jueves, 22 de septiembre de 2022

Dafne Benjumea (Sevilla, España, 1993)

 

UN POEMA DE DESDE LA HIERBA

 

 

 

 

II

 

 

 

El álamo alamea

el peral y sus hijillas (qué frutillas)

estos arbolitos por su nombre

 

Sus sombras no es nombre

no me cubren

entonces cogí la manzana

(lloraba y lloraba)

 

hendí incisiva

incisivos sobre la

fruta la humedad

de la fruta

 

el rabillo en la tierra

sus semillas en la tierra

y de ella nacieron

hectáreas de colores

(qué colores)

 

Pensé en la tilde de álamo

y luego pensé que álamo puede venir de alma

o al menos

se asemejan

 

Que por allí vienen los petirrojos

tan ninfos y orgullosos

que se comen las bayas que planté

y me dejan sola

sin hijillos

 

Entonces mi nombre se agranda

me cubre como sombra

como un campo de secano

como el sol

en el secano

 

Es mi vientre esta llanura

 

y digo

¿de qué manera decirte?

 

Ya en la urbe

me animo

me agito

nerviosa

y te observo

 

La cascada del grifo me convierte

en lo que soy

pues ¿quién soy?

 

Creí que bajo la luz mis árboles crecerían

que bajo la luz crecerían alto

que bajo la luz más fulgurosa se elevarían

pero

qué va

no crecen

yacen calcinados

sin pliegues

ni bifurcaciones secretas

 

Entonces mi corazón triste

tigre abuelo que palpa las alas de los buitres

y a la palabra de antaño

se pregunta

 

 

 

Dafne Benjumea

Desde la hierba

 

Ril editores

 

(Fuente: Papeles de Pablo Müller)



 

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