Uno
muere
al amanecer
y no muere
en tierra fecunda.
Uno muere
hambreado
y
será
la espalda
de la muerte
en tregua
complementaria.
Si uno muere
de tripas y huesos
ofrece
la violenta
sangre
que salpica
papeles y templos.
Mejor
no morir,
esa piedad
que nadie merece.
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