sábado, 28 de agosto de 2021

Gregory Orr (Nueva York, EEUU, 1947)

 

 

REUNIENDO LOS HUESOS

                                                                                                                                                                                                                                                               A Peter Orr

Cuando todas las habitaciones de la casa
se llenen de humo, no bastará
con decir que un ángel duerme en la chimenea.

1


Una noche en el establo
El cadáver del ciervo cuelga de una viga.
Envuelto en mantas, un chico vigila
desde un montón de heno. Se duerme
y sueña con una muerte que se acerca:
Dentro de él hay pequeños huesos
dispersos en un prado entre bardanas y hierbajos secos.
Se pasará la vida caminando allí,
reuniendo los huesos.
Las palomas susurran en el alero.
A sus pies, el pastor alemán
chasquea dormido las mandíbulas.

2


Un padre y sus cuatro hijos
bajan corriendo una pendiente hacia
un ciervo que acaban de matar.
El padre y dos de los hijos llevan
rifles. Ríen, se empujan
y no paran de hablar entre ellos.
Un arma se dispara
y el menor de los hermanos
cae al suelo.
Un chico con un rifle
se detiene a su lado,
gritando

 

3


Me acurruco en un rincón de mi habitación,
mirando fijamente dentro del hueco de cristal
de mis manos; muy abajo
lo veo ahogarse en el aire.
Fuera, hojas semejantes a bocas
forman una charca negra
bajo un árbol. Los caracoles se deslizan
ahí, pequeños cisnes de muerte.

4


HUMO

Algo ha tapado la chimenea
y la casa se llena de humo.
Salgo y miro hacia el tejado,
pero no veo nada.
Vuelvo a entrar. Todos lloran,
mientras van de habitación en habitación.
Los ojos les duelen. Este humo
convierte a la gente en sombras.
Incluso después de desaparecer,
de que hayan desaparecido las lágrimas,
lo oleremos en las almohadas
cuando nos tendamos a dormir.

 

5


Vive en una casa de cristal negro.
A veces lo visito, y hablamos.
Mi padre dice que está muerto,
pero ¿qué significa eso?
Anoche encontré a un chico
durmiendo en un nido de huesos.
En la mejilla tenía una cicatriz roja
en forma de hoja.
Lo alcé
y lo llevé conmigo,
a pesar de que no sabía adónde iba.

 

6


EL VIAJE

Todas las noches me arrodillaba sobre una placa de mármol
y restregaba la sangre.
La restregué durante años, y seguía allí.
Pero esta noche los huesos empiezan a quemar
en mis pies. Me incorporo
y echo a andar, y la placa
aparece bajo mis pies con cada paso
un camino blanco del largo de tu cuerpo, apenas.

 

7


LA DISTANCIA

El invierno de mis ocho años, un caballo
patinó en el hielo y se rompió una pata.
Mi padre cogió un rifle, una lata de gasolina.
Permanecí al costado del camino al anochecer y miré
el cadáver que ardía en el prado lejano.
Yo tenía doce años cuando lo maté;
sentí mis propios huesos separarse de mi cuerpo.
Ahora tengo veintisiete y camino
junto a este río, buscándolos.
Se han transformado en un puente
que forma un arco hacia la orilla opuesta.



  Traducción: Jonio González

 

(Fuente: Revista Haroldo)

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