El televisor en casa
nunca se apaga.
Cuando nadie lo ve,
se mira a sí mismo.
Alguien tiene que hacerlo, piensa.
Tiene algunas ideas
de programas que le gustarían.
(Suspenso)
Dos hombres manejan un auto
a través del desierto
con los cadáveres de tres perros blancos
en la cajuela.
Llevan varios días conduciendo,
es notorio que no se soportan más
y uno terminará matando al otro.
A lo largo de la historia,
vemos cómo comenzó todo,
en la boda de uno de ellos.
(comedia)
Durante la decadencia del Imperio Romano,
el hijo de Dios llega al mundo
solo para darse cuenta
de que Jesucristo ha sido crucificado hace siglos.
Mientas trata de ganar adeptos
y explicarse cómo le ganaron su papel histórico,
debe ganarse la vida comerciando fruta
en Costantinopla,
donde comparte casa con dos ladrones
y conoce a una chica misteriosa.
(Documental)
Un grupo de científicos
viaja por el mundo
buscando especies nuevas.
Cada capítulo, logran descubrir una
y ofrecen nombrarla
al mejor postor.
El programa termina
cuando en el planeta predominan los animales
con nombres de zapatos deportivos,
teléfonos celulares y bebidas refrescantes.
El televisor se mira a sí mismo
y pone especial interés
cuando otro televisor
aparece en cualquier escena.
Cada vez que sucede, anota
si el otro televisor está transmitiendo algo o no,
si refleja los objetos a su alrededor o no,
si está sobre una mesa o un soporte propio,
si es viejo o el modelo que podría reemplazarlo.
Guarda todos esos datos.
Algún día van a servir, piensa.
En Palabras que son átomos de un gas venenoso
Ediciones Liliputienses
* Nota: Los KFGC son un colectivo literario, integrado por: Andréi Vásquez, Ánuar Zúñiga, Rodrigo Román, Gerardo Ocejo y Jorge Sosa.
(Fuente: Papeles de Pablo Müller)
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