A la salud de la serpiente
I
Yo canto el calor con rostro de recién nacido, el calor
desesperado.
II
Le toca al pan romper al hombre, le toca ser la belleza del
amanecer.
IV
En la ronda de la golondrina una tormenta se forma, un jardín
se diseña.
V
Siempre habrá una gota de agua que dure más que el sol sin que
el ascendiente del sol sufra por eso.
VII
Lo que viene al mundo para no trastornar nada, no merece ni
consideración ni paciencia.
XI
Tú harás del alma que no existe, un hombre mejor que ella.
XX
No te encorves smo para amar. Aun muerto, sigues amando.
XXIV
Si habitamos un relámpago, allí está el corazón de lo eterno.
XXVI
La poesía es de todas las aguas claras la que menos se demora
ante los reflejos de sus puentes. Poesía, vida
futura en el interior del hombre que ha ganado en calidad.
en
Antología de la Poesía Surrealista,
1961
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