sábado, 31 de agosto de 2019

Tallulah Flores (Colombia, 1957)


SI SE NOMBRA EL RÍO
 
No poseo absolutamente nada
que pueda igualarse a estos hombres hermosos
que asaltan ingenuos
la lengua oxidada del agua con sus cuerpos.
Los pescadores son ríos pequeños en el río.
Geometrías tatuadas por la mugre de este siglo
que pasa y permanece en cada puerto,
en cada orilla coloreada por el agua:
un verde, un ocre, un rojo en la certeza
que sólo suelen dar las cosas vivas
y todo tan intacto.
Intacto el negro río
y el marino intacto entre mis piernas
dementes y obstinadas algas 
que respiran cansadas cuando el sol se lanza en sombra
haciendo otro ejercicio del paisaje
inclinado por buques de océanos distantes.
No quiero que este río se ahogue entre sus aguas.
No quiero que pierda la memoria y se detenga en lodo.
No quiero que ceda a la pobreza 
y que todo se reduzca a la antigua afición de un espectáculo:
a la imagen de algún cine recordado.
 
NERVIOS DE INVIERNO
Homenaje a George Bacovia
 
El cuerpo de la noche se recoge.
Lentas, bajo sombras,
las tabernas gritan.
Caigo.
Y una sola palabra sobre el aire
que es de pronto un círculo de aves
mancha mi memoria.
Bacovia, poeta:
te leí con prisa,
sin sol,
incontrolable.
Me enseñaste hace tiempo una tristeza
de carcajadas lúgubres 
y una humedad que sólo hallaba
en tus siempre escasos árboles
que me advirtieron el peligro.
Pensándolo bien
desde este trópico de rones,
de mitos
y de restos de basura,
me extravié en Rumania
durante aquel invierno ajeno.
¿Cómo adivinar que más tarde
habría de confundirme contigo en el espejo?
Siglos de sol,
una línea de luz en medio de la arena.
Barranquilla enterrada en una esquina 
de risas y de baile.
Nada olvidado, todo decisivo.
Así tus cuervos y tus buitres de cristal
posados por siempre en cada hoja,
en cada texto,
en cada soledad mía
una y mil veces corregida.
George Bacovia:
a mí me gustaría repetirte en este cielo,
en esta página que traza 
cada fase final del optimismo,
la historia de un poeta o 
el estallido de una orquesta 
que resiente cada noche mis sentidos.
Carrera enloquecida
o una leve manía por la vida.
 
 
(Fuente: Blog del amasijo)

Ocean Vuong (EEUU, 1988 Hijo de vietnamitas)



En la tierra somos brevemente hermosos
i
Dime que fue por hambre
y nada más. Pues el hambre es dar
al cuerpo lo que sabe
que no puede quedarse. Que esta luz ámbar
reducida por otra guerra
es todo lo que une mi mano
a tu pecho.
i
Tú, ahogándote
entre mis brazos —
quédate.
Tú, empujando tu cuerpo
dentro del río
solo para estar
contigo mismo —
quédate.
i
Te diré que nuestros errores son suficientes para ser perdonados. Cómo una noche, después de golpear a mamá y llevando una sierra a la mesa de la cocina, mi padre fue a arrodillarse
en el baño hasta que escuchamos su llanto contenido a través de los muros. Y así aprendí que un hombre, en su clímax, es lo más cercano a darse por vencido.
i
Di rendición. Di alabastro. Navaja.
Madreselva. Vara de oro. Di otoño.
Di otoño a pesar del verde
en tus ojos. Belleza a pesar de la luz
del día. Di que matarías por esto. Amanecer inquebrantable
cabalgando en tu garganta.
Mis piernas moviéndose debajo de ti
como un gorrión aturdido
por la caída.
i
Oscuridad: un filo de miel entre nuestras sombras, drenándose.
i
Quise desaparecer — así que abrí la puerta del auto de un desconocido. Estaba divorciado. Estaba vivo. Lloraba hundido en sus manos (manos con sabor mohoso). El listón rosado del cáncer de mama de su llavero se balanceaba en la ignición. Acaso no nos tocamos para probar que seguimos aquí? Alguna vez seguí aquí. La luna, distante y temblorosa, se atrapó en las perlas de sudor de mi cuello. Dejo que la niebla se esparza por la ventana agrietada y cubra mis colmillos. Cuando partí, el Buick quedó varado, un toro atontado en la pradera, sus ojos abrasando mi sombra hacia el costado de las casas suburbanas. De regreso, me lancé a la cama como una antorcha y miré las llamas carcomer la casa de mi madre hasta que el cielo apareció, sangriento y macizo. Cuánto quise ser ese cielo — contener todo vuelo y toda caída de una vez.
i
Di amén. Di reparación.
Di sí. Di sí
de cualquier forma.
i
En la ducha, sudando bajo el agua fría, refregué y refregué.
i
En la vida anterior a esta, podías intuir
que dos personas estaban enamoradas
porque al conducir una camioneta
sobre un puente, sus alas
reaparecían justo a tiempo.
Algunos días sigo dentro de la camioneta.
Algunos días sigo esperando.
i
No es demasiado tarde. Nuestras cabezas se nimbaron
de mosquitos y de verano muy pronto
como para dejar marcas.
Tu mano bajo mi polera como la estática
se intensifica en la radio.
Tu otra mano apunta
el revolver de tu papá
hacia el cielo. Las estrellas caen una
por una en la mira.
Esto significa que no tendré
miedo si ya estamos
aquí. Ya hay más de lo que la piel
es capaz de soportar. Que un cuerpo
junto a un cuerpo
debe construir un campo
lleno de percusiones. Que tu nombre
es solo el sonido de los relojes
siendo retrocedidos por otra hora
y la mañana
encuentra nuestra ropa
sobre el pórtico de tu madre, deshilachada
como un lirio debilitado por la vejez.



(Fuente: Jámpster)







viernes, 30 de agosto de 2019

Susan Howe (Boston, USA, 1937)



 

2.


