jueves, 1 de octubre de 2020

Juan Romero Vinueza (Ecuador, 1994)

 

 

un poema infinito

un poema

es una reinvención de sí mismo

o de otros poemas

 

ergo:

el poeta que no crea

su propio diccionario

no tiene universo

 

el niño que quiso ser poeta

recapacitó cuando vio que

podía romper cráneos

sin decir una sola palabra

(para eso existen las piedras)

 

además entendió que

la única forma de construir un poema

es recogiendo las piedras que

han roto los vitrales de las iglesias

 

uniéndolas todas con amor y esmero

(risas por parte del niño)

hasta crear una bomba silente

 

luego, obviamente,

habría que arrojarla al vacío

o a algo que se le parezca

                         39 poemas de mierda para mi primera esposa (Turbina, 2018)


un poema común

 

mi nombre es muy común

(cédula de identidad, mahmud darwish)

 

la excepcionalidad

siempre es el ejemplo a seguir

el ansia está en

siempre buscar la diferencia

siempre tenerle miedo a lo similar

 

la meta es hacer (o ser) algo notable

creernos únicos como esos bellos poemas

que solo han sido escuchados una vez en la vida

 

lo que nos aterra es la repetición

no ser vistos como las islas que quisiéramos

como esas insuperables bebidas refrescantes del desierto

 

¡vamos que hasta los oasis se repiten!

¡vamos que no es necesario exagerar!

 

tener un nombre común

en la época de la

reproducción de las masas

no es nada malo

 

no está mal

que tus padres

hayan optado por la facilidad

y no por la creatividad

 

tener un nombre común

es una forma de esconderse

entre una multitud que posee el mismo nombre que tú

 

si llamarse juan no es un pecado

¿por qué escribir un poema común sí debería serlo?

   39 poemas de mierda para mi primera esposa (Turbina, 2018)


un poema x

un poema no necesita tener un significado y,

 como muchas de las cosas de la naturaleza,

a menudo no lo tiene.

(adagia, wallace stevens)

x

puede ser

una letra / una palabra / una incógnita / un universo

o incluso un poema que busca remitirse a cualquier cosa

 

no hace falta que exista un fin exclusivo

para el poema que se busca a sí mismo debajo de una piel

ni siquiera hace falta que se piense en si existe una meta

a la cual un poema x se planteó llegar desde un principio

 

lo único

que le hace falta al poema

(se llame o no se llame x)

es comprender que

lo que ha hecho la poesía durante toda la historia

ha sido básicamente darle vueltas al asunto del ser

 

de si es o no es poesía esto en lo que la hemos convertido

de si se debe o no se debe respetar

a sus padres / abuelos / y / así / ad infinitum

de si en verdad la poesía no debe ser un reflejo de sí misma

o si debe salir de los más bellos y mejores sentimientos del hombre

(no funciona así, pero hay gente que en verdad se lo plantea)

 

si nos fijamos bien

–como lectores atentos que suponemos ser–

caeremos en la cuenta de que

un poema x es / a la vez / todos los poemas

 

si la variable x no tiene

más variables con las que se pueda

formular una ecuación coherente

y / por supuesto / lógicamente desarrollada

x podría ser cualquier cosa

 

tal como ha venido siendo la poesía

y la vida de los seres humanos

 

39 poemas de mierda para mi primera esposa (Turbina, 2018)

 

 

 

(Fuente: La poesía del prójimo)



 

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