sábado, 31 de agosto de 2019

Tallulah Flores (Colombia, 1957)


SI SE NOMBRA EL RÍO
 
No poseo absolutamente nada
que pueda igualarse a estos hombres hermosos
que asaltan ingenuos
la lengua oxidada del agua con sus cuerpos.
Los pescadores son ríos pequeños en el río.
Geometrías tatuadas por la mugre de este siglo
que pasa y permanece en cada puerto,
en cada orilla coloreada por el agua:
un verde, un ocre, un rojo en la certeza
que sólo suelen dar las cosas vivas
y todo tan intacto.
Intacto el negro río
y el marino intacto entre mis piernas
dementes y obstinadas algas 
que respiran cansadas cuando el sol se lanza en sombra
haciendo otro ejercicio del paisaje
inclinado por buques de océanos distantes.
No quiero que este río se ahogue entre sus aguas.
No quiero que pierda la memoria y se detenga en lodo.
No quiero que ceda a la pobreza 
y que todo se reduzca a la antigua afición de un espectáculo:
a la imagen de algún cine recordado.
 
NERVIOS DE INVIERNO
Homenaje a George Bacovia
 
El cuerpo de la noche se recoge.
Lentas, bajo sombras,
las tabernas gritan.
Caigo.
Y una sola palabra sobre el aire
que es de pronto un círculo de aves
mancha mi memoria.
Bacovia, poeta:
te leí con prisa,
sin sol,
incontrolable.
Me enseñaste hace tiempo una tristeza
de carcajadas lúgubres 
y una humedad que sólo hallaba
en tus siempre escasos árboles
que me advirtieron el peligro.
Pensándolo bien
desde este trópico de rones,
de mitos
y de restos de basura,
me extravié en Rumania
durante aquel invierno ajeno.
¿Cómo adivinar que más tarde
habría de confundirme contigo en el espejo?
Siglos de sol,
una línea de luz en medio de la arena.
Barranquilla enterrada en una esquina 
de risas y de baile.
Nada olvidado, todo decisivo.
Así tus cuervos y tus buitres de cristal
posados por siempre en cada hoja,
en cada texto,
en cada soledad mía
una y mil veces corregida.
George Bacovia:
a mí me gustaría repetirte en este cielo,
en esta página que traza 
cada fase final del optimismo,
la historia de un poeta o 
el estallido de una orquesta 
que resiente cada noche mis sentidos.
Carrera enloquecida
o una leve manía por la vida.
 
 
(Fuente: Blog del amasijo)

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