martes, 31 de diciembre de 2024

Vicente Huidobro ( Santiago de Chile, 1893 – Cartagena, 1948 – Chile )

 

Archivo de Vicente Huidobro en la UC: poesía, manifiestos y ...

 
 
 
El corazón del pájaro
el corazón que brilla en el pájaro
el corazón de la noche
la noche del pájaro
el pájaro del corazón de la noche
si la noche cantara en el pájaro
en el pájaro olvidado en el cielo
el cielo perdido en la noche
te diría lo que hay en el corazón que bulle en el pájaro
la noche perdida en el cielo
el cielo perdido en el pájaro
el pájaro perdido en el olvido del pájaro
la noche perdida en la noche
el cielo perdido en el cielo
pero el corazón es el corazón del corazón
y habla por la boca del corazón


(Fuente: Ricardo Ruiz)
 

Dante Alighieri (Florencia, Italia, 1265 - Ravena, 1321)

 

La Divina Comedia /  Infierno, Canto cuarto

 

Rompió el alto sueño en la cabeza
un grave trueno, tal que me repuso
como persona a la fuerza despertada,
 
y el ojo recobrado moví en torno,
derechamente levantado, y observaba
para saber en qué lugar había caído.
 
Verdad es que en el borde me encontraba
del valle del abismo doloroso
que el sonido acoge de infinitas quejas.
 
Oscuro y profundo era, y nebuloso,
tanto que, pese a fijar la vista a fondo,
yo no discernía objeto alguno.
 
"Descendamos ahora al ciego mundo",
comenzó el poeta, mortalmente pálido,
"yo iré primero, tú lo harás segundo".
 
Y yo, que su color había notado,
dije: "¿Cómo querría, si tú temes,
y eres el que a mis dudas das consuelo?"
 
Y él a mí: "La angustia de las gentes
de allá abajo mi rostro cubre
de piedad, que tú como temor sientes.
 
"¡Vamos, que larga vía nos requiere!"
Así movióse, y así hizo que entrara
en el primer círculo que al abismo ciñe.
 
 
Alighieri, Inf IV, Commedia
Versión Jorge Aulicino
 
Puede ser arte
---
Imagen: El infierno según Alessandro (Sandro) Botticelli, fines del siglo XV

Santiago Rebasa (Buenos Aires)

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PUESTO A SECAR 

 

No hubo moscas en el sol
ni tábanos ni el perfume
de los veranos en cascada
una sobre otra las diapositivas
de cada memoria hecha de calor
y de piel que oscurece
y de cloro que persiste
en la respiración del día 
 
no hubo nada que empañara
la alegría del agua
al correr por el cuerpo
los brazos las aletas
las piernas como hélices
 
no hubo el tiempo
retirado a la sombra
donde acumula su espesor
 
no hubo nadie o mejor
no faltó nadie
en el memorial que se erige
entre andariveles
que no fuera hecho de agua
y abrazado y
 
después del cansancio
puesto a secar.
 
 
S. R.
 
12-2024

Marcos Herrera (Buenos Aires, 1966)

 

PHILIP K. DICK

 

Se encierra en una habitación blanca
y llora.
 
No hay máquinas. No hay relojes. No hay naves.
 
Las paredes blancas y el silencio.
 
El universo es un incendio diminuto
que le hace cosquillas
en las plantas de los pies.
 
Un águila hundida
en las profundidades del cielo
piensa en él.
 
Él está en la habitación blanca,
llorando.
 
Pero no se confundan:
ese llanto es su manera
de reírse a carcajadas.
.......................
 
 

LA DALIA NEGRA

 
 
El cuerpo de Elizabeth Short fue encontrado en
un baldío el 15 de enero de 1947 por una mujer
que paseaba con su hija. Primero, la mujer creyó
que se trataba de un maniquí y luego se dio
cuenta de que era el cadáver de una mujer joven
cortado por la mitad. También le habían cortado
la cara, estirando una sonrisa de sangre desde
la comisura de sus labios hasta las orejas. A partir de entonces,
a Elizabeth se la conoció como La Dalia Negra.
 
