lunes, 19 de agosto de 2019

Pentti Saarikoski (1937, Impilahti, Finlandia- 1983, Joensuu).



La vida era vagamente luminosa
El sendero venía del bosque, los faisanes alborotaban
.................. en el crepúsculo
........el campo lucía verde brillante.
Las casas se integraban en el terreno,
......del dorso de la mano
..........se desprendía una cálida fragancia.
Me asaltaban pensamientos
.....que no voy a expresar
..........porque avivarían convicciones absurdas

.
..........

.
Después de la lluvia, el lago se irisa en franjas de colores,
...la pared de la biblioteca me resulta demasiado fría al tacto.
Todos los verdes del verano, los micromilímetros
.................de las frecuencias,
..árboles y cielo,
...¿acaso venimos al mundo para entenderlo?
Antes de acostarme pensé un momento en Nikolai Buharin,
...en las piedras
......en el fondo del lago, en el pequeño estirado
...sobre el césped del patio
......y en las fresas en flor

.
..........

.
Aquí sentado, todo vuela con un soplo de viento.
La fila india de hormigas desaparece bajo las hojas de pino.
Ayer estaba echado en la cama y miraba
...un paquete de azúcar abierto.
......¿Qué ha sido de eso?
..........Afuera todo sigue en calma.
Incluso en la amapola hay bichitos;
...su savia transparente no tiene olor.
Pienso en el devenir año tras año, pero no sé si podré
....vivir de este modo.

.
..........

.
Pensaba,
...mis pensamientos me complacían.
Caminaba por el bosque y de los árboles
...caían gotas sobre mi rostro
.......iba no importa donde
y sabía que estaba siempre allá donde era necesario.

.
..........

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Te llamo por la tarde desde este mundo helado
donde espero
la llegada de un verano demasiado corto.
La nieve sobre los tejados está ya gris.
.
En vigilia, cada noche, te espero.
Te otorgan un visado de primavera a otoño.
.
Dejas caer tus cabellos sobre mis hombros
para que yo no tenga frío.

.
..........

.
Habíamos aprendido de los pájaros
que la libertad no existe.
Y sin embargo intentábamos
alcanzar el viento.


 Traducción: Juana Ruiz y Jarkko Sirén. Los cuatro primeros de Voy por donde voy, 1965. El quinto, Que dure para siempre.


(Fuente: El hueso de la palabra)

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