TRES POEMAS
Vida venturosa
Estudio de la soledad
Atravesando la calle de Descartes
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Death full of flowers
(A. F. 1930-1994)
Los primeros, frente a tu casa, son los junquillos,
largos capullos como anuncio de un verano que durará para siempre.
Las violetas, retazos de cielo en la tierra, en la que se infiltró el invierno.
La enredadera inútil
y un concentrado estallido de cerraja en mayo.
Además: manojos de lilas, e inmediatamente después
el jazmín y el olor del jazmín.
Tras los muguetes, la inauguración del verano en las pesadas cabezas de las peonías.
Y las malas hierbas: amapolas, acianos, cizañas (antes comunes,
ahora cada vez más raras), y por último cientos
de especies de aster, hasta el momento de limpiar los jardines,
cuando los colores se adentran en las hojas,
cuando las hojas se vuelven una manta colorida
para los que duermen cerca de la tierra.
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Julia Fiedorczuk (1975) es poeta, escritora, traductora, crítica literaria y profesora de Literatura Americana en el la Universidad de Varsovia. Ha publicado los poemarios Listopad nad Narwią (Noviembre en el Narvia, 2000), Bio (Bio, 2004), Planeta rzeczy zagubionych (El planeta de las cosas perdidas, 2006), Tlen (Oxígeno, 2009) y Tuż-Tuż (Cerca muy cerca, 2012). Ha publicado también el libro de relatos Poranek Marii i inne opowiadania (La mañana de María y otros cuentos, 2010) y las novelas Biała Ofelia (La blanca Ofelia, 2011) y Nieważkość (Ingravidez, 2015). Listopad nd Narwią fue designado mejor debut del año, y por un conjunto de poemas de Bio (en versión alemana de Doreen Daume) recibió el Hubert Burda Preis para poesía joven (2005). Sus traducciones incluyen a autores como Wallace Stevens, Laura Riding, John Ashbery y Yusef Komunyaka, así como una colaboración con Laurie Anderson que dio como resultado el libro Język przyszłości (Lengua del futuro, 2012). Por su parte, sus poemas han sido traducidos a 19 idiomas (al español para la antología de poesía polaca contemporánea Poesía a contragolpe,
elaborado por Abel Murcia, Gerardo Beltran y Xavier Farre). Fiedorczuk
es miembro de ASLE (Asociación para el Estudio del Lenguaje y el Medio
Ambiente), y su interés por la ecología y su relación con los lenguajes
poéticos y científicos.
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Extraído de Julia Fiedorczuk, Oxígeno. Poemas 2000-2017. Traducción, selección y nota de Gerardo Beltrán, DR Granises, Servicios Editoriales y de Comunicación, S. A., (La Otra), Ciudad de México, 2017 | Buenos Aires Poetry 2022
Imagen en Sport
(Fuente: El Poeta Ocasional)
Las cortinas abiertas y la puerta entornada.
Todo el invierno pareció que un oscurecimiento
comenzaba. Ahora, sin embargo, el brillo de la luna y los olores de la calle
conspiran, combinándose en una única cosa.
He aquí los cuartos donde vive Robinson.
Esta luz mortecina, descolorida y pálida,
como si acá se hubieran refugiado todos esos borrosos
amaneceres de la primavera, tal vez únicamente para Robinson.
Que ahora duerme. Si acaso se filtrara por los pisos más música,
o la luna brillara con diferente luz,
quizá despertaría para oír el noticiero de las diez,
en el que se hablará de cosas espantosas, moderadamente.
Duerme por el cansancio, pero aquel viejo deseo suyo de morir así
ha disminuido un poco. Ahora solo le queda esa frialdad
que debe llevar puesta. Pero no mientras duerme. Riguroso académico, viajero,
o rústica figura barbuda y en cuclillas en medio de una cueva,
un francotirador de mirada de lince en una barricada,
un hereje encerrado en una catacumba, un libertino célebre,
un mendigo en la calle, el confidente de los Papas,
todos esos es Robinson en sueños, quien mientras se da vuelta
en la cama masculla: “Hay algo en este manicomio
de lo que yo soy símbolo. Esta ciudad. Oscura. Pesadilla.”
Se despierta bañado de sudor
y de la luz terrible de la luna. Oye algo que podría ser silencio:
zumba como los cables allá lejos, sobre las azoteas,
y el viento embolsa las cortinas y las hace flamear dentro del cuarto. ~
Versión de Ezequiel Zaidenwerg
Imagen: Dan Wynn Archive
(Fuente: El Poeta Ocasional)
ROBLE
I
La quietud solar del padre inclina
la órbita de los pájaros:
le hacen cosquillas a la puerta vieja
las aves pasando
generación tras generación.
II
Para espantar y proteger,
el padre enseña sus dientes de lobo.
Para repartir cucharas de sombra,
se recorta bajo la galaxia
como una puerta negra.
III
Con el fuego de los estantes
el roble atraviesa los libros;
y así permanece abierta
la puerta roja de las estructuras
cuya memoria el padre concede.
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ACEBO
I
Con el azufre rojo de kermes la madre teje la trama:
si las leyendas mecen
al elfo del árbol,
ningún fantasma entrará por el tiro.
II
A veces se prende fuego al acebo
y la luz acaba
en la arquitecta de la mezquita de Sakirin,
en los noventa y nueve anillos
de la lámpara que fabricó para las mujeres.
III
También se puede esperar
la perversión de la leyenda:
que una madre quejica
enrede la luz
y el acebo se adueñe del agua.
Yaiza Martínez
La escuela de las órbitas
Libros de la hospitalidad
Olé libros
(Fuente: Papeles de Pablo Müller)
(Fuente: Emma Gunst)
Todo fue abandonado
precipitadamente
como las colillas,
las cartas y apuestas
del juego de póquer
de unos bomberos.
Se marcharon
y aún no han vuelto.
Hace mucho tiempo
se apagó el fuego.
en Trece lunas (Antología), 1997