viernes, 30 de septiembre de 2022

T. S. Eliot (Missouri, Estados Unidos, 1888-Londres, 1965)

 

  "La tierra baldía"




 
 
 
V. Lo que dijo el trueno

Tras la roja luz de antorcha en sudorosos rostros
tras el helado silencio en los jardines
tras la agonía en las pétreas zonas
el griterío y el llanto
prisión y palacio y eco
del trueno primaveral sobre distantes montañas
aquel que estaba vivo ahora ha muerto
nosotros que estamos vivos ahora estamos muriendo
con un poco de paciencia

No agua aquí solo roca
roca y no agua y el camino arenoso
el camino que sube sinuoso entre las montañas
que son montañas de roca sin agua 
si hubiera agua nos detendríamos y beber
entre las rocas uno no puede detenerse ni pensar
el sudor es seco y los pies están en la arena
si tan solo hubiera agua entre las rocas
muerta boca de montaña de dientes cariados que no puede escupir
aquí nadie puede ni pararse ni recostarse ni sentarse
ni siquiera hay silencio en las montañas
sino seco trueno estéril sin lluvia
ni siquiera hay soledad en las montañas
sino rojos rostros taciturnos que se burlan y gruñen
desde las puertas de casas de barro agrietado
si hubiera agua
y no roca
si hubiera roca
  y también agua
y un manantial
un oasis entre la roca
si tan solo hubiera rumor de agua
no la cigarra
y el pasto seco cantara
sino rumor de agua en una roca
donde el zorzal ermitaño canta entre los pinos
plic ploc plic ploc ploc ploc ploc
pero no hay agua

¿Quién es el tercero que camina siempre a tu lado?
Cuando cuento, estamos solo tú y yo juntos
pero cuando miro adelante del blanco sendero
siempre hay otro que camina a tu lado
avanza envuelto en un manto marrón, encapuchado
no sé si es hombre o mujer
-pero ¿quién es ése al otro lado de ti?

Qué es ese ruido alto en el aire
murmullo de lamento maternal
quiénes son esas hordas encapuchadas moviéndose
en las infinitas planicies, tropezando en la tierra agrietada
rodeadas solo por un chato horizonte
cuál es esa ciudad en las montañas
que se agrieta y reforma y estalla en el aire violeta
torres que caen
Jerusalén Atenas Alejandría
Viena Londres
irreales

Una mujer estiró su larga cabellera negra
y tocó música suave con las cuerdas del violín
y murciélagos con caras de bebé chillaron
en la luz violeta, y batieron sus alas
y se arrastraron cabeza abajo hacia una pared ennegrecida
y patas arriba en el aire había torres
que doblaban campanas recordatorias, que daban la hora
y voces cantaban desde las cisternas vacías y los pozos agotados.

En este decadente agujero entre las montañas
bajo la débil luz de la luna, la hierba canta
sobre las tumbas desmoronadas, cerca de la capilla
allí está la capilla vacía, solo el refugio del viento.
No tiene ventana, y la puerta se balancea,
Huesos secos no dañan a nadie.
Solo un gallo erguido en la cumbrera
quiquiriquí quiquiriquí
en un fulgor de relámpago. Luego una ráfaga húmeda
trajo la lluvia

El Ganges se había hundido, y las hojas débiles
esperaban la lluvia, mientras las negra nubes
se amontonaban a lo lejos, sobre el Himavant.
La jungla agazapada, agachada en silencio.
Entonces habló el trueno
D A
Datta: ¿qué hemos dado?
amigo mío, sangre sacudiendo mi corazón
la terrible osadía de un momento de debilidad 
que una época de prudencia nunca podría retractarse
de este modo, y solo así, hemos existido
lo que no se hallará en nuestros obituarios
ni en recuerdos cubiertos por la benéfica araña
ni bajo sellos rotos por el insignificante abogado
en nuestros cuartos vacíos
D A
Dayadhvan: he oído la llave
girar en la puerta una vez y girar solo una vez
pensamos en la llave, cada uno en su prisión
al pensar en la llave, cada uno confirma su prisión
solo al anochecer, rumores etéreos
reviven por un instante un Coroliano roto
D A
Damyata: el bote respondió
alegremente, a la mano experta en velas y remos
el mar estaba en calma, tu corazón habría respondido
alegremente, cuando fue invitado, latiendo obediente
a manos controladoras

Me senté a la orilla
a pescar, con la árida llanura a mis espaldas
¿Pondré, al menos, mis tierras en orden?

El puente de Londres está cayendo cayendo cayendo

Luego él se escondió en el fuego que los mejora [1]
Cuándo seré como la golondrina [2] -Oh golondrina, golondrina
El príncipe de Aquitania en una torre en ruinas [3]
Con estos fragmentos he apuntalado mis ruinas
Entonces te daré lo que mereces. Hieronimo está otra vez loco.[4]
Datta, Dayadhvam. Damyata. [5]

Shantih shantih shantih [6]
 
 
 
 

En  La tierra baldía / The Waste Land [1922], Atelier 77, Andorra, MMXXII
Traducción de Silvia Camerotto

De la declaración de citas de Eliot (glosa del Administrador):

Poi s'ascose nel foco che li affina. Cita textualmente el canto XXVI de "Purgatorio" (Alighieri, Commedia). El poeta provenzal Arnaut Daniel se identifica como tal ante Dante en la cumbre en la que arde un fuego insoportable pero que no quema ni carboniza a los reos (tampoco a Dante). Arnaut le habla en provenzal, dice su nombre y le ruega que interceda en el Cielo para que su paso por la llamas se abrevie. Dante finaliza el canto y la narración en toscano. Literalmente: 'Luego se ocultó en el fuego que allí refina', palabra esta última que en algunos casos se ha preferido traducir como "purifica".