James Ellroy escribió una gran novela sobre
La Dalia, y en su libro autobiográfico (Mis rincones
oscuros) le dedica largos pasajes. Ellroy
relaciona el asesinato de Elizabeth Short
con el de su propia madre.
 
Elizabeth se ganaba la vida como camarera
y vivía en hoteles y pensiones. Quería ser
una gran estrella de Hollywood.
 
La enterraron en un cementerio de Oakland, California.
Cuando sus hermanas fueron mayores, su madre
se mudó ahí para estar cerca de Elizabeth.
 
Nunca encontraron al asesino, el caso
nunca se resolvió.
 
 

 
..................................................
Fotos: Portada de la edición de 1984 de «Daw Books (NYC) de Philip K. Dick». Tapa de "La Dalia Negra", novela que forma parte del Cuarteto de Los Ángeles. Esta foto está acompañada de una descripción de su autor, Ellroy, que es la siguiente: La Dalia Negra, obra maestra del perro diabólico de las letras norteamericanas, en edición definitiva, con una traducción actualizada y un epílogo inédito del autor.

Victor Coral Cordero (Lima, Perú, 31 de diciembre de 1968)

 

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Montalbetti´s definitions 

 

.
La verdad no habita el poema.
Sólo la imagen glaseada del lenguaje, sólo
el finito deshacerse de la voz.
Mi lengua hace twerking en el poema.
Y tu vientre se retuerce
tras una ingesta de fideos vacíos.
Luego de ello, nada. Luego
el concepto anidando como un gusano
casi al centro del ojo.
El poeta es mi pastor;
todo me faltará, menos la palabra.
 
 
.
(Fuente: Grover González Gallardo Poesía)

Pierre Reverdy (Narbona, Francia, 1889-Solesmes, Francia, 1960)

 

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NÓMADA

 

    La puerta que no se abre
La mano que pasa
               A lo lejos un vaso
    La lámpara humea
Las chispas que se encienden
    El cielo es más negro
             Sobre los techos
 
Algunos animales
Sin su sombra
 
      Una mirada
   Una mancha oscura
La casa en que no se entra
 
 
_________________________
de "Les ardoises du toit" (1918), en César Moro, "Visiones del surrealismo", Tusquets Editores, Barcelona, 1974. Trad. de César Moro. En la imagen, Pierre Reverdy (Narbona, Francia, 1889-Solesmes, Francia, 1960 / Ouest France)

 

(Fuente: Jonio González)

Carlos Drummond de Andrade (Brasil, 1902 - 1987)

 


 

PASAJE DEL AÑO

 

El último día del año
no es el último día del tiempo.
Otros días vendrán
y nuevos muslos y vientres te comunicarán el calor de la vida.
Besarás bocas, rasgarás papeles,
harás viajes y tantas celebraciones
de aniversario, graduación, promoción, gloria,
dulce muerte con sinfonía y coral,
que el tiempo quedará repleto y no oirás el clamor,
los irreparables aullidos
del lobo, en la soledad.
 
El último día del tiempo
no es el último día de todo.
Queda siempre una franja de vida
donde se sientan dos hombres.
Un hombre y su contrario,
una mujer y su pie,
un cuerpo y su memoria,
un ojo y su brillo,
una voz y su eco,
y quien sabe si hasta Dios…
 
Recibe con simplicidad este presente del acaso.
Mereciste vivir un año más.
Desearías vivir siempre y agotar la borra de los siglos.
Tu padre murió, tu abuelo también.
En ti mismo mucha cosa ya expiró, otras acechan la muerte,
pero estás vivo. Una vez más estás vivo.
Y con la copa en la mano
esperas amanecer.
 
El recurso de embriagarse.
El recurso de la danza y del grito,
el recurso de la pelota de colores,
el recurso de Kant y de la poesía,
todos ellos… y ninguno resuelve nada.
 
Surge la mañana de un nuevo año.
 
Las cosas están limpias, ordenadas.
El cuerpo gastado se renueva en espuma.
Todos los sentidos alerta funcionan.
La boca está comiendo vida.
La boca está atascada de vida.
La vida escurre de la boca,
mancha las manos, la vereda.
La vida es gorda, oleosa, mortal, subrepticia.
.....

por Rodolfo Alonso
 
 
(Fuente: Daniel Freidemberg)

 

Jan de Jager (Buenos Aires, 1959)

 

 

campo

.
las ciudades que se portan bien,
cuando mueren,
se van al campo
.
 
