domingo, 26 de febrero de 2023

Claudia Dabi (Chivilcoy, Pcia. de Buenos Aires)

 

EL CLÉRIGO Y LA DAMA 

 

Sin preámbulos entra en diálogo filosófico con el clérigo. Un análisis apocalíptico no dogmático, ni demoníaco.
Busca un ámbito típico, no turístico, tal vez místico que sea óptimo para la búsqueda de un cónyuge.
El versículo del Génesis lee con éxito el presbítero.
Mas la fémina un tanto rígida hace síntesis explícita de la nómina de características de ese ser único. Por orden alfabético o numérico pregunta.
Da igual. A saber:
Ha de ser democrático, lúcido, dinámico, enigmático, crédulo hasta la médula, posiblemente huérfano, pacífico, cómico, tal vez políglota, carismático sin llegar a ser mediático, pero sí célebre, afrodisíaco como un narcótico, un físico de músculos y cartílagos sin anabólicos, ni flácido ni plástico, de tipo olímpico; lírico hasta las amígdalas.
Que no sea un terráqueo cavernícola, nómada, homofóbico, bélico, cíclico, maquiavélico, maníaco, fatídico ni colérico. Sin tácticas traumáticas, que no tome ansiolíticos, ni un ápice de antiespasmódicos, ni nada anómalo.
De pensar crítico, antropológico, no pragmático. Que no sea un lunático sintomático; que evite los monosílabos tétricos, bárbaros o éticos.
Que la lleve a la cúspide cósmica, al vértice de la química, a una república púrpura o índigo en ósmosis con la atmósfera y el oxígeno diáfano. Magnífico, mágico, épico y a la vez clásico. Como barítono de ópera.
Sin importar el hábitat geográfico ni climático. Nórdico o asiático, tal vez de México o del Cantábrico; de los médanos Patagónicos o de la Antártida.
De buen diálogo, sin ser Sócrates. Sea de prácticas con el método científico sin llegar a un Copérnico, quizás médico, farmacéutico, matemático pero no un Pitágoras, sea artístico, tal vez músico o plástico. De retórica poética para su beneplácito.
Hasta aquí las cláusulas morfológicas y psíquicas. Cúmulo específico de límites bajo la lámpara. Bastante polimórfico, pero lícito. Centrifugo pero elástico.
Al cabo de la séptima hora, errático y tímido, el eclesiástico de rostro cadavérico bebió una pócima ácida de sus bártulos. Tuvo un síncope sin estrépito.
-Oh! Se ha dormido plácido! Ha sido ecuánime y práctico, sin metáforas…
Y se fue la dama en su vehículo por la métrica asfáltica, respetando el semáforo. 
 
 
Sin prisa sin pausa
Chivilcoy, Buenos Aires, Argentina

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario