

 

Lu que bailas inmóvil, oro de aire,

sonrisa de la luna a mediodía,

haces aparecer el campo. Tengo

lugar.

 

 

                    *

 

Mi Lu, mi sol de calidad de luna,

única verdadera curva, llamo

tu movimiento al mundo trazado desde ti.

 

 

                       *

 

Mencionaba la luna, Lu, la luna.

La luna, que no sirve para nada

menos mover el mar.

 

 

                       *

 

Lu, tiniebla que mira, claridad que se abate,

forma del pánico,

eclipse Lu, que muestra el universo.

 

                       *

 

Líquido vertical, aire posado:

eres el corazón del espejismo,

agua de pura luz.

 

 

                       *

 

Lu, columna en el aire, enteramente exenta.

 

 

                       *

 

Luz en la luz, mi Lu, morada comestible,

miel de aire, aire de miel,

se muerde en ti un romero que no se acaba nunca

y se es romero, desapercibida

hierba de olor.

 

 

 

SEGUNDO MISTERIO

 

Oscuro cielo, pronto

ni cielo, todo

te ronda, Lu, turbulencia del tiempo.

Ya estás y no has llegado.

 

 

                       *

 

Tanto vivir y sólo era una espera.

Eres visible, Lu, como se oye el relámpago.

Lu, nombre de un lugar anterior a las aguas,

nombre de despedida, no nos dábamos cuenta

y éramos imposibles.

 

 

                       *

Qué viento tan fuerte nace de ti, Lu,

qué aparición eres, que nos expulsa.

Qué insignificancia no ser tú, de pronto.

 

 

                       *

 

Pilar de la tormenta, Lu, todo va arrasándose.

Eres la calma y la devastación.

Espesa luz que instaura un tiempo transparente,

eres el centro, Lu, se te puede cruzar.

 

 

                       *

 

No existe un desde arriba.

Latido Lu, misericordia muda,

el ansia era el descanso.

 

 

                       *

 

Así el calor aplicado a la piedra.

Lu, cavidad del sueño que precede a la caza,

el requisito del amanecer.

 

 

                       *

 

Patria de pasmo y despertar que dura,

símbolo del silencio,

reinas como reinaba el tiempo pero

tú no resumes.

 

 

                       *

 

Lu, que me has dado la respiración,

Lu, surtidor de pájaros.

 

 

                       *

 

Hablas, repueblas. Qué pequeña eres

ahora que hay mundo porque tú has venido.

 

 

 

SEXTO MISTERIO

 

Como una nieve antigua

vive en el campo nuevo

brota donde estuviste

delicadeza.

 

 

                       *

 

Humo de movimiento,

vuelo de ave a la espalda,

tu paso es unas notas

que el aire deposita en nuestros ojos.

 

 

                       *

 

Tus gestos ponen paz

entre final y origen,

arcos de acuerdo

que se ven apenas.

 

 

                       *

 

No vienes, te renuevas.

Otro día, otra Lu.

Das una confianza

como de árbol que crece.

 

 

                       *

 

Lu, te has anticipado a la esperanza.

Qué gratitud por el deseo, cuánto

reconocemos lo desconocido.

 

 

                       *

 

Se ha detenido un rayo.

Su claridad se queda con nosotros.

 

 

                       *

 

Alma de la madera, vertical de las llamas,

espuma de las olas de las sierras,

parpadeo del yermo.

Lu, lo vivo en lo vivo, lo cálido en lo inerte.

 

 

                       *

 

Vivo de ti y en ti.

Se ha disuelto el afuera,

mundo sin ti como un abismo horizontal.

No hay acogerse a ti, sino dejarse.

A cambio, nada.

 

 

 

ESPECTRO BREVEMENTE

 

                                                                         Een schilderij die spreeckt, een spoock van weinig'uren

                                                                        (Una pintura que habla, un fantasma de unas pocas horas)

                                                                                                       Constantijn Huygens, Een comediant

 

                                                                                                         A una señora mayor que vivía sola

                                                                                                        e imaginaba visitas de vivos y muertos,

                                                                                                         que siempre la dejaban sin despedirse

 

Esa televisión tuya de espectros

a falta de presente

se enciende y se apaga sola, como el presente,

ciudad de puras desapariciones.

Hace familias de lo que no ha llegado, de las

intemperies pequeñas, las infidelidades

del electrodoméstico, lo que, en tiempos perdidos,

era querer abrazos y no saber de quién.

Vienen como a tomar el té, como si estar aquí fuera lo lógico,

como si hubiera tiempo y gana y gente

para colgar los cuadros. Y se van como vienen

(con la lógica antigua de llegar para nada

y una técnica nueva para dar soledad)

a sus ocupaciones, al vacío, insistente

promesa incumplida de amor.

Y así habremos sido y son ellos:

como las hojas en el torbellino.

 

 

***

 

La esperanza es interminable, intermitente,

funciona, como los televisores y la vida, mal.

Hemos vivido hasta acabar traidores

o morir, que es lo mismo:

marchar sin despedirse,

venir sin cuerpo y sin voluntad propia,

ser poca cosa y anunciar desgracias,

repetir lo que fuimos,

cobrar tragedia en nombre del amor.

Cruzamos la ventana, como el vencejo,

para acabar así. Todos somos el mismo y el viento

para las hojas en el remolino.