 

ruina

.
se denomina ruina
a cualquier sector del planeta
que en el pasado
haya sido habitado
por seres humanos
.
dos relámpagos de Relámpagos vol. 4

 

Susana Thénon (Buenos Aires, 7 de mayo de 1935 - 5 de abril de 1991)

 

NO ES UN POEMA

 

Los rostros son los mismos,
los cuerpos son los mismos,
las palabras huelen a viejo,
las ideas a cadáver antiguo.
 
Esto no es un poema:
es un grito de rabia,
rabia por los ojos huecos,
por las palabras torpes
que digo y que me dicen,
por inclinar la cabeza
ante ratones,
ante cerebros llenos de orín,
ante muertos persistentes
que obstruyen el jardín del aire.
 
Esto no es un poema:
es un puntapié universal,
un golpe en el estómago del cielo,
una enorme náusea
roja
como era la sangre antes de ser agua.
 
Puede ser una imagen en blanco y negro de 1 persona
 
 
 
(Fuente: OFICIO DE POETA)

 

Bronisław Maj (Polonia, 1953)

 



Trad. Ada Trzeciakowska

 

SIGNOS

 

Habla, Letra – ¿te he sido fiel?  
¿He sabido servir? Si a la vida de las palabras siempre he preferido la vida  
de la gente como yo: pobre ávido trajín
entre objetos, árboles, piedras indulgentes. Tantos  
deseos, miedos, sueños, esfuerzo, dolor, esperanza, desconsuelo – jamás  
expresados. Y perduran, transformándose, cambiando a  
personas, indecibles, perduran. Y si amé palabras  
sólo eran nombres de los que amaba: mujeres
y hombres, montañas, calles, ríos, tierras, indecibles. Y la sagrada  
escritura del mundo: signos en el cielo y en la tierra,  
inefables en las miradas, en el tacto, en las voces  
de las ciudades y los elementos, en el tiempo, todo el aire, todo el  
mar de signos: sumerjo en él la boca, los ojos,  
las manos, mis manos están vivas: desean
otras  
manos vivas.

Fotografías de Saul Leiter (3,4 coloreadas por mí)

 

ZNAKI

Mowo, Litero – byłem ci wierny?  
potrafiłem służyć? Ale zawsze od życia słów wolałem życie  
takich jak ja: biedną zachłanną krzątaninę  
wśród pobłażliwych rzeczy, drzew, kamieni. Tyle  
pożądań, lęku, snów, trudu, bólu, nadziei, rozpaczy – nigdy  
nie wysłowionych. A trwają, przemieniając się, zmieniając  
osoby, niewysłowione, trwają. I jeśli kochałem słowa  
to tylko imiona tych, których kochałem: kobiet
i mężczyzn, gór, ulic, rzek, krain, niewysłowione. I święte  
pismo świata: znaki na niebie i ziemi,  
niewysłowione w spojrzeniach, dotyku, w głosach  
miast i żywiołów, w czasie, całe powietrze, całe  
morze znaków: zanurzam w nim usta, oczy,  
ręce, moje ręce są żywe: pragną
żywych  
rąk.

 

(Fuente: Ada Lírica)

Marina Tsvetáyeva (Moscú, 1892-Yelábuga, 1941)

 

año nuevo









I.

 
 
feliz año nuevo—feliz nueva luz, nuevo mundo—feliz nuevo borde, nuevo reino—¡feliz nuevo refugio!
una primera carta para ti en el próximo—
el lugar donde nada sucede nunca
(casi ni siquiera el engaño sucede), lugar donde la rudeza,
la prisa siempre suceden, como la torre vacía de Eolo.
una primera carta para ti desde
la patria de ayer, ahora ninguna tierra sin ti,
ahora ya una de las
estrellas... y esta ley de dejar y dejar, hender
y hender,
esta garra por la cual mi amado se convierte en un nombre en una lista
(¿oh él? ¿del 26?),
y los que han sido se transforman en lo que no sucedió.

