V E L L E M
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Quisiera adelantarle la muerte a los cautivos
y adelantarle a los verbos su sujeto
y ungirle de agua bendita los cuernos
al demonio.
Quisiera adelantarle mil años
a mi muerte
y llamarte a gritos, silencio,
trocar los resultados de la razón
y atestiguar contra lo convenido.
Quisiera que la pálida luz de aquel instante
en que dos cuerpos éramos sólo uno provocara
un incendio interminable.
Quisiera resucitarte, madre,
para que me parieras de nuevo.
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