Pitágoras cataclísmico                Las cosas
no como son

pues no son        sino lo que parecen
(como espejo

en un espejo por venir)

Siembra grano desnudo         puede que dé
trigo

Rueda de tiempo mutable        Fortuna fabulada
para girar

(circunferencia conocida atada a un marco)
Los pensamientos nacen

póstumos

Oscuras como el libro secreto de la teología
las estrellas fuera de su órbita

son piedras de toque en un galope        Oscuras
irrevocablemente oscuras

(escritas en una hoja suelta) años atrás
y la bestia encadenada

pisotea
Pero me estoy perdiendo en magnitudes

irracionales

La tierra se ha alejado del sol
y es de noche

(Setenta líneas sobre campos en la oscuridad)

tan oscura parece un suelo placentero
tan oscura parece nacional



3.


lo más temprano antes del amanecer     Justo
antes del atardecer

ocaso     (entre el día
y la oscuridad)

está que empieza    Y con tiempo
podría hacerlo yo

termina la infancia
El tiempo una cosa vieja y calva     un sirviente

(Haz esto

o lo otro) El tema del tiempo
Y así seguimos por las profundidades de

la infancia (arrebol de luz en los árboles)
El alba

por morirse
se ha revelado     Mediodía o mañana

se mueven sin madre

(Oh mujeres mujeres miren) cómo mis palabras
brotan

prendiendo y tropezando     En el sentido del sol
con espadas y holas

una danza de disfraces
donde la respiración más respira     (Los libros

se encienden
mi pieza está brillante) Mundo que hice

borde vacío
La casa del padre cayendo por siempre

Atrapa y bosqueja la tarde fría




    Trad. Enrique Winter



De Silencio Pitagórico, 2019

Juan Gelman (Argentina)


EL INFIERNO VERDADERO

"Entre las 5 y las 7/cada día,
ves a un compañero caer/no pueden
cambiar lo que pasó/el compañero
cae y ni la mueca de dolor
se le puede apagar/ni el nombre o rostro
o sueños por los que
el compañero cortaba la tristeza
con su tijera de oro/se paraba,
a la orilla de un hombre o una mujer/
le juntaba todo el sufrimiento
para sentarlo en su corazón
debajito de un árbol/

el mundo llora pidiendo comida/
tanto dolor tiene en la boca/
es dolor que necesita porvenir/
el compañero cambiaba al mundo y le ponía pañales de horizonte/

ahora lo ves morir/cada día
pensás
que así vive/que anda
arrastrando un pedazo de cielo
con las sombras del alba/donde
entre las 5 y las 7/cada día/
vuelve a caer/
tapado de infinito"





(En el día internacional del detenido desaparecido)

Magdalena Caparovska (Macedonia, 1983)


Separación 

 

Separación es la tierra sin ti
Pero también es aquél árbol en el que florecemos.
Separación es el reloj de arena de mi cocina
y la mirada nebulosa desde tu ventana.
Separación es este desierto
Una separación sobre mis córneas de color telaraña
Separación son todos los puntos que hacemos
y que se vuelven enteros
formando
en líneas y secuencias
una gran grieta.
Separación es también el puente
cuando tus pasos andan por él como en una
ajena compañía
y mi soledad permanece allí abajo.
Separación es el rayo
Un rayo roto en la profundidad marina.
Separación es el cráter donde
se fusionaban nuestros cuerpos
Separación es el abismo que robamos
separados están también nuestros labios,
las palmas de nuestras manos;
el mundo que habitamos es una maravillosa,
amplia, urgente, incierta e inquieta separación.
 
 

 ( Fuente: Asamblea de palabras, incluido en Vallejo & Co.  trad. de Marco Vidal González).

jueves, 29 de agosto de 2019

Floridor Pérez (Chile, 1937 - 2019)


Donde crecimos





No hemos vuelto a la casa donde crecimos.
Ella pensaba que pronto regresaríamos
como días de lluvia
pero no la volvimos a ver
como a la primera niña que amamos.
El viento hojea el libro en que aprendimos a leer.
Volvamos al cuarto donde la madre remendaba
y hallemos la aguja y el dedal de la gallina ciega,
y en el baúl de los abuelos aquellas botas de montar
que creímos únicamente hechas
para retratarnos en las plazas de provincia.
La lluvia vuela como todas las bandadas.
La única calle de la aldea
llega a todas partes
saltando puentes de madera: pasa
frente al Correo, la Escuela, el Retén, el Boliche;
va a la iglesia los domingos
y el día que partimos
fue con sus dos veredas a la estación del pueblo.
en Para saber y cantar, 1965



(Fuente: Descontexto)

Mark Strand (Canadá, 1934 - 2014)


Los Muertos
Las tumbas crecen en profundidad.
Los muertos están más muertos cada noche.
Bajo los olmos y la lluvia de hojas,
Las tumbas crecen en profundidad.
Los oscuros dobleces del viento
Cubren el suelo. La noche es fría.
Las hojas son azotadas contra las piedras.
Los muertos están más muertos cada noche.
Una oscuridad sin estrellas los abraza.
Sus rostros se ensombrecen.
No podemos recordarlos con claridad.
Nunca lo haremos.

The Dead
The graves grow deeper.
The dead are more dead each night.
Under the elms and the rain of leaves,
The graves grow deeper.
The dark folds of the wind
Cover the ground. The night is cold.
The leaves are swept against the stones.
The dead are more dead each night.
A starless dark embraces them.
Their faces dim.
We cannot remember them
Clearly enough. We never will.



(Fuente: Buenos Aires poetry)

Eduardio D'Anna (Rosario, Argentina, 1948)


PALACIO


Reviso mi vida:
no conozco otra.

¿Qué viento agita el mar, afuera?
Sé que hay perfumes en él,
y también en el pasto.
Y en las casas. Cada casa
tiene, lo sé.

Pero no puedo interesarme en ellos.
Y reviso mi vida. Y me doy cuenta
que no me interesa tampoco.




PALACIO (II)


Lloro lo que le falta a la lluvia
para llegar al suelo: diez centímetros
al menos. Las viejas piedras
se lavan de futuro conmigo.

La piel de esta ciudad no puede
ser tocada sino por los hombres:
se alejó mucho del desierto, de la alegría
del alma de los bárbaros.

Yo lloro y pienso encima de los ritmos
venerables, vetustos, que no se pueden
deshacer más, pisamos lo que lloro
no preso del poder, de la costumbre.

De construir el palacio y verlo irse,
verlo crecer, y no jugar en él
sino mirar afuera, desde
ningún adentro.




FINALIZAN LOS POEMAS



Paseando por las suaves colinas
llenas de árboles recién plantados
que serán mañana los bosques
de los dioses, se siente
el olor a humo. El dulce
olor a ahumado que viene
de las chozas, que anuncia
la estación donde las armas
se guardan y se preparan.
El otoño hitita comienza.



(Fuente: Poéticamente correcto)

Alfonsina Storni (Argentina, 1892-1938)


Sábado

 

Me levanté temprano y anduve descalza
Por los corredores: bajé a los jardines
Y besé las plantas
Absorbí los vahos limpios de la tierra,
Tirada en la grama;
Me bañé en la fuente que verdes achiras
Circundan. Más tarde, mojados de agua
Peiné mis cabellos. Perfumé las manos
Con zumo oloroso de diamelas. Garzas
Quisquillosas, finas,
De mi falda hurtaron doradas migajas.
Luego puse traje de clarín más leve
Que la misma gasa.
De un salto ligero llevé hasta el vestíbulo
Mi sillón de paja.
Fijos en la verja mis ojos quedaron,
Fijos en la verja.
El reloj me dijo: diez de la mañana.
Adentro un sonido de loza y cristales:
Comedor en sombra; manos que aprestaban
Manteles.
Afuera, sol como no he visto
Sobre el mármol blanco de la escalinata.
Fijos en la verja siguieron mis ojos,
Fijos. Te esperaba.

miércoles, 28 de agosto de 2019

Pablo Fante (Chile)


El aire que consumo...






   El aire que consumo, aspiro o boto,
la comida –energía que me integro–
y aun, distraído, el extraviado tiempo
–todo este yo que sin razón malogro–,
     todo pierdo al rodar en la espiral
de no saber adónde crezco: a qué
nací a ocupar espacio en otros, sed
de chupar savias, de tragar, botar;
     en el centro de la espiral el viento
sopla exhalando al mundo en su ignorancia
a mejor no saber, sólo lactancia;
     y empero el mundo gira, aquí, de nuevo,
renovando energías y en el ser
todos parte de todo, todos sed.




en Sed de fluir, 2010

(Fuente: Descontexto)

René Char (Francia)


A la salud de la serpiente





I
Yo canto el calor con rostro de recién nacido, el calor desesperado. 

II
Le toca al pan romper al hombre, le toca ser la belleza del amanecer. 

IV
En la ronda de la golondrina una tormenta se forma, un jardín se diseña. 

V
Siempre habrá una gota de agua que dure más que el sol sin que el ascendiente del sol sufra por eso.

VII
Lo que viene al mundo para no trastornar nada, no merece ni consideración ni paciencia. 

XI
Tú harás del alma que no existe, un hombre mejor que ella. 

XX
No te encorves smo para amar. Aun muerto, sigues amando. 

XXIV
Si habitamos un relámpago, allí está el corazón de lo eterno. 

XXVI
La poesía es de todas las aguas claras la que menos se demora ante los reflejos de sus puentes. Poesía, vida futura en el interior del hombre que ha ganado en calidad. 


en Antología de la Poesía Surrealista, 1961

Ana Pérez Cañamares (España)

Capitalismo 



El hombre seboso y trajeado se cuela en nuestra cama cada noche
después de follarse al universo viene a susurrarnos nanas
su obsesión por nosotros no descansa nunca
en nuestros sueños nos persigue
con su disfraz de perro, de vendedor, de cura
de espiga de trigo, de pistola en el bolsillo
su disfraz de muerte, su disfraz de vida
sé que tú le gustas con ojeras
yo le pongo cachondo cuando estoy cansada
me quiere flaca aunque me tienta con chucherías
y a ti elegante aunque te duelan los huesos
me empuja a emborracharme pero no por diversión
sino para olvidar
que mis horas de ocio se cierran siempre con balance negativo
cuando estamos a punto de enfermar por agotamiento
nos premia con unas vacaciones
y nos tiende los billetes como el cazador
lanza un hueso al galgo que ahorcará mañana
me instiga a desear cosas que no necesito
aunque él nunca tiene para mí un regalo
dice que mis enemigos son aquellos
que quieren lo mismo que yo
porque no hay bastante
nunca hay bastante para todos
y nos cobra por lo que no es de nadie
por el agua de lluvia
por el sol y la arena
por los claros del bosque
y los manantiales
secuestra a mi amor durante 10 horas cada día
y cada día me lo devuelve más viejo
con sus brazos lascivos abraza a mi hija
y yo grito ¡huye!
-he visto los primeros signos de rendición
en su rostro inocente-
pero no sé mostrarle la puerta de salida
y más que mi felicidad, lo que a él le preocupa
es atisbar en mi cara un rastro de consuelo
que me permita llegar hasta la próxima tregua
cada día me pone café en los labios
para que aguante, y luego una pastilla
que me aplaque los nervios para que descanse y duerma
mientras él sigue haciendo conmigo lo que le viene en gana
(a veces se tumba sobre mí y yo con los ojos abiertos
miro al techo, y si se da cuenta me dice
que ya va siendo hora de pintarlo)
envenena la comida con que me alimenta
me prohíbe fumar mientras engorda mi ansiedad
y me quita los chupetes que podrían consolarme
provoca mi llanto
y después me obliga a maquillar las señales de la tristeza
si me pongo rebelde, ríe paternalista
cuenta que él también pasó por esa época
y mi rebeldía la rebaja a moda
que luce en camisetas los sábados por la mañana
cuando sale a comprar los cruasanes y el periódico
él me da detalle de cada asesinato, de todas las guerras
de las violaciones y los golpes de estado
pero tanta información me deja sorda y ya no escucho
los crujidos ni los llantos en voz baja
las señales del desmoronamiento
y él calla que cada muerto, cada herido
las mujeres violadas y los que sufren torturas
todos recibieron su visita antes de convertirse en lo que son ahora
se zafa de las culpas con promesas
pero yo sé que una palabra suya
bastará para condenarnos
y si desaparece es para espiar a salvo y oculto
en los bares, en los hoteles, en los baños, en las celdas
tengo que darle las gracias porque
¡tú eres una mujer moderna!, grita animoso
de las que habla inglés, trabaja en casa y en la oficina
va al gimnasio y aparenta menos edad de la que dice el dni
tienes nociones de pedagogía aunque apenas veas a tus hijos
y además fuiste bendecida con una vocación
para que puedas sentirte mejor que otras
(y yo callo que yo no quiero ser artista
si eso va a convertirme en diferente
porque ya me siento lo bastante sola
y no quiero competir en más carreras)
si muestro debilidad, susurra, todos querrán aprovecharse
(como si él dejara algo para los otros)
mejor será que despliegue arrogancia
(con todos menos con él)
de todo me habla pero no de quién recogerá los restos del naufragio
ni en qué lugar nos reuniremos los náufragos para organizarnos
para hacer un fuego, compartir la comida y quitarnos el frío
aunque antes hay que hacer acopio de fuerzas
para no abandonarse cada uno en su rincón
Un día, no sé cuándo, yo le voy a cobrar
sus cadáveres, las humillaciones
el secuestro de la inocencia
el expolio de los sueños
yo le voy a cobrar, no sé cuándo
y la primera puñalada que le voy a meter
va a ser por las caricias que no nos dimos
por los polvos que no echamos
tú y yo
cada vez que se cuela en nuestra cama
y nos dice que mañana, mañana, mañana
mañana el despertador sonará a las 6.30
y veinte minutos más de sueño
nos harán mejores soldados a su servicio
Te lo juro, mi amor. Una puñalada
por cada polvo que nos robó
y luego ya el resto, por los presos, por los indigentes
por los que dejan atrás casa y familia
por el dolor que no merecemos sufrir ni ver
por los campos arrasados
por los animales que se hacinan
por los niños que trabajan
por los ojos que se cierran por el cansancio y la muerte
por el tiempo que no volverá
por la vida que nos robaron
por la vida
mi amor
por la vida.