¿Te cuento cómo me enteré?
No fue un terremoto, ni una avalancha.
Vino un tipo, cualquiera (tú eres el único):
“De verdad, una pérdida lamentable. Hoy sale en el Times. ¿
Le escribirás un artículo?” ¿Dónde?
“En las montañas.” (La ventana que se abre a las ramas de los abetos.
La sábana.) “¿No lees los periódicos?
¿Y no escribirás la necrológica?” No. “Pero…” Perdóname.
En voz alta: demasiado duro. En silencio: No traicionaré a mi Cristo.
“En un sanatorio.” (El paraíso en alquiler.)
¿Qué día? “Ayer, anteayer, no me acuerdo.
¿Vas a ir al Alcázar más tarde?” No.
En voz alta: cosas de familia. En silencio: cualquier cosa menos Judas.

segundo.

¡Por el año que viene! (¡naciste mañana!)
¿Te cuento lo que hice cuando me enteré de...
ups... no, no, me expresé mal? Mala costumbre.
Hace tiempo que pongo comillas alrededor de la vida y la muerte,
como las historias vacías que tejemos. Conscientemente.

Bueno, no hice nada, pero algo pasó
, pasó sin sombras ni eco,
pasó.
Ahora, ¿cómo fue el viaje?
¿Cómo te desgarró, cómo te aguantó, cómo
te partió el corazón? A lomos de los mejores caballos de carrera de Orlov
(que, según dijiste, siguen el ritmo de las águilas), ¿
te quedaste sin aliento o algo peor? ¿
Fue dulce? No hubo alturas ni caídas para ti,
volaste sobre auténticas águilas rusas,
tú. Tenemos lazos de sangre con ese mundo y con la luz:
sucedió aquí, en Rusia, el mundo y la luz
maduraron en nosotros. La prisa está en marcha.
Digo vida y muerte con una sonrisa burlona,
​​escondida, para que me beses para averiguarlo.
Digo vida y muerte con una nota a pie de página,
un asterisco (una estrella, la noche que anhelo,
que se joda el hemisferio cerebral,
quiero las estrellas).

III.

Ahora no lo olvides, querido, amigo mío,
si utilizo letras rusas
en lugar de alemanas, no es porque
digan que hoy en día todo vale,
no es porque los mendigos no sepan elegir,
no es porque un muerto sea un pobre,
comerá cualquier cosa, ni siquiera pestañeará.
No, es porque ese mundo, esa luz
—¿puedo llamarla «nuestra»?— no es sin lenguaje.
Cuando tenía trece años, en el monasterio de Novodévichi,
lo entendí: es prebabeliano.
Todas las lenguas en una.

angustia. nunca más me preguntarás
cómo se dice “nido” en ruso.
el único nido, el nido entero, nada más que el nido—
albergando una rima rusa con las estrellas.

¿Parezco distraído? No, imposible,
no hay tal cosa como distraerse de ti.
Cada pensamiento, cada sílaba , Du Lieber , conduce a ti, no importa qué, (oh, al diablo con la lengua nativa rusa, con el alemán, quiero la lengua de un ángel) No hay lugar, ningún nido, sin ti, oh, espera, hay solo uno. Tu tumba. Todo ha cambiado, nada ha cambiado. No olvidarás... quiero decir, no sobre mí... ¿Cómo es allí, Rainer, cómo te sientes? Insistente, seguro, engreído, ¿cómo encaja la primera visión del Universo de un poeta con su última mirada a este planeta, este planeta que tienes solo una vez?

el poeta se fue de sus cenizas, el espíritu abandonó el cuerpo
(separar los dos sería pecar),
y tú te has ido de ti mismo, te has ido de ti mismo ,
no es mejor haber nacido de Zeus,
Cástor arrancado—a ti de ti mismo—a Pólux,
mármol desgarrado—a ti de ti mismo—a la tierra,
sin separación ni encuentro, solo
una confrontación, el encuentro y la separación
primero.

