miércoles, 1 de febrero de 2023

Mari Lamas (Buenos Aires)

 

 

DUALIDAD

 

Estoy obsesionada
con un hombre que no sé quién es,
me persigue en sueños
y me seduce disfrazándose.
 
Un lobo
trastornado por la luna
(bestialmente enamorado)
que me muestra sus colmillos
mordiéndose la cola,
nazareno triste
incapaz de hacerme daño.
 
Un dogo viejo
con la mandíbula teñida
de alquitrán
(corsario de la calle)
que no deja de olerme
y robó una orquídea negra
para regalármela.
 
Un sacerdote azteca
insólitamente rubio
(y arrogante)
coronado con plumas de quetzal
que me espera en el altar
del sacrificio
y me dice que no le tema
a la comunión de la sangre
y el cuchillo.
 
Un poeta tímido y bohemio
que con sus dedos
manchados de tabaco
me escribe versos
obscenos en las cenizas
para después borrarlos.
 
Un enano gordo
que me invita a su festín
de sapos y serpientes
y de postre
me ofrece una manzana.
 
En sueños no lo reconozco
y tampoco lo rechazo. Me entrego
a todos sus disfraces.
 
En la vigilia me digo que tal vez
soy yo (y ese múltiple "él")
escarbando en mi sombra
la raíz de mis miedos y miserias,
desdeñando el nimbo inmaculado
de una luz ficticia que enceguece.
 
 
 

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