Eduardo Milán (Uruguay, 1952)



POLÍTICA la música y política la arena,
políticos el viento y sus alrededores.
Político el silbido de la serpiente
superficial sobre la arena superficial,
su seseo dejó una huella. Vean:
SSSSSSSSSSSSS -dejó una huella.
El viento sobre la arena la borrará,
su goma de borrar seseos, silbidos
para que sólo haya un silbido sin tiempo,
el suyo, sin memoria. Porque si no es de la memoria
de lo que se trata de qué se trata esta embestida
de la bestia que se vistió de nosotros, de plural,
de primera persona del plural: masa.
Más que de pan habría que hablar de Pan,
Pan los trajo aquí donde la ausencia es mayúscula.





EL POEMA  que se dio cuenta
Que permanecería sólo en la deriva
De escribir sobre el poema
Salvaba así su vida. No temas -se dijo-,
El tema del poema es el poema.
Fuente que se alivia: parió.
Autonomía, autonomía.
Grito que se despliega por el pueblo
Que sobre sí mismo se dobló
Por un momento, respiro, por aliento,
Al poema le salvaste la vida.
Y también lo invisible, inocente
Reino que no se reduce.



Matías José Morales (Chile, 1988)


LINKLATER


En la película Boyhood
la gente desaparece
sin previo aviso

tampoco
hay ni una sola
transición a negro.

¿Cuántos padrastros
caben en un metro
cuadrado?

El ardor
hace imposible
dejar de aletear los párpados.

En la vida real
la gente simula
estar en películas francesas
y la banda sonora
la aporta el pecho
o los dientes al tocar el suelo.

Linklater supo cómo
hacer bailar al resto del cuerpo
cuando el corazón se jubila
y se encierra voluntario
a jugar dominó
en su asilo muscular.

En el jardín de medianoche
un tejano dirige
una orgía de rosas rojas:

la sangre salta para todos lados
cuando espinas se usan como falo
para darle vida
a la parte desecha del tallo, y el talento
de Richard consiste
en que eso
nunca se nota.

Cacamatzin de Tetzcuco (México, Imperio azteca, 1483-1520)


Cantos de Cacamatzin

 

Amigos nuestros,
escuchadlo:
que nadie viva con presunción de realeza.
El furor, las disputas
sean olvidadas,
desaparezcan
en buena hora sobre la tierra.

También a mí solo,
hace poco me decían,
los que estaban en el juego de pelota,
decían, murmuraban:
¿Es posible obrar humanamente?
¿Es posible actuar con discreción?
Yo sólo me conozco a mí mismo.
Todos decían eso,
pero nadie dice verdad en la tierra.

Se entiende la niebla,
resuenan los caracoles,
por encima de mí y de la tierra entera.
Llueven las flores, se entrelazan, hacen giros,
vienen a dar alegría sobre la tierra.

Es en verdad, tal vez como en su casa,
obra nuestro padre,
tal vez como plumajes de quetzal en tiempo de verdor,
con flores se matiza,
aquí sobre la tierra está el Dador de la vida.
En el lugar donde suenan los tambores preciosos,
donde se hacen oír las bellas flautas,
del dios precioso, del dueño del cielo,
collares de plumas rojas
sobre la tierra se estremecen.

Envuelve la niebla los cantos del escudo,
sobre la tierra cae lluvia de dardos,
con ellos se oscurece el color de todas las flores,
hay truenos en el cielo.
Con escudos de oro
allá se hace la danza.

Yo sólo digo,
yo, Cacamatzin,
ahora sólo me acuerdo
del señor Nezahualpilli.
¿Acaso allá se ven,
acaso allá dialogan
él y Nezahualcóyotl
en el lugar de los atabales?
Yo de ellos ahora me acuerdo.

¿Quién en verdad no tendrá que ir allá?
¿Si es jade, si es oro,
acaso no tendrá que ir allá?
¿Soy yo acaso escudo de turquesas,
una vez más cual mosaico volveré a ser incrustado?
¿Volveré a salir sobre la tierra?
¿Con mantas finas seré amortajado?
Todavía sobre la tierra, cerca del lugar de los atabales,
de ellos yo me acuerdo.



(Fuente: Asamblea de palabras)

martes, 27 de agosto de 2019

Ocean Vuong (EEUU, 1988 / Hijo de padres vietnamitas)



Telémaco


Como cualquier buen hijo, saco a mi padre
del agua, lo arrastro del pelo
por la arena, sus nudillos dejan un rastro
que las olas se apresuran en borrar. Porque la ciudad
más allá de la orilla ya no está
donde él la dejó. Porque la catedral
bombardeada, ahora es una catedral
de árboles. Me arrodillo a su lado para ver cuánto
podría hundirme. Sabes quién soy,
ba? Pero la respuesta no llega. La respuesta
es la marca de un disparo en su espalda, salpicando
agua de mar. Aunque sea él, todavía pienso
que podría ser el padre de cualquiera, encontrado
de la forma en que una botella verde aparece
a los pies de un niño conteniendo un año
que nunca ha tocado. Toco
sus orejas. Inútil. El moretón
del cuello. Lo doy vuelta. Para
enfrentarlo. La catedral en sus ojos de mar oscuro.
La cara no es mía pero es la que usaré
para dar las buenas noches a mis amantes:
de la misma forma en que sello sus labios
con los míos y comienzo
el fiel trabajo de ahogarme.


*


Destructor de hogares


Y así fue como bailamos: con los vestidos blancos
de nuestras madres derramándose a nuestros pies, el fin de agosto
ponía en nuestras manos un rojo oscuro. Y así fue como amamos:
un quinto de vodka y una tarde en el ático, tus dedos
acariciando mi pelo – mi pelo era un incendio forestal.
Cubrimos nuestros oídos y el arrebato de tu padre se convirtió
en palpitaciones. Cuando nuestros labios se tocaron el día se encerró
en un ataúd. En el museo del corazón
dos personas decapitadas construyen una casa en llamas.
La escopeta siempre estuvo sobre la chimenea.
Siempre otra hora que esperar – solo para rogarle a algún dios
que la devuelva. Si no el ático, el auto. Si no el auto,
el sueño. Si no el niño, su ropa. Si no vivos,
cuelga el teléfono. Pues el año es una distancia
que recorrimos en círculos. Que es como decir: así fue
como bailamos: solos en cuerpos dormidos. Que es como decir:
Así fue como amamos: en la lengua un cuchillo que se convierte
en una lengua.

