Perras
y ovejas
al comienzo
del estado fragmentario
que se angustió del cielo
viendo crecer
la ira y la tormenta,
se fueron haciendo bichos bolita
como quien es amenazado
por látigos y pólvoras.
No hay aquí
moraleja
ni culto
al espanto,
ni lo que muere
por dentro,
ni lo que niega
y favorece,
apenas reino celeste
en este primer mes
herido astral
en que
el hombre come al hombre
y la piedad
se apodera de los colmillos
y huesos roídos.
- Inédito-
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