sábado, 23 de julio de 2022

Lara López (España, 1967)

 

PARROQUIANA Y DOS POEMAS MAS DE  ANTOLOGÍA DE BOLSILLO

 

 

 

 

Parroquiana (a Lidia Jorge)

 

 

Has regresado a Boliqueime.

Tres días y todavía no

se ha desvanecido

la sorpresa de encontrarnos

inesperadamente en aquella plaza,

leo en tu mail. Todavía

sientes la alegría repentina,

la emoción, escribes,

con tu letra escolar en el teclado.

Traduzco o teu lenço vermelho

y me parece oler a trementina.

Vuelvo a abrir los sobres

con reproducciones de Velázquez

y el Greco que solía pegar

en aquellas cartulinas blancas.

Y recuerdo los óleos de G. amontonados

en aquellos talleres inacabables

entre Morata y Chinchón.

Tengo la imagen de tu rostro

(yo también la tuya)

sentada entre esos árboles

y pienso que no sé si te gustó

el pañuelo rojo que no te vi puesto.

¡Tu imagen y la de tu hermano,

escribes, tan joven,

con una sonrisa tan abierta!

En el Algarve, la trama del lino arrugado

sobre la cama. Es verano.

Oigo chicharras y perros

y voces adolescentes que rebotan

a las afueras. Olas desacompasadas,

para recibirte, amiga,

esta noche sin luna.

 

 

 

Tiempo circular (A Esther Muntañola)

 

 

Deja que te coja el brazo, de este lado está bien.

Así puedo ver tu nariz haciendo sombra

a los tilos del paseo. Ya sé que lo estás.

La tristeza es como meter los pies en el agua.

A poco que te descuides, te congelas.

No hay que dejarse la rebeca en casa.

Mira el suelo, la flor de la catalpa.

El viento de estos días, qué primavera rara,

tan lluviosa que parece primavera. Riéte anda,

como si fuera cierto que es ahí donde se quedan

para siempre los ratos muertos. ¿Hace frío?

Un corazón roto, sirve, sin embargo, ¡duran

mucho!

La obsolescencia debe de ser cosa de órganos

más sofisticados. Me sudan las manos.

Lo siento. ¿Te suelto? ¿Llegamos hasta el cruce

y nos volvemos? Aquel verano, una luz

como esta,

el soplo de la brisa oliendo, como ahora,

a espliego y manzanilla, camino a la iglesia.

Sentarnos bajo los castaños para no hablar

de nada.

No te vayas, te digo. Deja que me hagan a la idea

de no volver a verte en un buen tiempo.

 

 

 

Cantueso (a Luz Pichel)

 

 

Trenzo cantueso y romero en flor

unas espigas verdes, esta rama de olivo

y esta otra de laurel que no quemó

la nevada (la higuera y el pruno,

tan fuertes por fuera, no lo han logrado).

El año que viene por estas fechas,

sentadas en el escaño, a la lumbre,

el ramo será ceniza y buscaré canciones

que serán humo tu siguiente

cumpleaños.

 

 

 

Lara López

Antología de bolsillo

 

               Ediciones Liliputienses

 

              (Fuente: Papeles de Pablo Müller)

 

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