Camila Ríos Armas (Venezuela, 1989)


Mudanza

 

Todo comienza por el deseo. O quizás el cansancio. El querer habitar lo inhabitado.
No ser pilar ni rosa.
Todo comienza cuando quieres que la roca sea otro, construir en medio de la nada
el más fuerte espacio del todo.
Todo comienza por coleccionar el vacío. Cajas desarmadas en las aceras de la
ciudad, detrás de los comercios, en una esquina, al lado de la bicicleta oxidada.
Cinta adhesiva y marcador.
Todo comienza porque quieres trasladarte introduciendo cada fragmento de una
vida en un cubo degradable que firmemente deje dicho lo que adentro lleva.

Organizar la vida. Catalogar los recuerdos en “perdurables” y “para donar”.
Darse en el objeto.
Botar el colchón de 25 años que no vale una casa nueva.

Date cuenta que no podrás llevarte las manchas en la pared
o el olor a madera no pulida
el árbol de higos testimonio del consumir de las estaciones.

Date cuenta que ya no serás el pomo de esta puerta
128 ya no es número que te oriente.
Tus pasos dejarán de ser ciegos movimientos sobre lo sabido.
Lloverá tu cuerpo lo nuevo con cautela.

Dejarás las luces prendidas para asegurar tu verticalidad.

Le darás lugar primero a las cosas.

Amplio espectro de lo inédito será tu orientación.

Tendrá la vista nueva ascendencia sobre los árboles.
Silencioso pájaro cantará en lo blanco
y serás deseo del otro
casa sin ruidos
piso sin pelos de perro
escalera oscura noche de lo que siempre han sido.
 
 
 
(Fuente: Asamblea de palabras)

Marco Antonio Murillo (México, 1986)


Fragilidad de la isla

 

Los sopladores de vidrio de Murano tienen una tristeza azul en las llagas.
Funden     tallan     dan forma a la arena     la vuelven una mujer como una gota abierta o una barca que pesa menos que el aire de sus pulmones.
Saben que el fuego no es metáfora de una vida profunda duele     y arde     los huesos en transparencias.     El fuego cuando toca la piel no forma islas     sino un mar     que repliega sus agujas en la raíz de la lengua.
Esta labor de pulir la tristeza contra un mineral     de enfriar el fuego hasta encontrar la paciencia del agua es una magia que los vidrieros aprenden     en el brillo y la escama mineral de algunos peces.
Los hombres que trabajan el vidrio son los verdaderos ladrones del fuego     tarde adivinan su acertijo      los reflejos que dejan los cristales son un azul más vasto que el cerco de las llamas:
El fuego es una lenta máquina que consume
y evoca su propia dicha
el hombre es una mano     el fuego su lenguaje
el cristal habla a través del aire     duerme
un sueño de hielo
aquel que trabaja el fuego     debe amar el fuego
y al vidrio como a una mujer.
La verdad el fuego hunde en la bruma las cosas que soñamos.
Por la noche los vidrieros se reúnen junto a los hornos del taller y ante una lámpara de aceite planean su exilio     y mueren bajo un puente     o al salir de casa.
Todo lo que una vez ardió es arrojado al agua que puede quebrar el rojo vivo de los cristales.     La muerte entre llamas     la muerte     a orillas de un mar que no se apaga es la menos solitaria de las muertes.
Los sopladores de vidrio de Murano tienen una tristeza azul en la llaga de las manos.
Alguno trabaja descuidadamente los cristales     y es la única venganza de aquellos que odian y preguntan la amorosa orfebrería que se cumple en el fuego.
Otro más los trabaja y los pule como si fueran sílabas     los peces le enseñaron otra forma del mismo secreto:
sólo el poema permite imaginar cómo es salir de una isla.
 
 
 
(Fuente: Asamblea de palabras)

lunes, 26 de agosto de 2019

Roberto Juarroz (Argentina)


 Los rostros que has ido abandonando...


Los rostros que has ido abandonando
se han quedado debajo de tu rostro
y a veces te sobresalen
como si tu piel no alcanzara para todos.


Las manos que has ido abandonando
te abultan a veces en la mano
y te absorben las cosas o las sueltan
como esponjas crecientes.

Las vidas que has ido abandonando
te sobreviven en tu propia sombra
y algún día te asaltarán como una vida,
tal vez para morir una vez sola.

Paco Urondo (Santa Fe, Argentina, 1930 - 1976)


La arena eterna y movediza
de tu vientre; tu espalda -almohada del amor-, los
desfiladeros, las cumbres de tu cuerpo; las imperfecciones
que enternecen. La voluntad
de ser libres, como cualquier país
subdesarrollado, enceguecido, dispuesto a la guerra. Hetaira
que busca su aire y su placer
compitiendo inútilmente con el brazo de mi privilegio.
.
El muslo enjoyado, el montón
de trigo que baja de tu cintura hebrea, los dos
cabritos, la torre
del cuello; sos
hermosa como los racimos, como las manzanas, como el sabor
de tu paladar. A levantarse,
mi amor, a salir a los campos,
a ventilar esta ciudad inseparable y maldita.
.
Aspiraba a muy poco. Sólo
quería el sol de tu cuerpo y las desdichas
de este mundo. Pretendía
las alternativas
del tiempo que raspa el alma y la luz
del testigo y del combatiente. Más tarde,
supe que el precio de
todo amor, de toda compañía, de toda liberaración,
de toda esperanza, era la propia vida, que tampoco dispone.


.
.
.
Liliana Raquel Gelin
.
Como un viejo guerrero, tirando
un manojo de luz a la cara
de los sombríos, ha muerto
una chica de veinte años; pudo
ser mi hija. Avilantez
sobrevolaba su vuelo, amarraron
su aire; no es la muchacha
colgada del frágil designio.
.
Aquí habrá batalla como en los campos
de Córdoba, rayo del dolor, escalofrío
donde murió valientemente una chica
de veinte años: hijita mía,
palomita tremenda, duérmase
mi niña, duérmase mi sol que ya nadie
la va a molestar. El Cuco será derrotado
y sus hermanitos y padres cuidarán
de su jardín, regirán los reflejos de su pasado.
.
Que haya paz en su memoria
por la que vive. Que haya eterna
gratitud por su generosidad eterna.

domingo, 25 de agosto de 2019

Paul Celan (Rumania, 1920 - 1970)


En el arrebol de la tarde




En el arrebol de la tarde duermen los nombres:
a uno
despierta tu noche
y lo lleva, tanteando con blancos bastones
hacia la pared sur del corazón,
bajo los pinos:
uno, de estatura humana,
camina a la ciudad de los alfareros
donde la lluvia entra como amiga
de una hora marina.
En el azul,
pronuncia una palabra
que da sombra de árbol fuerte,
y sus sílabas se añaden
al nombre de tu amor.




