UN HOMBRE ARREA SUS OVEJAS POR UN CAMINO AGRESTE (Tercer Fragmento)
Emula a sus ancestros que también anduvieron por calzadas
pero más duras y cundidas de un sol regio.
Un hombre camina con su rebaño,
lo espolea con la música de una sorda brisa.
Un carnero de oscura y luminosa lana
va delante
poniendo tentaciones como piedras en un camino cósmico.
El pasado vuelve a enredarse en las cadenas del gen
como si fuera las arenas de un desierto
acostumbrado a los pasos un viejo errante.
La noche está lejos aún.
Espera que la luz del ardiente óvulo
se vuelva el silencio de un ojo dormido.
Un hombre arrea sus 144,000 ovejas
por un pasaje escarpado y rodeado de cardos.
Cien van delante de él con su lana sucia
guiadas por un negro carnero que pone a sus pies
las tentaciones que alguien tomó del cielo.
Un hombre guía a su rebaño sin paladear el viento.
Su muda lengua parece tararear:
¡Aquí vamos los exiliados!
¡Aquí vamos todos los muertos!
*De Hacia los Cimientos de lo Oculto (G.E 2019)
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SALIR DE LA ESPERANZA
para entrar
en una carretera
donde los árboles pasan asustados y borrosos
como un hombre cuyos ojos,
van aspirando lerdamente
a la infausta gloria de una fría ceguera.
Aceite.
Asfalto.
Derrape
Haz
moribundo;
tenue atraviesa una niebla
como un armadillo
que se atreve a cruzar una carretera
hacia el bólido de la muerte.
Hay
ojos
que siempre ven hacia La Esperanza
como se ve un futuro escrito
con letras ferrosas,
en una hoja de papel
al borde de una llama
mientras, un sol encabeza
las partituras ardientes del viaje
y una canción se aplaca,
en los remansos agrestes del mediodía.
*De Hacia los Cimientos de lo Oculto (G.E 2019)
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EL ÉXODO NOS QUEBRANTA
como nos quebranta
las cenizas de una casa en llamas
o el marfil de una puerta
que nunca volveremos a abrir.
*De Boca del Diablo (G.E 2020)
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NOSOTROS HEMOS VENIDO A ESTA TIERRA
a saciar la sed de los corderos.
Hemos venido
desde el otro lado de la inmundicia
a poblar este valle,
a arrancar
herrumbrosas cruces,
viejos símbolos del infierno.
Hemos salvado la demagogia
y el canto de malditos señores,
el espanto de los pueblos en desidia
y aquellos que invaden los caminos
como hierbas malas,
como mala bruma,
como fronteras rodeadas de morteros.
Hemos encendido los carbones
que humean libertad en el plexo,
las piedras del poniente.
Ilumina,
ilumina eclipse de luna,
la concavidad de esta noche,
su apagado pulso,
su ojo ciego,
su macilenta aura.
Hemos venido entre el alboroto del polvo,
desde la senectud de los árboles que confluyen
en el bosque del misterio,
a renacer la memoria de este suelo.
Hemos venido nosotros,
los errantes
los anacoretas
los clandestinos
los sin arraigo
los que se resisten a fallecer
en las siniestras manos del sistema,
a sembrar poesía,
a repoblar la memoria,
a vitalizar las flores,
para que fluya el espíritu de la vida.
Hemos venido
desde el otro lado de las llamas estelares
a levantar desde el olvido
la conciencia de los muertos,
el gozo de los tristes,
el sueño de los insomnes,
la música de los ríos,
las raíces de la tierra.
Hemos venido a calmar en este árido valle
la lobuna hambre,
la insaciable,
la antiquísima sed
de los corderos.
*De Cuando la Muerte Deje de Soñarme (G.E 2016)
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NÓMADA
es uno de mis nombres.
Traigo en mis ropas el polvo de mil naciones.
Mi camino
es el universo
y mi hábitat
la dimensión que rondo.
No sé del tiempo
ni del significado que trae la palabra fronteras.
Soy nómada,
sin más posesión que los poemas
que soplan hacia el horizonte
o aletean como gaviotas
hacia el cenit de la nostalgia,
hacia el “sinretorno” de los marchantes.
No tengo estrella por guía,
desconozco hacia dónde se ubica el norte.
No sé de las brújulas ni de isolíneas
ni sé de las estaciones que frecuentan
los sedientos de descanso.
Soy la expansión
y la extensión de un caminante,
de un andariego sin más mañana
que la aurora reptando al ritmo
del arroz y del maíz.