 

 

***

 

Hemos vivido para que no nos cojan vivos

y aun a ti, que quisieras asirte a nosotros,

te eludimos con una displicencia de muertos, ásperos,

irónicos sin gracia, cumpliendo desganadamente

un trámite trágico en ti. Porque en ti, que nos tratas de muertos,

vivimos como hemos vivido, unas ráfagas,

de las ausencias a las concesiones,

sólo rebeldes en el gesto y esta

capacidad de huir.

Sólo se sabe que nos vamos yendo,

desabridos, secándonos,

como las hojas en el torbellino.

 

 

***

 

Una vida con curso de murciélago,

fingiendo hasta la imagen de las rachas del viento.

Unos caminos vistos

a sacudidas para la pantalla.

No la verdad: lo póstumo. Máquina de sinopsis.

Porque tu vida es esta coincidencia de muebles,

todos somos el mismo.

Todos somos lo mismo y este viento que somos

y estos papeles en el remolino.

 

 

 

VICTIMAE PASCHALI LAUDES

 

He aquí el tiempo de la resurrección,

un tiempo de túnicas blancas, piedras volcadas,

de indiscutido sol, lagartijas, romero.

Hay un tiempo como un lugar, como el liquen en el granito,

como la abolición del tedio de la infancia,

como no disputado a las basuras, un tiempo ascendente

devuelto vertical al sol, hipótesis

de abejas. Allí los hallazgos previstos,

prendas de juego, las camisas de las culebras,

todo lo que sabemos del futuro. Hay un, así,

moverse inmóvil fuera de verdades.

Y hay una guillotina de luz, pero qué importa,

sólo pensándolo, que se va siendo cada

vez más delgados como los recuerdos,

inmaculadamente abejas, puro

futuro fue lugar.

 

 

 

ENCUENTRO UNA RATA MUERTA EN UN JARDÍN JAPONÉS

 

Había una rata. Estas son unas islas de calma

sólo muy lentamente mudables y orillas de un río

con la serenidad del mar, pero que fluye.

Todo un país se viene

de acá y allá del río, donde

mudamos tamaño según que sigamos senderos por entre los árboles

o abramos al mundo unos ojos en cumbre de monte

y un asombro lento

olvide los ojos, las cumbres y los que, minúsculos, pasan.

El caudal. Se hace tarde, u otoño, con sosiego,

soltamos dimensiones, somos lo que se olvida.

Disciplina de río grande: ribera muda

y gratitud al eco de todas las ausencias.

Nada es nada. Menos la rata, muerta, despatarrada,

diámetro exacto de una isla y réplica:

hay sí y hay no. ¿Es lo mismo? Es una rata

          diciendo el silencio del río.

 

[De “Religio y otros poemas”]


 

 

SENTADITO EN SU TEJADO

 

Vendrá un tiempo también en que la gata Nora

sea vieja y se canse y esté siempre dormida.

Si no me he muerto, entonces seguiré como ahora

calentando la leche mientras ella me mira

o hace sus oraciones, como yo en torno al cazo,

en el suelo de la cocina.

 

La Europa protestante tiene gatos señores

que crecen, y envejecen, y así sigue la vida.

Aquí siguen, con suerte, los cuartos interiores

que no tienen salida.

 

 

 

A UNA AUSENTE

 

Había estado allí contigo. Veo

otras tardes también hermosas, lentas,

con montes a lo lejos.

                                   Hoy se veían claro, iluminados

por la luz alargada del invierno.

 

Monótona ternura, quisiera que esto fuera

nada más que otro día.

 

                                   Cómo nos une la melancolía.

 

 

 

NANA DE LA QUE YA HA CRECIDO

 

No llores, mi niña,

no llores así.

Ya lo hemos llorado

nosotros por ti.

 

Oye lo que tengo:

lo que cambia y no cambia y es sin remedio

y este no saber

si es atardecida o es amanecer.

Guarda su hermosura. No llores así.

Ya lo lloraremos nosotros por ti.

 

 

 

NANA DE GAZA


(Enero de 2009
)

 


Qué guapa en la cuna, mi niña adorada,

para que la muerte cuando venga a verte

te encuentre acostada.

 

Cierra los ojitos, vida de mi vida,

para que la muerte cuando venga a verte

te encuentre dormida.

 

Duérmete, mi rosa,

para que la muerte cuando venga a verte

sea cariñosa.

 

Duérmete, ojos bellos,

si hay gatitos muertos por entre las ruinas

jugarás con ellos.

 

Duérmete, rubí,

y a ver si la muerte cuando venga a verte

se me lleva a mí.

 

 

  

CUENTO DE NAVIDAD Y TAL

 

Dice “¿De dónde sois?, que el niño

para inscribirlo la nacionalidad tal y tal cosa”

(yo ahí me perdí) y le dicen (se señalan)

“Turquía, y Paraguay”.

 

Yo hasta entonces tenía mucho frío

y la aprensión, la angustia anticipada:

despacho de abogados de extranjería,

la espera, la diversidad de dramas,

el miedo, aquella gente

que aún no había visto y ya sabía triste.

De repente, la calma. Turquía, y Paraguay.

Y el niño que está en la cuna.

 

En la estación del metro, saxo tenor tocando

“Las hojas muertas”, y bastante bien.

A la salida noto escarcha nueva.

Queda luz en el cielo y cabe mucha

tarde esta tarde para ser ciudad.

Quitando las palabras, es inefable todo.

Vamos, diría yo.


[Publicados en la colección “Apartamentos de alquiler”]


 

(Fuente: Transtierros.com)