Im Spätrot // Im Spätrot schlafen die Namen: / einen / weckt deine Nacht / und führt ihn, mit weißen Stäben entlang- / tastend am Südwall des Herzens, / unter die Pinien: / eine, von menschli- chem Wuchs, / schreitet zur Töpferstadt hin, / wo der Regen einkehrt als Freund / einer Mecrcs- stundc. Im Blau / spricht sie ein schattenvcrhcißcndcs Baumwort, / und deiner Liebe Namen / zählt seine Silben hinzu.
en Obras completas, 1999

(Fuente: Descontexto)

Mary Oliver (EEUU, 1935 - 2019)


Los maestros



El búho en la oscura mañana
el ruiseñor en la encendida
cuesta de la tarde soleada
anuncian con tanta simpleza

al mundo
todo lo que yo he intentado pero aún
no pude
poner en palabras
por eso no me voy
lejos de esta escuela
con su brillo estelar
su techo azulado
porque son mi guía
en el desierto del ser
donde trabajo
con los pasos mentales del lenguaje.



  Versiones de Natalia Leiderman y Patricio Foglia.

sábado, 24 de agosto de 2019

Anna Ajmátova (Rusia)


Jardín




Todo él brilla y cruje,
el jardín helado.
Alguien me ha dejado y muere de pena,
pero sé que no puedo retornar.
La faz apagada del pálido sol,
es sólo una ventana redonda;
sé secretamente quién es ese otro sol
que desde hace mucho brilla a tu lado.
Un presentimiento de desgracia
ha desterrado para siempre mi calma.
A través del fino hielo transparentan
unas huellas dejadas ayer.
Se escondió, apagándose, la faz de aquel sol
entre el sueño mudo de los campos.
Sólo el aire frío conserva el agudo graznido
de una cigüeña rezagada en su vuelo.
1911
en Réquiem y otros escritos, 2000

(Fuente: Descontexto)

Urszula Kozioł (Polonia, 1931)


Desde un museo 

 

No moveré ni una piedra con mi felicidad
no silenciaré el canto del ruiseñor con mis lágrimas
en el árbol de la vida
las hojas son extranjeras las unas para las otras
y una gota de rocío es un mundo distinto.
Luca Signorelli lo sabía:
la muerte de Dios no impide que madure la fresa silvestre
el sufrimiento de Magdalena bajo la cruz
no detiene el vuelo de la mariposa.


       Trad. Fernando Presa González
 
 
 
(Fuente: Asamblea de palabras)

Angel Oliva (Rosario, Argentina, 1970)



Corte VI


Hernán Cortés desde Tabasco
bajo un castaño de Indias retoñando
enrolla y desenrolla el yoyó ético
que el quinto de los Carlos le obsequió
llorisqueando junto a un saco de cebollas.
Hernán Cortés conquistadórico
desconoce el sueño español de la lengua
por eso sueña yoyeando
el sueño de los siete desiertos
donde escancian los setenta y siete
dromedarios mauritanos
de los desertores del reino.
Desde que se desenterraran del centro
de la tierra hasta que se concitaran
en el punto donde más fuerte el viento ruge,
doce astros refulgentes
proyectados en reciprocidad
sobre tinieblas adyacentes,
se concitarían también
para probar que un cubo de luz
equivale a cuatro cúmulos
de nubes, y un trazo de témpera
rojiza al corazón de una manzana.
Por eso Hernán Cortés desde Tabasco
sueña el sueño falso de la lengua,
el sueño de la ñaña, el sueño que
se empequeñece, el sueño que empequeñece
la escritura, que la sueña pequeña, la pequeña escritura.


                De Cortes de un montaje



(Fuente: Vallejo & Co.) 

viernes, 23 de agosto de 2019

Jacobo Fijman (Argentina)


Mortaja



Por dentro;
atrás el rostro.
¡El pasado aniquila!

¡Es en vano que encuentre una herradura
en el estanque turbio de mi imaginación!
El árbol ha cubierto de palomas
mi soledad; pero es en vano.
Desnudo
siempre estoy como una llanura.
Para buscar un cerro
miro las multitudes.
Estoy siempre desnudo y blanco;
Lázaro vestido
de novio;
una mortaja viva
entre el ayer eterno
y el eterno mañana;
una mortaja viva
que llora en mi garganta.



En Molino Rojo

Ida Vitale (Uruguay)


Respuesta del derviche



Quizás
la sabiduría consista
en alejarse si algo vibra
a nuestro movimiento
(porque la horrible araña
cae sobre la víctima)
para ver,
refleja como una estrella,
la realidad distante.
De ese modo
la situación florece a nuestros ojos
—pierde
uno a uno
sus pétalos—
como una especie vista
por primera vez.
Y juzgaremos triste,
vano zurcido
que nada repara,
el dibujo trivial de nuestro gesto,
improbable amuleto
contra la emigración de las certezas.



(Fuente: Biblioteca Ignoria)

Leopoldo María Panero (España, 1948 - 2014)


EL LAMENTO DEL VAMPIRO




Vosotros, todos vosotros, toda
esa carne que en la calle
se apila, sois
para mí alimento,
todos esos ojos
cubiertos de legañas, como de quien no acaba
jamás de despertar, como
mirando sin ver o bien sólo por sed
de la absurda sanción de otra mirada,
todos vosotros
sois para mí alimento, y el espanto
profundo de tener como espejo
único esos ojos de vidrio, esa niebla
en que se cruzan los muertos, ese
es el precio que pago por mis alimentos.

