jueves, 25 de febrero de 2021

Kathleen Raine (Inglaterra, 1908-2003)

 

 



HABRÍA ESCRITO…

Habría escrito un poema diferente,
pero, al detenerme un momento en mi jardín sin desbrozar,
sentí, súbitamente, el paraíso descendiendo en el sol de la mañana
filtrado entre las hojas,
iluminando el suelo exiguo de Londres, tocando con verde
transparencia las células de la vida.
El mirlo bajó de un brinco, vinieron el gorrión y el petirrojo,
y el tordo, cuyo nido, a buen seguro, está oculto
en algún sitio, entre edificios invasores
de muros que asedian,
mas para los pájaros de ciudad inagotables aguas vivas
colman una taza de piedra desde un caño de jardín.

Me digo que pronto será hora
de volver a la casa, al quehacer diario,
pero aquí el tiempo ni viene ni se va.
No se apresuran los pájaros, su día
ni comienza ni termina.
¿Qué me impide quedarme? Por qué dejar
este estado, donde siempre se es,
y sólo el tiempo nos desprende
de este sencillo lugar oculto, siempre presente.

 

 

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