En la tumba de Sartre
Tu no ser es mi
estar
sentando en esta tumba, en una
siesta de abril, bajo un sol
tierno, y en un lugar al que le dicen
el mundo -el gran en sí
descubierto, a pleno cielo,
sin la luz que titila adentro,
y en el que esta otra luz, de lo que está
sentado y, provisoriamente, nombra y te
nombra, va pasando, indecisa y lenta,
para que todo, para todos, por fin,
o para nadie, mejor, entero,
resplandezca. Hasta aquí se llega
por muchos
caminos.
En El arte de narrar
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