Kate Naess (Noruega, 1938-1987)


Miércoles 

 

alguien tenía pelo negro y ojos azules
alguien tenía pelo rojo y ojos grises: .
eran fríos
alguien llevaba sombrero azul y abrigo azul y vestido
azul con lunares blancos
alguien llevaba puesto el mejor traje
aquello en lo que pensaban
no eran problemas internacionales
o problemas nacionales
pensaban en el amor

alguien tenía quizá pelo rubio pero estudiaba
alguien tenía pelo rubio y trabajaba
alguien que tenía pelo rubio llevaba un vestido violeta
a alguien que estudiaba no le dejaban servir el café
alguien que trabajaba quería poner la mesa
aquello en lo que pensaban
no era el amor
sino grandes problemas

alguien tenía rasgos tristes y ojos fríos y estaba solo
alguien era alto y elegante y tenía ojos indiferentes
alguien daba muchas fiestas y era agradable
y de estatura media y tenía el pelo negro y vestía bien
alguien que tenía rasgos tristes estaba apenado porque
alguien que era alto había desaparecido
y alguien que era de altura media estaba un poco más
preocupado que lo normal
el que estaba solo
sólo pensaba
y sentía

alguien que tenía el pelo rojo y ojos grises
se alegró porque el que estudiaba se alegró
y pensaba que aquel que quizá tenía el pelo rojo
tenía la impresión de que aquel que llevaba el mejor traje
pensaba en el amor
y tenía la sensación de que al que tenía rasgos tristes
le fue ofrecido un cigarrillo por alguien que era de estatura media
y trabajaba y tenía el pelo negro y estudiaba pero
tenía problemas con lo de ser alta y elegante
y desapareció con abrigo azul y sombrero azul
y era agradable y daba muchas fiestas pero
tenía unos ojos indiferentes y ponía la mesa sola
y tenía en realidad pelo rubio y un vestido de lunares blancos
y era solitaria y tenía mucho dinero
no pensaba en problemas nacionales
ni en problemas internacionales
sino únicamente en grandes problemas
pensaba en el amor
pensaba
y sentía
 
 
 
 
 
(Fuente: Asamblea de palabras)

MICHEL HOUELLEBECQ (Francia)




Una vida de nada

 


Yo ya me sentí viejo al poco de nacer;
Los demás luchaban, deseaban, suspiraban;
En mí no sentía más que una añoranza imprecisa.
Nunca tuve nada parecido a una infancia.
En la profundidad de ciertos bosques, sobre una alfombra de
musgo,
Repugnantes troncos de árbol sobreviven a su follaje;
En torno a ellos se forma una atmósfera de luto;
En su piel ennegrecida y sucia medran los hongos.
Yo no serví jamás a nada ni a nadie;
Lástima. Vives mal cuando es para ti mismo.
El menos movimiento constituye un problema,
Te sientes desgraciado y, sin embargo, importante.
Te mueves vagamente como un bicho minúsculo.
Ya apenas eres nada, pero, ¡qué mal lo pasas!
Llevas contigo una especie de abismo
Mezquino y portátil, levemente ridículo.
Dejas de ver la muerte como algo funesto;
De vez en cuando ríes; sobre todo al principio;
Intentas vanamente adoptar el desprecio.
Luego, lo aceptas todo, y la muerte hace el resto.



(Fuente: El hombre aproximativo)

jueves, 22 de agosto de 2019

Anne Sexton (EEUU, 1928 - 1974)


Descalza
.
Amarme cuando me quito los zapatos
significa amar mis largas piernas morenas,
queridas, tan buenas como cucharas;
y mis pies, esos dos niños
a los que se deja hurgar desnudos. Protuberancias,
los dedos de mis pies. Sin límites.
Más aun, mira las uñas y
las articulaciones prensiles y
los diez tramos, raíz a raíz.
Todo enérgico y salvaje, este pequeño
cerdito fue al mercado y este pequeño cerdito
se quedó. Largas piernas morenas y largos dedos morenos.
Más arriba, mi amor, la mujer
está llamando a sus secretos, pequeñas casas,
pequeñas lenguas que te hablan.
.
No hay nadie más que nosotros
en esta casa sobre la lengua de tierra.
El mar lleva una campana en el ombligo.
Y yo soy tu putita descalza por una
semana completa. ¿Te apetece un poco de salami?
No. ¿Prefieres acaso un scotch?
No. En realidad no bebes. Me bebes
a mí. Las gaviotas matan peces,
chillan como niños de tres años.
La espuma es un narcótico, llamando,
Soy yo, soy yo, soy yo
toda la noche. Descalza,
recorro arriba y abajo tu espalda con suaves golpecitos.
Por la mañana corro de puerta en puerta
de la cabaña jugando al pilla pilla.
Ahora me tomas por los tobillos.
Ahora subes por mis piernas poco a poco
y vienes a perforarme en la señal de mi ansia.




(Fuente: El hueso de la palabra)





.






 
.

Peter Laugesen (Dinamarca, 1942)


Qué van a hacer...

 

Qué van a hacer
cuando crezca la presión
la fábrica está cerrada
El enorme enjambre que zumba
a través de la misma frase hacia el interior de la misma frase
cada frase de otro idioma
Introducción a la angustia metafísica
colocada allí donde debe estar la metafísica
en el proceso industrial como legible cadena de frases
Angustia colectiva por cosas colectivas siempre las mismas cosas
el motor cerebral que gira salvajemente y se recalienta
La muerte que siempre es lo que ellos llevan de la mano
aquí en este lugar
Las cosas que esperan siempre y que son
el principio de una frase que ellos en ese mismo instante terminan
desde el otro lado en el otro lado
Cuando paseaban se derretían las grandes pendientes
de vez en cuando y el barro corría por entre los dedos de los pies
cuando paseaban
en el paisaje que se iba haciendo más rígido y más flojo
porque siempre ocurría de aquella manera en dos frases
cuyo contenido material sería el mismo si se tuviera por
material aquella clase de palabras que se tenían por serlo
en aquel tipo de frases
Dulce y silenciosamente brotaba la grisácea ternura
desde ellos hasta entrar en ellos
Las arrugas centelleaban encubrían
desaparecían se abrían paso como ríos
estaban allí todo el tiempo o no estaban
La casa nunca estaba completamente silenciosa
ellos no sabían nada
De todos modos él no estaba
allí sólo estaban todas aquellas deliciosas cosas
cada vez más numerosas
De las que ellos podrían encargarse
si no hubiera otra cosa que pudieran hacer
Será muy hermoso
en todo caso
Hay llamas en los árboles
más tarde caen al suelo
Otras cosas crecen
donde fueron enterradas
Todo es pues de todos
El punto de vista de él no tenía importancia
ella tampoco sabía hacerlo mejor
Ellos no llegarían a saber nunca
todas las disposiciones se tomaban
por encima de sus cabezas
Por la mañana montaban en las bicicletas grises
en la luz jamás desvanecida
Ha llegado el momento de actuar
.en el material más concreto
de todos


        
     Trad. Francisco Uriz
 
 
(Fuente: Asamblea de palabras)

Chika Sagawa (Japón, 1911-1936)





Insectos


Insectos se multiplicaron con la velocidad de una corriente eléctrica.
Bebían de los forúnculos de la corteza terrestre.
Volteando sobre su exquisito disfraz, la noche urbana dormía como una mujer.
Ahora cuelgo mi caparazón para secarlo.
Mi piel escamosa es fría como el metal.
Nadie conoce este secreto que oculta la mitad de mi rostro.
La noche hace que la mujer cubierta de moretones, girando libre con su expresión robada, se vuelva loca de alegría.





