jueves, 28 de septiembre de 2023

Geoffrey Hill (Bromsgrove, Reino Unido, 1932 - Cambridge, Reino Unido, 2016)

 

Dos poemas



 
 
Ovidio en el Tercer Reich

Non peccat, quaecumque potest peccasse negare,
solaque famosam culpa professa facit.
                           Amores, III, xiv

Amo mi creación y a mis hijos. Dios
es arcano y difícil. Suceden cosas.
Próximos están los antiguos abrevaderos de sangre;
la inocencia no es un arma terrenal.

Pero he aprendido algo. A no mirar
a los condenados. Ellos, en su esfera,
armonizan misteriosamente con el amor
de la divinidad. Yo, en la mía, celebro esa unión.



El humanista

Ese retrato veneciano:
un extraño erudito medita
y arroja su palabra
en la mesa de las musas.

La virtud es virtú. Esos
labios debaten y elogian
algún ingenioso aforismo,
carne blanca y delicada.

Esas manos vulgares que alguna vez
se tiñeron con la sangre de Platón
(rancia, sosa) ahora yacen
áridamente bajo la toga.
 


En  Covers, 36 poetas en lengua inglesa, traducción de Armando Roa, Uqbar Editores, Santiago de Chile, 2010


Ovid in the Third Reich
Non peccat, quaecumque potest peccasse negare, / solaque famosam culpa professa facit. / Amores, III, xiv
  I love my work and my children. God / Is distant, difficult. Things happen. / Too near the ancient troughs of blood / Innocence is no earthly weapon. // I have learned one thing: not to look down / So much upon the damned. They, in they sphere, / Harmonize strangely with the divine / Love. I, in mine, celebrate the love-choir.
 

The humanist
The Venice portrait: he / Broods, the achieved guest / Tired and wordperfect / At the Muses' table. // Virtue is virtú. These / Lips debate and praise / Some rich aphorism, / A delicate white meat. // The commonplace hands once / Thick with Plato's blood / (Tasteless! tasteless!) are laid / Dryly against the robes.

Imagen: Clara Olden/Paris Review
 
 
(Fuente: Campo de maniobras)

 

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