¿Cómo podrías ver tu propia mano lo suficientemente bien para escribir,
para mirar el rastro —en tu mano— de tinta,
desde tu percha en lo alto, a millas de distancia (¿cuántas millas?),
tu percha de alturas infinitas, porque insólitas,
muy por encima del cristal del Mediterráneo
y otros platillos?
Todo ha cambiado, nada cambiará
en lo que a mí respecta, aquí en las afueras.
Todo ha cambiado, nada está cambiando
—aunque no sé cómo enviar esta carta de la semana extra
a mi corresponsal— y ¿hacia dónde miro ahora,
apoyado en el borde de una mentira— si no de esto a aquello,
si no de aquello a esto. Sufriendo esto. Sufriendo mucho esto.

IV.

Vivo en Bellevue, una pequeña ciudad
de nidos y ramas. Cambiando miradas con el guía:
Bellevue, la fortaleza con la vista perfecta
de París... la cámara con la quimera gala...
de París... y más allá...
apoyada en el borde escarlata,
¡qué divertidas deben ser para ti (¿para quién?),
(¡para mí!) deben ser divertidas, divertidas, desde alturas insondables,
estos Bellevues y estos Belvederes nuestros!

Estoy apático. Perdiendo el control. Los detalles. La urgencia.
El año nuevo está llamando a la puerta. ¿Por qué puedo brindar? ¿
Y con quién? ¿Y qué beber en realidad? En lugar de burbujas de champán,
me llevaré estos algodones a la boca. Ahí, el golpe... Dios,
¿qué estoy haciendo aquí? ¿Qué auspicios? ¿Qué se supone que debo hacer,
este ruido de año nuevo? Tu muerte resuena, Rainer, resuena y rima.
Si un ojo como tú se ha cerrado,
entonces esta vida no es vida, y la muerte no es muerte,
se está apagando, escapándose, la atraparé cuando nos encontremos.
No hay vida, no hay muerte, bueno, entonces una tercera cosa,
una nueva. Beberé por eso (esparciendo paja,
esparciendo flores por el 1927.° aniversario,
adiós 1926, qué alegría, Rainer, terminando
y empezando contigo), me inclinaré sobre
esta mesa hacia ti, esta mesa tan grande que no tiene un final a la vista,
chocaré tu vaso con el mío, un pequeño tintineo,
mi vaso con el tuyo. ¡No al estilo de una taberna!
Yo sobre ti, fluyendo juntos, nosotros dando la rima,
la tercera rima.

Miro tu cruz desde el otro lado de la mesa:
¡cuántos lugares en los márgenes, cuánto espacio
en el borde! ¿Y para quién se balancearían los arbustos,
si no para nosotros? ¡Tantos lugares, nuestros lugares
y los de nadie más! ¡Tanto follaje! ¡Todo tuyo!
Tus lugares conmigo (tus lugares contigo).
(¿Qué haría contigo en un mitin? ¿
Podríamos hablar?) ¡Tanto espacio! ¡Y quiero tiempo,
meses, semanas, suburbios lluviosos
sin gente! Quiero mañanas contigo, Rainer,
quiero empezar las mañanas contigo,
para que los ruiseñores no lleguen antes.

es probable que a mí me cueste verlo porque estoy en un agujero.
es probable que a ti te resulte más fácil porque estás en lo alto.
sabes, nunca pasó nada realmente entre nosotros.
una nada tan pura y simplemente nada,
esta nada que pasó, tan apropiada...
mira, no entraré en detalles.
nada excepto... espera el ritmo,
esto podría ser importante (el primero que no
lo siga pierde el juego)... ahí viene,
el ritmo, ¿qué ritmo venidero
podrías haber sido tú?
el ritmo no se detiene. estribillo, estribillo.
nada excepto que algo
de alguna manera se convirtió en nada... una sombra de algo
se convirtió en su sombra. nada, es decir, esa hora,
ese día, esa casa... y esa boca , oh, concedida por
cortesía de la memoria a los condenados.

Rainer, ¿hemos examinado demasiado?
Al fin y al cabo, lo que queda: esa luz, ese mundo
nos pertenecía. Somos un reflejo de nosotros mismos.
En lugar de todo esto, todo ese mundo de luz, nuestros nombres.

