Viejo enfermo
Dentro de mi hay un temporal
De viento y lluvia
y poco tiempo para comprender.
Comienza una defensa sin piedad:
la muerte experimenta tan sólo un sentimiento,
el de la indiferencia. Pero, en cambio, en mí,
domina, poderoso, casi violento a veces
ese mismo deseo de vivir.
Vivir por más que el mal sea ronco y feroz,
una noche que me habla de un invierno
surgido en pleno estío, con más frío que nunca.
Lo he pasado abrigado con un jersey de lana,
una manta envolviéndome las piernas
y temblando de frío, casi sin fuerza alguna.
Hacia la luz los ojos, y no obstante, por dentro.
Más honda cada día la negrura
y a la vez, poderosa, la alegría.
(Fuente: Poesía de El Toro de Barro)
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