Canción para dos caracoles que van a un entierro
Versiones al español de Sebastián Rojo
El día
Si pudieras tomarle la mano al día
ahora incluso diciendo Ven, Padre
llamándole por tu propio nombre
tal vez de la ceguera podría levantarse
con todo y nudos y telones
y abrir los ojos con que nació.
The day
If you could take the day by the hand
even now and say Come Father
calling it by your own name
it might rise in its blindness with all
its knuckles and curtains
and open the eyes it was born with
Entre los ojos
Guías ciegos han venido por nosotros
los convocamos al pensar en salvarnos.
Estos son los términos
Nada será olvidado nada recordado
Y el orden ellos dicen jamás fue nuestro
Among the eyes
The blind guides have come for us
We summoned them thinking to save ourselves
These are the terms
Nothing is forgiven nothing is remembered
And order they tell us was never ours
A este mayo
Saben mucho acerca del corazón se dice
pero al mundo todavía parecen venir
uno por uno el día el año las temporadas
la primavera de nuevo con sus aves
anidando en orificios en paredes
su alba encontrando la ocasión primera
su luz pretendiendo no moverse
y avanzando siempre como inicia.
To This May
They know so much more now about
the heart we are told but the world
still seems to come one at a time
one day one year one season and here
it is spring once more with its birds
nesting in the holes in the walls
its morning finding the first time
its light pretending not to move
always beginning as it goes
Lluvia de luz
Hace tiempo nos ven diario las estrellas
mi madre dijo ahora me voy
cuando te encuentres solo estarás bien
lo sepas o no sabes que lo entenderás
mira la vieja casa de tarde bajo la lluvia
todas las flores son formas del agua
las recuerda el sol entre una blanca nube
y toca hileras de mosaicos en la loma
los desleídos colores de la otra vida
viviendo aquí antes de que nacieras
velos cómo despiertan sin cuestionar
aunque todo el mundo arda en llamas
Rain Light
All day the stars watch from long ago
my mother said I am going now
when you are alone you will be all right
whether or not you know you will know
look at the old house in the dawn rain
all the flowers are forms of water
the sun reminds them through a white cloud
touches the patchwork spread on the hill
the washed colors of the afterlife
that lived there long before you were born
see how they wake without a question
even though the whole world is burning
W. S. Merwin / Nueva York, Estados Unidos, 1927 – Hawái, 2019. Poeta, ensayista, dramaturgo y traductor. Mereció en dos ocasiones el Premio Pulitzer, además de reconocimientos como el National Book Award [Premio Nacional del Libro] de los Estados Unidos y la designación como Poeta Laureado de su país. Publicó medio centenar de libros de poemas, entre los que destacan Cuatro salmos, Perdurable compañía y La sombra de Sirio, todos ellos publicados en versión bilingüe por la editorial Vaso Roto. Entre las traducciones realizadas por Merwin al inglés, cabe destacar El Lazarillo de Tormes, El cantar de Roldán y el Purgatorio de Dante.
Sebastián Rojo
/ Buenavista, Jalisco, 2000.
Poeta, narrador y traductor del inglés. Kenneth Koch y Kenneth Rexroth,
Frank O´Hara, Donald Hall, Denise Levertov, William Carlos Williams,
entre otros, han sido sus autores predilectos en el ámbito de lo que
prefiere llamar, según palabras de José Emilio Pacheco, a su vez
traductor de poesía norteamericana, "aproximaciones",
antes bien que traducciones. De
manera esporádica es artista gráfico
y, por las noches, detective de Ciudad Gótica. Cursa actualmente la
carrera en Letras Hispánicas en la Universidad de Guadalajara.
(Fuente: Periódico de poesía.unam.mx)
No pienso en otra cosa: este destino
me devora el alma.
C.P. Cavafis
¿A quién engañas dando pena?
No sabes que una mueca no es un rictus
ni una mirada turbia es la que llama a tu nobleza
Pides limosna que no deseas
ni siquiera por el amor de Dios
pides lo que finges no pedir
como expresas lo que no sientes sentir
ese dolor agudo en el costado
esa angustia inexistente
de saber que no es de muerte
el dolor fingido, la tristeza compuesta
Pero sabes bien lo que pides
sabes muy bien dar pena
que la gente verdaderamente buena
se encoja por ti, por tus mentiras
y se apiade de tu impiadoso gesto
tu falsa compostura destinada a quien
tú sabes.
Cuando pase todo
esta cabalgata de los gestos falsos
de las palabras mendaces
y el dolor fingido
y te quedes solo
¿llorarás?
¿Con llanto de hombre que se duele
de lo perdido llorarás bajo este manto
de estrellas de esta noche?
Enrique Montiel
La carta del cielo
(Fuente: Papeles de Pablo Müller)
(Fuente: Maricarmen Darriba Magadan)
Nunca volverás a aquella calle
ni habitarás la ciudad a la que no perteneces, aunque la sientas tan tuya como los dientes. Urbe invisible, calles de neón y hormigón,
ruidos mudos de una ambulancia que rompe la madrugada y hiere tu vínculo con su cartografía,
la de tus sueños y sus temores.
Ahora, la habitas de otra manera
a través de mapas, historias y recuerdos, recorres los callejones del barrio viejo,
las grandes avenidas con casas de putos burgueses que almuerzan en el balcón parapetados de tu mirada. Y el túnel que,
lleno de yonquis, jeringas y cucharas sucias de óxido y restos de caballo, lleva a la montaña naranja
donde por la tarde se refleja la luz amortiguada de los vidrios de los nichos calentados por el sol.
No hay música,
solo las pisadas sobre el pavimento sin asfaltar,
el ruido del deslizar de la grava con el contacto de un neumático y las bocinas del puerto al fondo.
Allí, en el cerro donde el mar se esconde y juega con tu paciencia,
detrás de la sonrisa borrosa
de ángeles de piedra a los que les falta un trozo de nariz.
Todo lo miras detrás de un vidrio, dentro de la muerte
rodeada de una hilera de bombillas eléctricas en forma de vela.
Ni eso es real,
hostiaaaaa
En el reflejo, y a contraluz,
puedes ver tu imagen desenfocada flaco, despeinado y vestido de negro,
con la camisa desabrochada y decenas de amuletos en el pecho abierto.
Detrás, con plena claridad observas
farolas encendidas, paseos y grandes avenidas humeantes.
La ciudad que nunca será y tu frágil invisibilidad.
ni habitaras la ciutat a la què no pertanys, encara que la sentes tan teua com les dents. Urb invisible, carrers de neó i formigó,
sorolls muts d’una ambulància que trenca la matinada i fereix el teu lligam amb la seua cartografia,
la dels teus somnis i els teus temors.
Ara, l’habites d’una altra manera
a través de mapes, històries i records, recorres els carrerons del barri antic,
les grans avingudes amb cases de putos burgesos que esmorzen al balcó parapetats de la teua mirada. I el túnel que,
ple de ionquis, xeringues i culleres brutes d’òxid i restes de cavall, porta a la muntanya taronja
on al vespre es reflexa la llum esmorteïda dels vidres dels nínxols calfats pel sol.
No hi ha música,
només les petjades sobre el paviment no asfaltat,
el soroll del lliscar de la grava amb el contacte d’un pneumàtic i les botzines del port al fons.
d’àngels de pedra als què els hi falta un tros de nas.
Tot t’ho mires darrere d’un vidre, dins la mort
envoltada d’una filera de bombetes elèctriques en forma d’espelma.
Ni això és real,
hòstiaaaaa
Al reflex, i a contrallum,
pots veure la teua imatge desenfocada prim, descabellat i vestit de negre,
amb la camisa descordada i decenes d’amulets al pit obert.
Al darrere, amb plena claredat observes
fanals encesos, passejos i grans avingudes fumejants.
La ciutat que mai serà
i la teua fràgil invisibilitat
Puedes acceder al poemario online en el link:
Fotografía Rodrígo Valero
(Fuente: Voces del extremo)
A punto de cruzar
ese puente del medio del camino
cuando vas eligiendo malgré toi
los llamados placeres sencillos de la vida
-sabiendo que, en el fondo, te eligen a ti ellos,
te suman a su séquito caduco-
simplificas el cálculo del mundo: hasta de la belleza
que presumías tan incalculable.
Y descubres que todo se reduce
a viajar de lo mucho a lo muy menos,
de lo poblado al viento del desierto,
del exceso a lo escaso,
a declinar palabras consabidas
o a declinar sin más, intransitivamente,
a cambiar los magníficos plurales
por un acorralado singular
enarbolando alguna resistencia…
Los puentes inflamables
del medio del camino de la vida.
Foto propia
Tłum. Ada Trzeciakowska
Przekroczywszy prawie
ów most w połowie drogi
kiedy wybierasz malgré toi
tak zwane proste przyjemności życia
– w głębi rzeczy świadom, że to one wybierają ciebie,
dodają cię do swej przebrzmiałej świty –
upraszczasz rachubę świata: nawet piękna
które brałeś za niemierzalne.
Odkrywasz, że wszystko ogranicza się
do podróży od wiele do o wiele mniej,
od zaludnionych ulic do pustynnego wiatru,
od nadmiaru do niedoboru,
do odmiany przez przypadki znajomych słów
lub do zaniku po prostu, nieprzejednanie,
do wymiany okazałych liczb mnogich
na osaczoną liczbę pojedyńczą
wywieszającą flagi oporu.
Łatwopalne mosty
na środku drogi życia.
(Fuente: Ada Lírica)
Obra de Natalia Zourabova |
Ph Bob Fisher |
(Fuente: Emma Gunst)