sábado, 18 de febrero de 2023

Edmundo Herrera Zuñiga (Chile, 1929 - 2019)

 



LÁGRIMAS COTIDIANAS

 
En un temblor del poderoso coro de los
Muertos; en una hora
Violenta del viento que roza las venas
Te estoy cantando.
Te estoy cantando en la contigua casa
del
Milagro en la que la
Ceniza adquiere ojos y
Lágrimas que golpean
Algún antiguo esqueleto
Que la lengua guarda.
Te estoy cantando como si siempre lo
Hubiera hecho de madrugada
Con la lascivia febril, con
Lascivia multiplicada en el
Rayo inagotable de mi boca. En la
mañana me pregunto si vivo o
Muero en tus pasos. Nada sé
De tus sueños y dolores. Solo que aquí
A las
Diez de la mañana estoy vendiendo mis
Zapatos para pagar algunas clases
De natación y de bailes.
Vuelve la luz del día a cegarme: vuelve
Su pupila y su aire.
Repto atormentado
Entre escombros,
Relojes,
Especies varias.
Quiero alejar de mis ojos
El canto del mar
Su incesante sueño movible. Vuelve la
La luz a
Cegarme con los presentimientos
Húmedos del amanecer. Escribo tantas
Cosas; campanas
Muerte
Paloma
Perro y
Flauta
En la tarde borro las palabras y
Me largo a caminar por las calles del
Puerto. El día gris y espejo se afirma en
Las casas. Los árboles
Cierran los párpados cuando vuelvo
Como la muerte que tallo el día
Como su cuerda ciega que anudo a mí
Cuello que tengo y no detengo
Su laxitud. Desde el centro
Gris de las cenizas
Pido sed para mi boca. Pido el delirio
El viento pide, el
Agua, el
Fuego pido para saber que existo no
Existiendo
Que hay rayos en el césped y
Lenguas en la lluvia
En esta carta he querido contarte todo
Esto. Hay algunas
Cosas que quisiera decirlas mejor. Se
caen
De la pluma y las dejo ahí
Para que veas cómo son y lo que
quieren
Me miran a los ojos
Y las dejo ahí para que veas cómo son
Mi pavor
Adquiere el habla de los dioses
Adentro de los museos. Ayer estuve en.
Uno y
Alas pupilas cayeron
Arenas,
Luces,
Pájaros,
Botella,
Sombras,
Manzanas, marchitas flores: Estuve
adentro
De algunos cuadros
Rasguñando testimonios, En unos me
quedé
Helado y vencido. En otros
El relámpago golpeó mi sangre y me
Temblaron los huesos. Extraños
Colores que yo quiero pintar con mi
boca
En el infinito
Del fuego quiero descubrir la porcelana.
Descubrir
La curva de las madrugadas en las
Raíces del tiempo, en las neblinas
Del sueño ¿Por qué siempre balbuceo
Palabras inútiles en la aurora ?
Pregunto siempre por el origen y el
Vacío
De los eslabones. Todo sucede
En persistencia tenaz y sin memoria
Todo va quedando atrás, todo
sepultado
Solo el recuerdo
Recuerdos. Todo en piedras muertas
sobre
El polvo. Los arqueólogos
Coleccionan ojos
Antiguos
Sepultados
Dientes y
Vendas de colores. Coleccionan piedras
Pérdidas, voces, troncos
La muerte sube hacia la materia viva
Para exterminar su Ajetreo cotidiano. Para lamer
Sus vértebras vitales. La muerte es una
Vigilia sin vestigios ni huellas En las antiguas faenas el canto era
La luz de la muerte. Tú comprendes Amiga, mi impotencia. O quieres comprender
Este afán urgente y satánico De vivir lleno de luces y querer buscar
Siempre la incógnita de la Materia:
Algún día encontraremos el signo de la luz. Uno no puede defenderse
Tiene que asistir a comidas, a bailes,
Tener horarios y andar con corbatas,
Pañuelos,
Monedas,
Trajes azules.
He aquí que ya no me entiendo. Uno cambia
Lo cambian, lo recambian y le dan Vuelta el pellejo.
Así entre metales, lanas, piedras y Espejos estoy expuesto al Lloro y a la centella del cielo.
 
 
 

