miércoles, 24 de enero de 2024

Juan José Rodinás (Ecuador, 1979)

 

El mañana está hacia atrás de la vida
(¿Quién puede escapar de este día de hoy?)
 
El despertador deja de sonar. La aguja del reloj
retrocede como una trilladora que marca un círculo
en un campo de avena, esperando alguna forma de la salvación.
El agua se aleja de mi rostro y regresa por las tuberías
a los tanques de reservorio. La pasta de dientes se retira
del cepillo y vuelve al envase. El interruptor se apaga.
Mi cerebro se apaga. Mi cerebro se apaga. Mi cerebro
se enciende como Quito en el crepúsculo.
Inician los días imposibles, ese lunes o martes
donde voy al trabajo todavía con sueño, pero bailo en el metro,
pero bailo en el metro la canción de un viejo loco y pienso
en la flor negra y pienso en la flor inevitable que asciende
y comunica los cerros y las máquinas, y creemos que es
un hecho indescifrable adentro y afuera de las cosas erradas,
afuera y adentro de las vidas medidas, como si equivocáramos
el paso, como si camináramos por un sendero desmontable
-un día próximo que no habrá mañana- en que nada
nos mojará el rostro: esa lluvia sin mí como si estuviera
luminosa, acaso contenida, como si estuviera
luminosa, aquí.
 
 
(Fuente: JJR Facebook)

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