Sombra soy estirándose a su antojo,
hacia la indiferencia del sol,
hacia el viaje constante del ocaso,
hacia el sortilegio del indescifrable devenir.
Sombra soy de la aurora.
Sombra del día soy.
Silueta de la noche,
viajante soy.
Acechanza condenada a errar,
condenadamente bendecido a vagar
en el interminable gozo del paisaje;
Anacoreta sometido
al imperecedero vendaval del destino
y al lacónico juego del azar.
Bien y mal,
vagamundos soy
y mi nombre es:
Desarraigo
Caín
Exilio
Prometeo
Diáspora
Judas
Éxodo
Hades
Luzbel
Destierro.
*De Cuando la Muerte Deje de Soñarme (G.E 2016)
BEDUINO
A Oscar
Amaya Armijo
porque somos de distintos mares
pero de ningún desierto.
Ojalá
fuese un hombre de camellos y petróleo.
De desiertos y oasis. De refugios bajo el sol del Magreb.
Ojalá fuese un beduino rompiendo una tormenta de arena.
Un sobreviviente de los misterios y los espejismos del Sahara.
Ojalá fuese una pantera rugiendo a las orillas del Nilo.
Pero no. No soy beduino.
Aunque en los aviones y los autobuses me miren con sospecha
o que en Cuba me llamaran "Egipcio", solo tengo,
como todo forastero cuya fe es quebrantada por un exilio,
la herencia del mestizo, el collage genético de aquella tierra.
Ojalá fuese un hombre de rebaños.
Pero no.
Soy solo un poeta en este país aparentemente mío,
sin Meca, sin comercio, sin ovejas y sin cabras;
cuyo único valor
es menor que el de una guijarro lanzado
a la generosidad de un charco.
*De Hacia los Cimientos de lo Oculto (G.E 2019)
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LE PONDREMOS COMBUSTIBLE A LOS TANQUES
y los jinetes, no aquellos del medioevo,
sino los que montan las bestias de hierro,
volverán como cruzados
a sus valkirias errantes.
Los motores del mundo
harán que vuelvan a soñar las carreteras
con aquellos locos que aún rugen
la ilusión y la libertad
en la revolución de los pistones.
No pararán de levantarse héroes
renacidos en la velocidad de la vida.
¡Sleipnir!
¡Sleipnir!
¡Sleipnir!
Crujirá el asfalto, el viento,
el espacio, la noche, el tiempo, el día y la muerte
en su veloz rueda.
La gloria siempre será de aquella gente
que renazca del olvido
en la dignidad de las motocicletas
y dispuesta siempre esté a reclamar,
la imperecedera, la magnánima libertad
de las carreteras.
*De Hacia los Cimientos de lo Oculto (G.E 2019)
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NO, NO SIEMPRE NOS HACE FELICES está vida sometida a las terminales, su atolondrada luz, su gravidez de insomnio; su sorna y sus nimbos cegando la tarde que ovejuna va engullendo a los cerros. Su ensombrecida atmósfera, su abrasiva tristeza, su enjuta molicie; su gozo errante; la pena de los autobuses cundidos de tremebundos rostros; canciones horrorosas; dolientes inconfundibles que vienen construyendo desde las raíces y su nacimiento, un perenne velorio, un rostro de féretro, un fardel de dolencias, una preocupada ausencia de todo.
No siempre nos hacen felices las carreteras, cuando falta la pierna o la mano, donde andaba la nuestra. Los ojos que eran los celajes y las auroras boreales; el planeta que nos guiaba, la luz que se iba mansa hacia la noche y nos convertía en sueños la estigia.
No, no siempre somos felices cuando se va a ninguna parte y nadie espera nuestro regreso o las llamadas de quien nos ponía en los ojos la belleza de un mundo en angustia; la belleza de las tierras desconocidas y sus pueblos en asfixia como un pez anclado a un anzuelo.
*De Boca del Diablo (G.E 2020)
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SN
¿A dónde vas hombre de la botella que acabas de pescar la luna?
¿A dónde vas botella de la luna que acabas de pescar al hombre?
¿A dónde vas luna del hombre que acabas de pescar una botella?
¿A dónde vas botella del pez que acabas de enlunar un hombre?
¿A dónde van
hombre,
pez,
botella,
luna?
¿A dónde van, en este mes que es enero,
pero que me parece un noviembre,
luna, botella, pez, hombre?
***
(Fuente: Bitácora del Párvulo)
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