A LA MAESTRA QUE ME ENSEÑÓ A LEER
 

Navegas adherida a mis manos donde la clara infancia,
maestra pura, bocina poderosa, linterna que alumbra mi navío.
Todos los caminos te señalan. Si interrogo
tanto naipe disperso,
si penetro a casas a descifrar saludos, ahí estás tú.
Si viajo a tentar suerte en algún jeroglífico,
tu lápiz enarbolo. Te bebía diariamente a sorbos lentos,
llegaba con papeles bajo el brazo a trazar
el dulce abecedario. Días enteros muy cerca de tus ojos;
te tocábamos alegres, partíamos las nueces y tú, banco en banco, revoloteabas como en un mar de pétalos.
Siempre regresa tu voz de marzo a diciembre.
Veo tu sonrisa debajo de los años, ahora tengo lápices, cuadernos de otros niños en mis manos. Más de alguna vez me tiembla
el habla en las mañanas cuando estoy con los muchachos.
Ellos irán luminosos por el alba, yo me quedaré cantando en el camino y tú, maestra amiga,
seguirás volando en el espacio.
A veces una boina en invierno te adornaba,
mi abuelo me traía una camelia y yo me iba contento
a saludarte. Qué importaban los pies desnudos, maestra buena,
era de ver tus ojos puros de mañana. Y siempre lápiz,
cuaderno y mano por bandera.
Cada vez que toco un libro
te recuerdo, encuentro la ventana que abrías
y el sol jugando entre los bancos.
Tu mano rural encima de mi mano pobre, ay, maestra, árbol frutal, limpia manzana, agua que bebo todavía.
Navegas para siempre adherida
a mi sangre.
Aquella lámpara que encendiste una mañana
aún destella azul
por los caminos.
 
 
 

DESVALIDO. 
 

A medianoche, el Hijo del Hombre
se encuentra perdido en la ciudad.
No tiene documentos, tarjetas de crédito,
pases especiales, partido político,
amigos de gobierno, influencias,
ni casa, cuenta bancaria, auto último modelo;
es un desvalido ciudadano civil
a merced
de la jauría que lo acosa entre la niebla.
 
 

EL CIELO EN EL BOLSILLO
 

Introduzco la mano derecha al bolsillo para sacar mi pañuelo
y encuentro billetes arrugados.
Podría uno encontrar sueños que se realizan de repente
Qué felices seríamos con nuestros largos bolsillos,
y echar en otros bolsillos
nuestras angustias y penas; y echar en ellos también la muerte cuando nos ronda. Será hermoso sacar un vino alegre y eterno de los viejos pantalones,
de las chaquetas gastadas que olvidamos lentamente. Bolsillo mío:
largo, suave, mágico.
Ahora saco de ti limpias monedas para comprar pulseras y ángeles. Y comprar medias, palomas, cinturones, tazas, botellas, prendas íntimas. Bolsillo mío: de ti obtengo monedas de todos colores y compro bailes, aguas; compro adolescentes, manos, horas, bocas. Bolsillo mío: mi mano derecha ancla en tu hondura de cielo.
 
 
 

HUESOS PERDIDOS
 

Un día vendrá la resurrección
y no me encontrarán entre tanta basura
abandonada; lloraré hasta el fin de los tiempos
no haberme distinguido con luces propias.
En algún cementerio lejano
se quedarán mis huesos esperando.
No veré noches luminosas,
estrellas antiguas, comarca de luz;
no mantuve mampara vigilante ni puse aceite
diario; no fui precavido esperando.
Me quedaré abandonado
entre tanta basura acumulada.
 
 

El HUESO DEL HOMBRE LLORA 
 

La misma reverencia el lunes;
amanecido de papeles hasta llegar
la noche.
El martes la faena se repite
mientras el sol detrás de las pensiones
observa luminoso;
alguien nos mira con dolor.
La polilla me persigue toda la semana. Siempre
tengo un jueves de ceniza para morir
antes del alba.
Siempre el hueso del Hombre llora
en viernes su vasta soledad,
su mano levanta auroras
y el traje duerme en la despensa.
Cuando el domingo
llega a mi casa tengo el alma
oscura y atrapada sin remedio.
 
 
 

SOLEDAD DE LAS AGUAS
 

Encuentro una carta en el bolsillo
Y tu efigie indefensa: en el perfil del cielo
Encuentro la muerte presente. Quiero
saber
Si soy suicida
Habitando en la arena. Aquí vivo mis
sueños, hallo
La vida,
Sin ventanas y sin hastíos. Estoy
mirando
Cómo las cosas alzan
En las cenizas, su vuelo.
Ni con el aire, ni con el agua soy suicida.
La sangre llega acompañada de
tambores.
No aparece sola,
Está llegando con el hombre. El hombre
no
Ha de morir como las flores.
Su vida es como el secreto de la lluvia.
No soy suicida. Cierto que estoy
Enfermo, pero con vida. De escuchar los
Signos de la sangre estoy con vida,
Con ojos y con fuego. Me defiendo
Heroicamente de
Almohadones,
Entre centavos y sueños:
Me defiendo de la ebriedad persistente y
Hago mi
Mísera jornada. La cabeza
Me cuelga entre
Sábanas. Frazadas y obscuras
sobrecamas:
Me defiendo
De todo, porque terriblemente todo me
Afiebra
Me degüella
Me aniquila
A veces quiero que cese el sonido. Que
los
Pájaros cierren los
Párpados y el agua que muerde las
Piedras
Se quede lenta. La tarde con sus perros
hambrientos
No cesa de gotear su luz por los
dormitorios
En el agua,
En su mansión subterránea,
Penetro para saber sus secretos trepado
a los
Árboles.
Existo frente a un espejo que
Rompe el pez
La espina y
El presagio de las señoras que están
Embarazadas. Te escribo todo esto,
Porque tú me entiendes, amiga, que yo
casi
Entiendo
Todo esto. Si, porque aparecen nudos en
Mis manos
Y nudos en la voz y nudos también en
La garganta. El verano gotea
Temblores de agua en la mañana.
El tiempo viaja hacia perdidas regiones
del
Planeta. A
Juntar sus largos viajes por el aire. Los
Tejados se quedan a la espera de los
Gatos y de las
Palomas
Perdidas.
 
