martes, 27 de julio de 2021

Matías José Morales (Talca, Chile, 1988)

 

 

EL POETA INGLÉS

 

Estabas ahí, parado sobre los cables

con una flecha cruzada

de lado a lado en el pecho.

 

Tu mirada puesta

en el horizonte

 

sobre las arterias de la luz, posando

para que el viejo Hughes describiera

tu hambre de levantar cosas del suelo.

 

Es cierto, muchos te desearon la muerte:

tus ojos de poeta

se imaginó el público fuera del cráneo

—cejas se acoplan al movimiento de sus cuerdas

la cabeza se mantiene bajo la almohada

en días nublados

hasta para un cocodrilo amarillo—.

 

El sol

iluminó con amor tu cuadro

plástico fuerte. Mientras afuera

se recogía basura en la playa

 

y volaban preguntas

tras gaviotas con el objetivo

de programar competencia

en nuestra forma de vida.

 

 

TRAP ACÚSTICO

BAJO LA HIGUERA

 

Escúchame, esto es importante:

mis problemas

los entierro en el desierto.

 

Alfombras persas los envuelven

al igual que el vómito morado

envuelve a los promiscuos de nuca

con el pavimento.

 

No me pidas favores

que la virgen cumple

a inválidos bajo semáforos.

 

«Descansa en pis» dijiste junto a la higuera

en San Juan, y lo supe altiro

 

mis órganos se caen del sueño.

 

Tú lo sabes por el sonido sintético

de nubes/pétalos

 

manipulando teclados que generan

atmósferas cómodas

para los amantes de Vangelis.

 

Así que disfrútalo, verme sufrir

es tu derecho de nacimiento.

 

 

ADAM SMITH

 

Salgo

a fumar marihuana —como todas

las mañanas— sentado en el balcón.

 

En el edificio contiguo

unos pisos más abajo, veo a una familia

que toma desayuno y ensaya

genuinas muestras de cariño.

 

Por la paila sobre la mesa

asumo han comido huevos.

 

Colgando de su ventana

un letrero dice SE VENDE.

 

 

EL FILO NO MERECE SER USADO

PARA SEPARAR

 

Todavía me cuesta decidir

si prefiero el torso

o después, cuando el silencio

—fantasía primera

o murmullos de infancia—

se diluye entre gritos del viraje

en dientes de serrucho.

Razón tenían los mensajes escritos

entre la maleza que cubre tu dignidad.

El filo no merece ser usado

para separar miembros.

Es cierto entonces

al tocar sangre lo blanco

todo se complica entre lo conocido

y la presión arterial se desmaya

—se va de espalda al saber el precio

de su existencia—.

El aire puro está cada día

más caro en el campo

y no tenemos los pies

para correr con los zapatos

del Estado.

 

Entonces el tema es:

no sabemos hasta cuándo

podremos caminar descalzos

y ver caer cascadas con glóbulos blancos

sin recibir un premio de consuelo

engomar la conexión

con la cáscara de la madre, cortar

lo continuo.

 

Necesitamos una pluma

y sus tacones para separarnos

del suelo, en eso consiste el primer paso.

 

El segundo

ya no importa.

 

 

AYER PASÉ POR TU CASA

(STEVEN WILSON REMIX)

 

Un corsario busca nudes de enanos

sentado junto a su piscina.

Hace calor y no es verano, es trágico.

Una mujer toma sol junto a él y piensa

en las grandes montañas de los Andes.

La niebla arrastra peces sin escamas

pero con sueños de progreso.

No saben que sobre ellos una estrella

se masturba excitada por las puntas

de un puñal que entra y sale.

En el agua flota un cuerpo bocabajo

y a nadie le importa, la ceguera

viene incluida en el plan básico.

Es un thriller con muerto y todo

podría ser una obra adulta, pero no.

 

 

(Fuente: Poesía Sub25)

 

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