V.

feliz suburbio vacío,
feliz nuevo lugar, Rainer, feliz nuevo mundo, nueva luz, Rainer!
feliz punto distante donde la prueba es posible,
feliz nueva visión, Rainer, nuevo oído, Rainer.

todo se interpuso en tu
camino. pasión, un amigo.
feliz nuevo sonido, ¡Eco!
feliz nuevo eco, ¡Sonido!

¿Cuántas veces en mi pupitre de colegiala me he preguntado
qué hay más allá de esas montañas? ¿Qué ríos? ¿
Es bonito el paisaje sin turistas?
¿Tengo razón, Rainer? ¿Lluvia, montañas,
truenos? No es una pretensión de viuda:
no puede haber un solo cielo, tiene que haber
otro, más lluvioso, encima de él? ¿Con terrazas? A juzgar por los Tatras,
el cielo tiene que parecer un anfiteatro. (Y bajan el telón.)
¿Tengo razón, Rainer? ¿Dios es un
baobab que crece? ¿No es un Luis de Oro?
¿No puede haber un solo Dios? ¿Tiene que haber
otro, más lluvioso, encima de él?

¿Cómo es escribir en el nuevo lugar?
Si estás ahí, debe haber poesía. Tú
eres poesía. ¿Cómo es escribir en la buena vida,
sin mesa para tus codos, sin frente para tu lucha,
quiero decir, tu palma?
Escríbeme, extraño tu letra.
Rainer, ¿te deleitan las nuevas rimas?
¿Estoy diciendo bien la palabra rima
? ¿Hay toda una fila de rimas nuevas?
¿Hay una nueva rima para la muerte?
¿Y otra, Rainer, encima de ella?
No hay ningún lugar adonde ir. El lenguaje es todo aprendido.
Toda una fila de significados y consonancias
nuevas.

¡Adiós! ¡Hasta la próxima!
Nos veremos, no sé, cantaremos juntos.
Feliz tierra que no entiendo,
feliz todo el mar, Rainer, feliz todo yo.

¡No nos perdamos el uno al otro la próxima vez! Escríbeme con anticipación.
¡Feliz nuevo soundsketch, Rainer!

Hay una escalera en el cielo, llena de regalos.
¡Feliz nueva ordenación, Rainer!

Los tengo en la palma de mi mano para que no se desborden.
Sobre el Ródano y sobre el Raron,
sobre la clara y pura separación,
hasta Rainer, Maria, Rilke, directamente en sus manos.

***

Versión de Caroline Lemak Brickman
Hypocrite Reader
 
(Fuente: La comparecencia infinita)

 

Cristina Campo, seudónimo de Vittoria Guerrini (Bolonia, Italia, 1923 - Roma, 1977)

 

Dos poemas


 
 
 
Un año… Retenía su estrella
el cielo del Adviento. Sobre la boca
sin fiebre ni miedo mi mano
te dibujaba, oscura, una palabra.
Y la esfera del alma y del año.
vibraba en lo alto de un chorro de oro
alta y sutil la sangre.
Temblábamos
sonriendo a las miradas-al acercarse
oscuridad de ese guardián incorruptible
que en los jardines cierra las fuentes.

 Año Nuevo '53-'54

Quadernetto




Quedó allá, cálida, la vida,
el aire color de mis ojos, el tiempo
en que ardían en el fondo de cada viento
manos vivas, buscándome...

Quedó la caricia que no encuentro.
sino entre dos sueños, mi infinita
sabiduría hecha pedazos. Y tú, palabra
que transmutabas la sangre en lágrimas.

Ni siquiera llevo una cara
conmigo, ya convertida en otra cara
como esfera en el vino y consumida
en los enendidos silencios...

Vuelvo sola
entre dos sueños, allá veo el olivo
rosado sobre las tinajas llenas de agua y luna
del largo invierno. Vuelvo a ti que te hielas

en mi leve túnica de fuego

Passo d'addio

 

En La Tigre Assenza, Adelphi, Milán, 1991
Versiones de Jorge Aulicino

Más poemas de Cristina Campo en Otra Iglesia Es Imposible, Las Nueve Musas, Fronterad


Un anno…Tratteneva la sua stella
il cielo dell’Avvento. Sulla bocca
senza febbre o paura la mia mano
ti disegnava, oscura, una parola.
E la sfera dell’anima e dell’anno
vibrava in cima uno zampillo d’oro
alto e sottile il sangue.
Ne tremavamo
sorridenti agli sguardi-all’accostarsi
buio di quel guardiano incorruttibile
che nei giardini chiude le fontane.

