(Fuente: Tema: Poesía)
(Fuente: Marcelo Sepúlveda Ríos)
Como el que en el café
hace girar con furia
los dados
en lo oscuro del cubilete
para juntar coraje
contra la contra de la suerte.
Como el que concentra
todo su esfuerzo
allí en lo alto
haciendo rugir los dados
en lo oscuro
para juntar coraje
contra la contra de la suerte.
Como el que desde lo alto
va a descargar
los dados
y vocifera con furia
para juntar coraje
contra la contra de la suerte.
Como el que con todas
sus fuerzas
agita los dados en lo alto
y desde allí
descarga con furia
en la mesa
el cubilete
como ese
como ese.
para juntar coraje
contra la contra de la suerte.
En La canción de Buenos Aires tango, blues
(Fuente: Biblioteca Ignoria)
HIPOTECA
Mi casa no está en el cielo, porque
no veo ninguna estrella a la que señalar
y la Luna esta superpoblada
Mi casa no está sobre la tierra, porque
tiene baldosas, ladrillos, cemento y un
circuito de cavidades subterráneas
bajo su suelo, entre mis pies
Mi casa no es mi cada
he vivido en muchas otras
pero son mi casa y estas
son mis cuatro paredes
mi agujero translúcido de paz
mis libros en mi estantería
mi cajón lleno de mis papeles
mi cama entre mis sábanas
Mi casa con mis vecinos
Mi casa por mi madre
Mi casa de mi casero
Mi casa es de cartón bajo la lluvia
y de cristal cuando asciende el sol
Mi casa se derrumbaría en
un terremoto, se inundaría en
un tsunami y no sería mi casa en
tiempos de guerra
Mi casa podría ser tan
solo la calle de noche
Ahora, mi casa es la calle y estas
son mis farolas con mis carteles
mis baldosas con mis chicles
mis bancos con mis pintadas
mi manta con mi suelo
mi cielo sin estrellas
Mi casa con los peatones
Mi casa por el gobierno
Mi casa del banquero
(De El muro que edificasteis sobre mi nombre, 2021)
Ane Campaña Blanco
En Última poesía crítica
Jóvenes poetas en tiempos de colapso
Selección y edición de Alberto García-Teresa y David Trashumante
Lastura Ediciones
(Fuente: Papeles de Pablo Müller)
Porque va por todas partes el dolor es como el agua
En la cocina en la que ella entra
El niño pequeño ha puesto su taza en el suelo
Al lado del perro, permanece para acariciarlo
Los dos sin decir una palabra
Uno dormido sobre su flanco el otro anidando en él
Inclinando la cabeza
'¿Estás cansado mi dulce?'
El perro se levanta, agitando la cola, después pone de
nuevo la cabeza sobre sus patas cruzadas. La cola sigue
golpeando sordamente el suelo, ilusionado con agradar.
El sonido hace que el niño que ella creía dormido se ría
a carcajadas.
Desde abajo,
Sus pequeños dedos encuentran una manera de enlazarse
con los de ella.
Ella mira a su alrededor, todo reaparece
Las flores descoloridas
Del trapo encerado, tan a menudo lavado
El dibujo rojo y verde
Del delantal arrojado sobre la silla
El frasco abierto la mermelada brilla
Cuando ella vuelve a mirar el perro
Está lamiendo la sien del niño, con emoción
¿Por qué había creído ella en una detención de sus días?
Mar abierto
Sumerjo hacia adelante mi cabeza
Interesada en el primer pez
Cuyo ojo se encontrará con los míos
Nadando
Sobre mi panza
Como sucede
Llegan diversos
Giramos, giramos
¿Quién es el hermano de quién?
Las bocas abiertas de siete peces
Cruzando el agua tragando
Comida infinitesimal
Lo que sea que esté desmenuzado
Si me encuentro con uno que va solo
Recordando un temor de apartarse
Me mantengo cerca de uno de mi clase
Quien como otro
Se sumerge hacia la luz difuminada por la arena
El vientre pulsátil busqué
Menos dolor moviéndome
Volviendo a bucear
De esas huellas que eran mías
No quedaba ni una en el agua
Nadando hacia donde van, juego
Que vivo
En el mar como muchos
Escapando de mi sombra
Aún más rápido
Si mi brazo está estirado
Ambos poemas provienen de un libro de Ariane Dreyfus lla-
mado Le dernier livre des enfants (El último libro de los niños).
Están escritos en un lenguaje desnudo y delicado, que mezcla
seres y edades, humanos y animales, como en el poema "La
felicidad que podemos". Ella comentó acerca de este libro:
"Ya era hora para mí de arriesgarme más cerca del borde.
No un pájaro, no.
Sino como yo era y como todavía somos, asombrados de ape-
nas habernos movido en un momento en el que ya podemos
ver la muerte."
Ariane nació en Le Raincy (Seine-Sant-Denis) de padre judío
askenazi, y madre indochina. Es profesora jubilada, crítica lite-
raria y activista. Autora de 16 colecciones de poemas.
Creo que es cierto que va hasta el borde. Con una gran sensi-
bilidad, cercana muchas veces a lo inefable, a lo intransmisi-
ble.
¡Y para colmo, traducida!
Como escribiera el gran Maurice Blanchot, "...con la convic-
ción de que, en definitiva, traducir es una locura."
Ya son varias las maneras en que estamos locos.
Robert Rivas
FUENTE
Modern Poetry in Translation. N° 3, 2017. War of the Beasts
and the Animals. Russian and Ukanian Poetry.
