sábado, 24 de agosto de 2019

Angel Oliva (Rosario, Argentina, 1970)



Corte VI


Hernán Cortés desde Tabasco
bajo un castaño de Indias retoñando
enrolla y desenrolla el yoyó ético
que el quinto de los Carlos le obsequió
llorisqueando junto a un saco de cebollas.
Hernán Cortés conquistadórico
desconoce el sueño español de la lengua
por eso sueña yoyeando
el sueño de los siete desiertos
donde escancian los setenta y siete
dromedarios mauritanos
de los desertores del reino.
Desde que se desenterraran del centro
de la tierra hasta que se concitaran
en el punto donde más fuerte el viento ruge,
doce astros refulgentes
proyectados en reciprocidad
sobre tinieblas adyacentes,
se concitarían también
para probar que un cubo de luz
equivale a cuatro cúmulos
de nubes, y un trazo de témpera
rojiza al corazón de una manzana.
Por eso Hernán Cortés desde Tabasco
sueña el sueño falso de la lengua,
el sueño de la ñaña, el sueño que
se empequeñece, el sueño que empequeñece
la escritura, que la sueña pequeña, la pequeña escritura.


                De Cortes de un montaje



(Fuente: Vallejo & Co.) 

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