Capodanno ’53-’54


*

È rimasta laggiù, calda, la vita,
l’aria colore dei miei occhi, il tempo
che bruciavano in fondo ad ogni vento
mani vive, cercandomi…

Rimasta è la carezza che non trovo
più se non tra due sonni, l’infinita
mia sapienza in frantumi. E tu, parola
che tramutavi il sangue in lacrime.

Nemmeno porto un viso
con me, già trapassato in altro viso
come spera nel vino e consumato
negli accesi silenzi…

Torno sola
tra due sonni laggiù, vedo l’ulivo
roseo sugli orci colmi d’acqua e luna
del lungo inverno. Torno a te che geli

nella mia lieve tunica di fuoco
---
Foto: L'Astero Rosso
 
(Fuente: Otra Iglesia Es Imposible)

 

Stephen Romer (Gran Bretaña, 1957)

 

"Del conocimiento poético"



 
 
 
Las palabras no saben manejar
el modo en que el espacio se abre
cuando un mirlo tardío canta

rememorando otros lugares
y apegos;
cuando una racha de verano

sopla por la ventana abierta
en pleno diciembre, allí donde
las estaciones son idénticas

y los años,
como el carmesí del oeste,
irreductibles.
 
 

Stephen Romer en Tribute (1998), incluido en Nayagua. Revista de poesía (III época, nº 36, febrero de 2023,  Fundación Centro de Poesía José Hierro, Getafe, trad. de Emilia Oliva García).
 
 
(Fuente: Asamblea de palabras)


 

Richard Hoffman (EEUU)

 

31 de diciembre

 

Todo lo que no hice anda dando 
vueltas desnudo por el calendario

una runfla de cazadores-recolectores,
una nevada por acá y otra por allá,

a los tumbos hacia un futuro
que el año nuevo dobla y que yo clavo

con una chinche: la imagen de enero
es un cuadro del siglo XVII, 

naturaleza muerta: calavera y espejo,
monedero volcado y una flor. 
 
 
Traducción de Ezequiel Zaidenwerg Dib 

 

lunes, 30 de diciembre de 2024

Mari Lamas (Buenos Aires)

 

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ESCENARIOS 

 

Que me mires a los ojos.
Que tus dedos recorran
mis arrugas.
Que acaricies mi pelo.
Que tu lengua se entretenga
en mis orejas.
Que me beses el cuello,
largamente.
Que me muerdas los labios
y con un dedo
y tu lengua
te adentres en mi boca
para seguir besándome.
Que enlaces mi cintura
para abrir en mi vientre
el cielo
y el infierno.
Que al culminar
victorioso,
alimentado el magma del deseo,
me beses en los párpados,
apoyes tu cabeza
en mi pecho
y subamos al día,
nuevamente.
(Bienvenida vejez,
con los ojos abiertos
y la luz encendida
--con todas las luces
encendidas--
no hay ocaso posible).
 
*****
 
 

DESPEDIDA 

 

Al paso... al paso... al paso...
Al trote, al trote, al trote...
El pote borbotando, la luz de la lareira
y el vaivén en el regazo de mi madre
que cocina cabalgando el hambre. 
 
Sin temor al lobo, custodiada
por robles y castaños,
caminar hasta la casa de madrina
y llamar a mi primo
(Xose Luisiño, vamos a xogar na eira). 
 
Despedirme sin saberlo
de la aldea de la dulce lengua.
(En Buenos Aires, en el envés lustroso
de los almanaques
dibujaré árboles, campos ondulados
y casas y alambrados
y una vaca).
 
No mucho más, soy muy pequeña.
No me hará falta maleta para el viaje,
dentro de mí caben todos los adioses.
 