(Fuente: Idiomas Olvidados)
(Fuente: Fragmentos pessoanos)
Lo único que quiero para vos: conocimiento. Que entiendas cada deseo con su filo, que sepas que somos responsables de las vidas que cambiamos. No hay fe que no te llegue a precio de algo, nadie cree sin morir. Ahora por primera vez veo el sendero que plantaste, qué terreno ofrendado a la basura, por más que hayas soñado una abundancia de flores. No existen maldiciones: sólo espejos delante de las almas de dioses y mortales. Y yo también me entrego a mi destino. Creé en vos mismo, dale: a ver dónde te lleva.
Traducción de Ezequiel Zaidenwerg Dib
•
Favorecida literatura bien escrita, aburguesada,
moderada en mercados y academias.
Autores de receta, dóciles cortesanos,
criaturas domésticas demasiado ocupadas
en complacer al lector
(ya sabemos, en el capitalismo
el cliente siempre tiene la razón).
Escritores que se dicen experimentales,
al servicio de corporativos literarios.
Siempre habrá revuelta partiendo de las cosas simples,
necesarias para la vida.
Rebeldía al día.
Por la construcción de una nueva suciedad, perdón,
sociedad, bien proleta, una literatura hecha
con toda esta basura que debo tirar.
En la división del trabajo
me he desempeñado en esta ocupación,
que ha consumido mis horas,
que me ha hecho vivir.
Criado en el proletariado,
educado por la burguesía.
De ahí que, en principio,
luche contra mí mismo.
En las clases bajas invertimos nuestros esfuerzos
en objetos que carecen de plusvalía.
A cuentagotas se añaden las líneas
que disminuyen mi hacienda.
Cada una de mis historias me ha agotado y empobrecido,
fabular me cuesta caro.
Me he explotado a mí mismo
y acabo regalando mi trabajo,
no porque lo menosprecie,
sino porque me crie entre pobres
que ofrecen lo que no tienen.
GUARROS PARA MUÑECA
Háganse a un lado, que traemos a la reina
y el patrón no quiere ni que la vean.
Ahí viene, abran paso, quítense,
ni se les ocuuurrrra ponerse en medio,
porque nos entrenaron en el ejército
pa’ darle un plomazo en la cabeza
al que quiera pasarse de a de veras.
Ni se emocionen, chavos,
que así como la ven, hasta el jefe se le rinde.
Cuidarla en sus desplazamientos, seguir sus
caprichos rutinarios es nuestro trabajo.
Ya la llevamos al gym, al salón
—a peinarse, como cada día—,
ahora toca el almuerzo con las amigas.
Allí, mientras la esperamos, nos da tiempo
de echarnos un taco y hasta un cigarro.
EMBOTELLAMIENTO
El sudor corre más rápido que la ciudad.
La lentitud va por su mayor alcance.
Yo sigo aquí, en mi tramo de avenida,
con tiempo para mirar que poco cambia.
Por un momento pensé que podía ir más deprisa,
siguiendo no sé qué necesidad de estar a la hora.
Tantas cosas atropellan mi cabeza, la vuelcan
y me dejan en el mismo lugar.
Nada cambia aquí, mirando de frente
el hartazgo del prójimo, el asfalto.
Ahora me queda descubrir mi reposo.
BAR
Otra copa,
otra ronda.
Embriaga más rico
el alcohol compartido.
Relajo, alboroto, chacoteo,
amigos, desconocidos, mezclados.
Puro lo puro,
que aquí todo combina y entona.
Percusiones: las mesas,
los vasos, las botellas.
Trago eufórico, música.
Cualquier momento,
el mejor acompañamiento.
Venga el siguiente trago,
que para el último
no habrá ni tiempo de saber.
Descansen los brazos,
entre copa, baile y guasa.
Las penas
con pan
son buenas
y con alcohol
pasan mejor.
Quiera quien quiera,
afortunado quien goza lo que tiene.
Los malos tragos pasan,
los buenos también,
ni cómo quitarse la sed.
MEMORIA
Vuelvo a la casa familiar.
Arriba duermen.
No hay que prender la luz.
Ni falta hace,
puedo subir las escaleras
a oscuras.
A ojos cerrados
sigo mi juventud.
Eduardo Uribe (1980) es escritor, traductor y profesor. Originario de Iztapalapa, Ciudad de México, encontró en la cultura una forma de comprender y de transformar su entorno.
Fue secretario de redacción del Periódico de Poesía (UNAM), bajo la dirección de David Huerta. Ha publicado los volúmenes de cuentos Infiernos particulares (UNAM, 2008), Propaganda, puros cuentos (Legaria, 2015) y Uróboros. Clichés con hocico y cola (Malaletra, 2015), además de ensayos y poemas en revistas de República Dominicana, México, Italia, Alemania y Francia. Realizó una antología de poemas y apuntes teóricos del poeta suizo Philippe Jaccottet y, en cotraducción, los publicó bajo el título A través del trueno (El Tucán de Virginia, 2014); es también traductor del poeta y filósofo contestatario Henri Meschonnic, de quien ha publicado algunos poemas y su ensayo Modernidad Modernidad (La Cabra Ediciones, 2014). Reside en Francia, donde se doctoró con una tesis sobre las teorías poéticas en Hispanoamérica durante el siglo XIX y principios del XX. En los últimos años, entre otras cosas, ha sido docente en las universidades de Orleáns, Lille y Sorbona Nueva.
(Fuente: Buenos Aires Poetry)