Pan de la mañana


En la mañana veo a varios amigos escapar por la ventana.
Tentación del insecto verde. En el vergel una mujer despojada de sus calcetines es
asesinada. La mañana, luciendo un sombrero de seda, la sigue por detrás del vergel.
Lleva un periódico impreso en verde.
Yo, también, debo bajar de la colina finalmente.
Los cafés de la ciudad son hermosas esferas de cristal, y una tropa de hombres se ha ahogado en líquido color trigo.
Sus prendas se diluyen en el líquido.
La dama con su monóculo arranca su último trozo de pan y se los arroja.





El caballo azul


Un caballo marchó montaña abajo y se volvió loco. Desde ese día come comida azul. El verano tiñe de azul los ojos y mangas de la mujer, y luego gira con alegría en la plaza.
Los clientes fuman tantos cigarros en la terraza que los anillos de humo plomizo garabatean en el pelo de las mujeres.
Los recuerdos tristes deberían ser arrojados como un pañuelo. Si tan sólo pudiese olvidar el amor y el arrepentimiento
¡y los zapatos de charol!
Me salvaron de saltar desde el segundo piso.
El mar asciende a los cielos.





Ilusión de hogar


Un chef agarra el cielo azul. Quedan cuatro huellas; el pollo sangra gradualmente.
Aquí, también, el sol colapsa.
Inquisitivos guardianes del cielo. Veo el amanecer.
Una casa blanca vacía donde nadie vive.
Los largos sueños de las personas circundan esta casa muchas veces, sólo para marchitarse como pétalos de flor.
La muerte se aferra con gentileza a mi dedo. Pela las capas de la noche una por una.
Esta casa continúa el brillante camino al recuerdo distante de un mundo distante.





Tarde


Llueve como pétalos de flores.
Golpeados por un peso, insectos descienden de la sombra del árbol.
Se reúnen en el mástil, el rastro de una leve brisa.
Los sonidos son asesinados por el sol, las olas.
Mi esqueleto coloca flores blancas sobre él.
Interrumpidos por pensamientos, los peces escalan el acantilado.





Circulación


Una reja empolvada continúa,
Las hojas van del rojo al amarillo.
Los recuerdos se acumulan en el camino de la memoria. Como si desplegaran lino blanco.
Las estaciones tienen cuatro llaves, se deslizan por la escalera. La entrada está cerrada otra vez.
El árbol azul es hueco. Cuando lo golpean, suena.
Mientras la noche se escabulle
Ese día,
Estoy tan triste como la piel del niño en el cielo.
La eternidad se interpone entre nosotros.
Pierdo incontables imágenes del otro lado.




                Trad. Daniela Morano


(Fuente: Jampster) 

Ocean Vuong (EEUU, 1988)



Algún día amaré a Ocean Vuong
A partir de Frank O’Hara/a partir de Roger Reeves
Ocean, no tengas miedo.
El final del camino está tan lejos
que ya está detrás de nosotros.
No te preocupes. Tu padre es solo tu padre
hasta que alguno de los dos lo olvide. Como la columna
no recordará sus alas
sin importar cuántas veces nuestras rodillas
besen el pavimento. Ocean,
me escuchas? La parte más hermosa
de tu cuerpo es dondequiera
que caiga la sombra de tu madre.
Aquí está la casa cuya infancia
se redujo a una trampa de alambres rojos.
No te preocupes. Tan solo llámala horizonte
y nunca la alcanzarás.
Aquí está hoy. Salta. Prometo que no es
un bote de rescate. Aquí está el hombre
cuyos brazos son suficientemente amplios para abarcar
tu partida. Y aquí el momento,
justo después de que las luces se apagan, cuando todavía ves
la antorcha débil entre sus piernas.
Cómo la usas una y otra vez
para encontrar tus propias manos.
Pediste una segunda oportunidad
y te asignaron una boca donde vaciarte.
No tengas miedo. Los disparos
son solo el sonido de la gente
intentando vivir un poco más. Ocean, Ocean,
levántate. La parte más hermosa de tu cuerpo
es hacia donde se dirige. Y recuerda
que la soledad también es tiempo que pasas
con el mundo. Aquí está
la pieza que los contiene a todos.
Tus amigos muertos pasan
a través de ti como el viento
atraviesa un carillón. Aquí un escritorio
con una pata coja y un ladrillo
para sostenerlo. Sí, aquí hay una pieza
tan tibia y sanguínea,
que, te juro, despertarás
y confundirás estos muros
con piel.






DetoNación


Hay un chiste que termina en — ah?
Es la bomba diciendo aquí está tu padre
Ahora aquí está tu padre dentro
de tus pulmones. Mira cuán liviana
es la tierra después.
Tan solo escribir la palabra padre
es tallar una porción del día
de una página con el brillo de una bomba
Hay suficiente luz para ahogarse
pero nunca para entrar en los huesos
y permanecer. No te quedes aquí, dijo, mi muchacho
roto por los nombres de las flores. No llores
nunca más. Entonces corrí dentro de la noche.
La noche: mi sombra crece
hacia mi padre.


*


Umbral

En el cuerpo, donde todo tiene un precio,
……….yo era un mendigo. Arrodillado,
miraba por la cerradura, no
……….al hombre duchándose, sino a la lluvia
que lo cubría: cuerdas de guitarra cortándose
……….sobre sus hombros redondos
Estaba cantando, es por eso
……….que lo recuerdo. Su voz—
me llenaba profundamente
……….como un esqueleto. Incluso mi nombre
arrodillado dentro de mí, pedía
……….absolución.
Estaba cantando. Es todo lo que recuerdo.
……….Pues en el cuerpo, donde todo tiene un precio,
yo estaba vivo, no conocía
……….una razón mejor.
Esa mañana, mi padre se detuvo
……….—un potro negro inmóvil en el aguacero—
buscaba mi respiración apretada
……….tras la puerta. Yo no sabía que el costo
de entrar a una canción – era perder
……….el camino de vuelta
Así que entré. Así que perdí.
……….Perdí todo con mis ojos
bien abiertos.


*






                           Versiones de Francisco Cardemil



(Fuente: Jampster)


*