2 Quanto fia, uti ch chelidon. "Pervigilium Veneris", XXII, poema anónimo del siglo IV, que describe la fiesta nocturna de primavera; anotado en manuscritos hallados en Italia. Eliot cita parte de la queja de un poeta excluido.

3 Le Prince d'Aquitaine a la tour abolie. Cita el soneto "El desdichado", de Gerald de Nerval, siendo la Torre Abolida una carta del tarot, de no muy buen augurio.

4 De La tragedia española, de Thomas Kyd. Siglo XVI

5 Cita completa la frase que venía desgranando: 'Da, simpatiza, gobierna', de los Upanishad

6  Final repetido de un Upanishad: "La paz que va más allá del entendimiento es nuestro equivalente de esa palabra", escribe Eliot.


Foto: © George Platt Lynes/Collection of Valerie Eliot/TS Eliot site



V. What the Thunder Said


  After the torchlight red on sweaty faces
After the frosty silence in the gardens
After the agony in stony places
The shouting and the crying
Prison and palace and reverberation
Of thunder of spring over distant mountains
He who was living is now dead
We who were living are now dying
With a little patience

Here is no water but only rock
Rock and no water and the sandy road
The road winding above among the mountains
Which are mountains of rock without water
If there were water we should stop and drink
Amongst the rock one cannot stop or think
Sweat is dry and feet are in the sand
If there were only water amongst the rock
Dead mountain mouth of carious teeth that cannot spit
Here one can neither stand nor lie nor sit
There is not even silence in the mountains
But dry sterile thunder without rain
There is not even solitude in the mountains
But red sullen faces sneer and snarl
From doors of mudcracked houses
                                      If there were water
   And no rock
   If there were rock
   And also water
   And water
   A spring
   A pool among the rock
   If there were the sound of water only
   Not the cicada
   And dry grass singing
   But sound of water over a rock
   Where the hermit-thrush sings in the pine trees
   Drip drop drip drop drop drop drop
   But there is no water

Who is the third who walks always beside you?
When I count, there are only you and I together
But when I look ahead up the white road
There is always another one walking beside you
Gliding wrapt in a brown mantle, hooded
I do not know whether a man or a woman
—But who is that on the other side of you?

What is that sound high in the air
Murmur of maternal lamentation
Who are those hooded hordes swarming
Over endless plains, stumbling in cracked earth
Ringed by the flat horizon only
What is the city over the mountains
Cracks and reforms and bursts in the violet air
Falling towers
Jerusalem Athens Alexandria
Vienna London
Unreal

A woman drew her long black hair out tight
And fiddled whisper music on those strings
And bats with baby faces in the violet light
Whistled, and beat their wings
And crawled head downward down a blackened wall
And upside down in air were towers
Tolling reminiscent bells, that kept the hours
And voices singing out of empty cisterns and exhausted wells.

In this decayed hole among the mountains
In the faint moonlight, the grass is singing
Over the tumbled graves, about the chapel
There is the empty chapel, only the wind’s home.
It has no windows, and the door swings,
Dry bones can harm no one.
Only a cock stood on the rooftree
Co co rico co co rico
In a flash of lightning. Then a damp gust
Bringing rain

Ganga was sunken, and the limp leaves
Waited for rain, while the black clouds
Gathered far distant, over Himavant.
The jungle crouched, humped in silence.
Then spoke the thunder
DA
Datta: what have we given?
My friend, blood shaking my heart
The awful daring of a moment’s surrender
Which an age of prudence can never retract
By this, and this only, we have existed
Which is not to be found in our obituaries
Or in memories draped by the beneficent spider
Or under seals broken by the lean solicitor
In our empty rooms
DA
Dayadhvam: I have heard the key
Turn in the door once and turn once only
We think of the key, each in his prison
Thinking of the key, each confirms a prison
Only at nightfall, aethereal rumours
Revive for a moment a broken Coriolanus
DA
Damyata: The boat responded
Gaily, to the hand expert with sail and oar
The sea was calm, your heart would have responded
Gaily, when invited, beating obedient
To controlling hands
 
                                    I sat upon the shore
Fishing, with the arid plain behind me
Shall I at least set my lands in order?

London Bridge is falling down falling down falling down
Poi s’ascose nel foco che gli affina
Quando fiam uti chelidon—O swallow swallow
Le Prince d’Aquitaine à la tour abolie
These fragments I have shored against my ruins
Why then Ile fit you. Hieronymo’s mad againe.

Datta. Dayadhvam. Damyata.

                  Shantih     shantih     shantih
 
 
 
(Fuente: Otra Iglesia Es Imposible)

 

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