viernes, 2 de agosto de 2019

Wallace Stevens (EEUU)


EL VIENTO CAMBIA


Esta es la forma en la que el viento cambia:
como los pensamientos de un humano viejo
que piensa todavía con impaciencia
y desesperación.
El viento cambia así:
como humana que no tiene ilusiones
y aún sintiera por dentro cosas irracionales.
El viento cambia así:
como humanos que vienen con orgullo,
como humanos que vienen con enojo.
Esta es la forma en la que el viento cambia:
como humano, pesado y más pesado,
al que le da lo mismo.



THE WIND SHIFTS


This is how the wind shifts:
Like the thoughts of an old human,
Who still thinks eagerly
And despairingly.
The wind shifts like this:
Like a human without illusions,
Who still feels irrational things within her.
The wind shifts like this:
Like humans approaching proudly,
Like humans approaching angrily.
This is how the wind shifts:
Like a human, heavy and heavy,
Who does not care.





POSTAL DESDE EL VOLCÁN


Los niños que recojan nuestros huesos
nunca sabrán que fueron, una vez,
veloces como un zorro en la colina;
        que en otoño, cuando las uvas tornan
        más recio al aire recio con su olor,
        tenían un ser que respiraba escarcha;
        y menos supondrán que, con los huesos,
        dejamos mucho más, lo que aún constituye
        la visión de las cosas, todo lo que sentimos
        sobre lo que miramos. Nubes primaverales
        se disipan arriba del palacio tapiado,
        más allá de la puerta, y la borrasca,
        con un desánimo letrado, gime.
        Mucho tiempo supimos del aspecto
        del palacio; cuanto dijimos de él
        formó una parte de lo que es. Los niños,
        entretejiendo aureolas florecidas,
        dirán nuestro discurso y nunca sabrán nada;
        hablarán del palacio, en el que pareciera
        que quien ahí vivió dejó su espíritu
        tomando por asalto las paredes vacías,
        una casa muy sucia en un mundo saqueado,
        sombras hechas jirones que llegaron a blancas,
        untadas con el oro del opulento sol.



A POSTAL FROM THE VOLCANO


Children picking up our bones
Will never know that these were once  
As quick as foxes on the hill; 
And that in autumn, when the grapes  
Made sharp air sharper by their smell  
These had a being, breathing frost; 
And least will guess that with our bones  
We left much more, left what still is  
The look of things, left what we felt 
At what we saw. The spring clouds blow  
Above the shuttered mansion-house,  
Beyond our gate and the windy sky 
Cries out a literate despair.
We knew for long the mansion’s look  
And what we said of it became 
A part of what it is … Children,  
Still weaving budded aureoles,
Will speak our speech and never know, 
Will say of the mansion that it seems  
As if he that lived there left behind  
A spirit storming in blank walls, 
A dirty house in a gutted world,
A tatter of shadows peaked to white,  
Smeared with the gold of the opulent sun.





REAFIRMACIÓN ROMÁNTICA


        Nada sabe la noche de los cantos nocturnos.
        La noche es lo que es como yo soy quien soy,
        y al percibirlo, puedo percibirme a mí mismo
        mejor, y percibirte. Solo ambos podemos
        intercambiarnos cuanto tenemos para dar.
        Solo ambos somos uno, no así tú y la noche,
        no así la noche y yo, sino tú y yo, a solas,
        tan solos y hondamente por nuestra propia cuenta,
        tan más allá de aquellas soledades fortuitas,
        que la noche es el único fondo de nuestros seres,
        fieles en grado sumo a su ser separado,
        a la pálida luz que arrojamos al otro.



RE-STATEMENT OF ROMANCE


        The night knows nothing of the chants of night.
        It is what it is as I am what I am:
        And in perceiving this I best perceive myself
        And you. Only we two may interchange
        Each in the other what each has to give.
        Only we two are one, not you and night,
        Nor night and I, but you and I, alone,
        So much alone, so deeply by ourselves,
        So far beyond the casual solitude,
        That night is only the background of our selves,
        Supremely true each to its separate self,
        In the pale light that each upon the other throws.




(Fuente: Hablar de poesía)

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