Me es imposible imaginarte más
que como eres: el asesino
de mis huertas. Allí acechas
en las sombras, administrando
las conversaciones como Eva
al principio confundió penes
con serpientes. ¡Ay, sé gracioso, alegre
y moderado! ¡No me asustes
más de lo necesario! Tengo
que vivir para siempre.
(Fuente: El hombre aproximativo)
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