 
(Fuente: Tema: Poesía)

 

Fabio Cardarelli (Córdoba, 1969)

 

Parte I

 

hay algo suelto en el aire
algo diciéndome ni te atrevas
algo que me ayuda a mirar
 
me hago un té
camino por el patio
registro mi herida dejo que mis venas
se ramifiquen en los cercos vivos
flexiono
riego las plantas
podría leer la biblia sin creer pero
ayudo a un caracol retorcido a atravesar la gramilla
no temas le digo no soy tu riesgo
ya sé lo que es andar en la espesura agobiado por sus lastres
miro inaugurar el vuelo a las crías nuevas
les pregunto qué ven desde arriba
me relajo
cierro los ojos 
 
 

Parte II

 

hay algo milagroso en la contemplación
el sol entibiando elementos dispersos tal vez
detrás de él no exista nada
el vacío indescifrable o mudo
pero siento unos pasos
venir
alguien me abraza
alguien me besa
e ilumina la cordura del día
la lucidez del día
 
alguna vez
le pediré permiso a los árboles
para descansar bajo su sombra
 
nadie está tan prevenido
ni tan listo
para el fin.
 
 
Puede ser una imagen en blanco y negro de árbol
 
 
(Fuente: Grata palabra)

Santos Domínguez Ramos (Cáceres, España, 1955)

 

 

VOCATIVO SINGULAR

 

Te lo advertía tu padre al final del verano,
cuando agosto ponía las primeras tormentas
por un sur de relámpagos, detrás de las montañas,
y silbaban los trenes de la estación remota. 
 
Sonaban sus bocinas como un lamento negro,
bajaban al hollín que había en la chimenea: 
 
-He soñado esta noche con mi padre –decía-.
Le veía y me hablaba
como te hablo yo ahora.
Si sueñas con los muertos, es que vienen las lluvias.
 
Y tú entonces soñabas con muertos muy lejanos,
con toreros antiguos o con antepasados
a los que nunca viste,
con muertos cuyos rostros conocías de lejos,
en fotos color sepia o en los cuadros antiguos
que el sol iluminaba cuando caía la tarde
en la penumbra tibia de la casa. 
 
Hoy te sigue pasando:
al final del verano y anterior a la lluvia,
se pasea por tu sueño un triste mensajero
que viene de otro tiempo,
de una nada con nubes que arrastra el suroeste. 
 
Pero ahora ese tiempo es reciente y los rostros
son cercanos: amigos,
familiares que vuelven
más jóvenes y enteros para anunciar la lluvia. 
 
Cuando hablan sin nostalgia usan para llamarte
un suave vocativo singular y doméstico
y en su penumbra ignoran que vienen temporales. 
 
En ese vocativo hay algo que te llama
más allá de tu nombre y de tu tiempo frágil. 
 
¿De qué lugar oscuro del corazón de un muerto?
 
 
(De Las sílabas del tiempo. La Isla de Siltolá. Sevilla, 2013)
 
Puede ser una ilustración de texto

 

Jorge Teillier (Chile, 1935 - 1996)

 

 
 
¿Qué película te gustaría ver?
¿Qué canción te gustaría oír?
Esta noche no tengo a nadie
a quien hacerle estas preguntas.
 
Me escribes desde una ciudad que odias
a las nueve y media de la noche.
Cierto, yo estaba bebiendo,
mientras tú oías Bach y pensabas volar.
 
No creí que iba a recordarte
ni creí que te acordarías de mí.
¿Por qué me escribiste esa carta?
Ya no podré ir solo al cine.
 
Es cierto que haremos el amor
y lo haremos como me gusta a mí:
todo un día de persianas cerradas
hasta que tu cuerpo reemplace al sol.
 
Acuérdate que mi signo es Cáncer,
pequeña Acuario, sauce llorón.
Leeremos libros de astrología
para inventar nuevas supersticiones.
 
Me escribes que tendremos una casa
aunque yo he perdido tantas casas.
Aunque tú piensas tanto en volar
y yo con los amigos tomo demasiado.
 
Pero tú no vuelves de la ciudad que odias
y estás con quién sabe qué malas compañías,
mientras aquí hay tan pocas personas
a quien hacerles estas simples preguntas:
 
«¿Qué canción te gustaría oír,
qué película te gustaría ver?
¿ y con quién te gustaría que soñáramos
después de las nueve y media de la noche?».
 

(Fuente: Cecilia Pontorno)