
TRES POEMAS
LLANTO DEL CEREZO
Soy el viejo cerezo
que los vio crecer
como artistas
yo también supe ser artista
yo también supe ser río
en mis caudales se hospedaban
pájaros fosforescentes
anidaban deslumbrantes malezas
y cantaban a la vida
mis raíces
siguen avanzando
por el subterráneo
lloro en nombre de la madre tierra
en la piel de los muchachos
que sufren
la desolación del patio
lloro
en los carteles
que colgaron
en mis brazos mutilados
“protesta por la muerte del cerezo”
lloro
porque no sé la razón
por qué desbarataron mis ramas
lloro
en nombre de las blancas palomas
(aquellas que venían de la Plaza Mayor
ya no podrán guarecerse del sol
en mis sombrillas)
lloro
porque quedó en mí
el sonido de zampoñas y guitarras
de los muchachos
que tocaban en mi regazo
en los atardeceres
sin embargo
existo en la memoria
existo
soy el cerezo invisible
que los acompaña
mis frutos solían adornar
las cabezas de las muchachas
que se cobijaban
en mis polleras
¿por qué el hacha se ensañó
con mi silencio?
desde mi imagen invisible
adivino la vida
enciendo la lumbre
crecen mis caudales
yo también me siento ave
yo también me siento hombre
yo también me siento artista
yo también me siento río.
BUSCANDO LA RUTA DEL PALTO
En estos tiempos
no di frutos
es cierto
pero mi frondoso verde inspiraba
anunciaba un tiempo de esperanza
trataba de acercarme al cielo
caminé más de cien años
de abajo
hacia la inmensidad
florecí en los acantilados del silencio
de mí sólo quedó el trazo de mis formas
la semidestruida escultura
buscando mi perdida ruta
y la mirada consternada
de mis amigos
soy el resultado de la mudanza y la muerte.
LA AGONÍA DE LA MADRESELVA
Madre y señora
centenaria
lloro mi verde agonía
ebria mi flor
entumece
la mañana grito
imploro
no me escuchan
yo canto en la lengua del verde
seca
y débil
mi piel
en otro tiempo
mi fruto era miel
cuando niño
el escultor Jorge Mendoza
tomaba una de mis ramas
y presto
corría con mi aroma
en busca de su madre
nací
antes que vosotros
‘la casa del arte’
llegó después
en mis raíces
está la historia
de los hombres
que pasaron
y se fueron
todavía existo
un cable
cubre mis dedos
cruza mis pies
que los cuervos
no se coman mis hojas
en cada contorneo
de mi sendero
está el cable
en cada nudo
me quiebro y retuerzo
miro el cielo azul
el canto de pajarillos
acompañan mi verde sinfonía
danza salvaje
mi corazón
la herida
no me deja caminar
una sombra pavorosa
tapa mis ojos
del sol
una paloma blanca
bebe agua
en la pileta
en el pozo
el espejo
de mi imagen
el agua
no llega
a mis entrañas
estoy colgada
de la garganta
aprisionada
olvidada
utilizada
ennochecida
ahorcada
escuálida
estirada
marchita
desorientada
espantada
amenazada
mordida
sin tregua
oh primor
lloro mi verde
de tanto girar
la muerte acecha
pero no me encuentra
aquí estoy amigos
enraizada
antigua
solitaria
muda testigo
idilio de jóvenes
huelgas estudiantiles
de pugnas y éxitos
de creación permanente
de alegría
sola
lloro
mi verde agonía
hambrienta
aprisionada
centenaria.
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Poemas incluidos en Dulce naranja dulce luna
Fuente: Siwuar Mayu (Web)
(Fuente: Oscar Vicente Conde)
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