 
 

LA CAMISA PURA
 

Mi camisa, la única hazaña que la
penumbra no destroza.
Vuela de estación a
estación y no se
enferma. No quiere hábitos
desdichados
y no tiene hijos que
crecen y olvidan. Cuando duermo en la noche
ella piensa en sus lineas
verticales
y se deja florecer cada mañana en mi cuerpo,
uno a veces se quiere
convertir
en camisa.
Sin cabeza, para no andar lleno de pájaros.
Lino, a veces, quiere ser camisa para tener
el cuello
hueco y los
brazos
lacios.
No me duele la noche ya vencida
y no estoy muerto;
apenas lánguido y
desnudo de aromas. Apenas un
invierno violento y sin cabeza. El mundo
y sus cenizas
destrenzan
los ojos en
extrañas promesas. Mi camisa se deja
florecer cada mañana.
 
 

LA ÚLTIMA CARTA
 

El grito rompe la noche
Y alarga sus piernas entre los árboles
Viejos. Como
Un vaso que arde en la mesa,
Reunidos para corroborar la
Llama de las mejillas, para que
Los vigiladotes de la sangre nos dejen
Contener la piel y la melancolía,
dejamos
Desterrados
Los pesares en un rincón del alma.
Esta noche juego mi última carta.
Alguien
Gentilmente
Me sirve un vaso de sangre. Todo
parece
Perfecto en mi última carta. Habrá
Que cumplir
El itinerario de las predicciones
amables.
Entre desconocidos
Se puede jugar con facilidad elegante
La última carta. Mientras se beben
dulces
Y condenados
Vasos de sangre; y se habla también, de
Teorías y de equivocados dedos,
Se puede jugar la última carta. En los
Últimos días de vida que me quedan
La juego sin fatiga. Aquí en el salón se
Reparten ceniceros y los
Perdedores parecen muñecos
especiales.
Aquí no hay pecadores
Arrepentidos, solo hay muñecos. Sé que
Nada es fácil de sobrellevar
Al final del juego. Al final
Hay que estrecharse efusivamente las
Manos y ver que la balanza de las horas
Tiene tolerancias amables
Al final es fácil jugar la última carta.
Es elegante
Perder la cabeza en la ciudad. Juego
Mi última carta.
 
 

PUEDE LA MUERTE APARECER

                              Al Dr. Osvaldo Quijada 
 
Deshabitada,
sin luz, abandonada y desierta
encima de la mesa. Muriendo rebelde
al filo mezquino de bocas. Tu tarea es alegrar
pasos, pieles; levantar agonías,
mitigar alguna pena
caída a la espalda. Copa
solitaria de mi vida oscura;
copa donde quemo la sangre
del último encuentro. Encadenado
a tu alto campanario
al horizonte solemne de tu olvido,
me hundo en el abrazo de largas
despedidas. Copa
de las esquinas, del llanto,
de cada mesa anclada
a las rodillas. Copa: déjame ahora
entre todas las muertes venideras
tu boca ardiendo vida. Déjame,
hasta la sepultura,
el laberinto de tus labios.
A lo mejor descubro una noche
el tatuaje del líquido. Copa:
déjame el retorno a tu sombra
sin miserias.
Puede la muerte aparecer en otra boca.
MORIRME EN UNA PLAZA.
Ganas de gritar,
de golpear puertas y alejarme corriendo
por las calles, perderme como un loco suicida
con la cuerda al cuello
y morirme en una plaza llena de perros,
trapos viejos a la orilla de los árboles;
hacerme ceniza entre ancianos que leen
sus periódicos
con lustrosas manos y sombreros.
Con vasos de cerveza
morirme en medio de la muerte
que es otra vida; olvidar
la misma vida cambiada de los muertos,
consumiendo platos y licores. Los muertos
caminan,
se hartan de vinos,
estampillas
y se agitan honorablemente
en las notarías.
 
 
πre
OBRA: Cantos de La Sombra(1958)
Larga Mano Para Jean(1960)
Llamada al Libertador(1960)
La Casa del Hombre, (1964)
Oscuro Fuego(1970)
El Paraíso de Los Pájaros(1971)
Soy el Subterráneo Ángel de La Vida(1977)
Manzanas y Ceremonias(1979)
Naipes Marcados(2003)
Fuegos y Destierros(2009)
Andrómeda 41(2009)
Oleajes en Isla Negra(2010)
Electra y Los Relámpagos(2012)
Cantos de pólvora(2014)
e-o
 
RÍOS√2023
 
msrapperfomance23
 
(Fuente: Marcelo Sepúlveda Ríos)

 

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