Himno a los jóvenes condenados
Sólo la ira monstruosa de los cañones
sólo el veloz tartamudeo de los rifles
pueden balbucear sus rápidas plegarias.
Ninguna pantomima ahora para ellos; ni rezos o campanas,
ni ninguna voz de duelo salvo los coros —
los coros frenéticos de obuses que gimen sibilantes,
y clarines que los llaman desde condados tristes.
¿Qué velas pueden sostenerse para guiar su alma?
No en las manos de niños, sino en sus ojos
brillará la tenue luz de los adioses.
El rostro pálido de las muchachas será su mortaja;
sus flores, la ternura de las mentes resignadas,
y cada lento atardecer, un cierre de las cortinas.
……
Wilfred Edward Salter Owen, Inglaterra, 1893-1918, muerto en acción a los 25 años, poco antes de finalizar la Primera Guerra Mundial.
[Trad.: Gerardo Gambolini.]
(Fuente: Gerardo Arturo Gambolini)
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