jueves, 29 de agosto de 2019

Eduardio D'Anna (Rosario, Argentina, 1948)


PALACIO


Reviso mi vida:
no conozco otra.

¿Qué viento agita el mar, afuera?
Sé que hay perfumes en él,
y también en el pasto.
Y en las casas. Cada casa
tiene, lo sé.

Pero no puedo interesarme en ellos.
Y reviso mi vida. Y me doy cuenta
que no me interesa tampoco.




PALACIO (II)


Lloro lo que le falta a la lluvia
para llegar al suelo: diez centímetros
al menos. Las viejas piedras
se lavan de futuro conmigo.

La piel de esta ciudad no puede
ser tocada sino por los hombres:
se alejó mucho del desierto, de la alegría
del alma de los bárbaros.

Yo lloro y pienso encima de los ritmos
venerables, vetustos, que no se pueden
deshacer más, pisamos lo que lloro
no preso del poder, de la costumbre.

De construir el palacio y verlo irse,
verlo crecer, y no jugar en él
sino mirar afuera, desde
ningún adentro.




FINALIZAN LOS POEMAS



Paseando por las suaves colinas
llenas de árboles recién plantados
que serán mañana los bosques
de los dioses, se siente
el olor a humo. El dulce
olor a ahumado que viene
de las chozas, que anuncia
la estación donde las armas
se guardan y se preparan.
El otoño hitita comienza.



(Fuente: Poéticamente correcto)

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